Se acaba de editar un curioso, por inesperado, disco que une tres grandes nombres de la historia de la música pop procedentes del pasado, del presente y del más que posible futuro de la misma. A priori, poco o nada tenían que ver una voz como la de la cantante norteamericana Norah Jones y la de Billie Joe Armstrong, cabecilla de ese grupo airado y enormemente exitoso llamado Green Day. Y menos aún ambos juntos homenajeando a unos clásicos del rock & roll eterno como The Everly Brothers. Pero Foreverly, nombre del trabajo, existe y además, funciona.
The Everly Brothers, mitos de una generación
The Everly Brothers, los hermanos Don y Phill, irrumpieron entre 1957 y 1958 con una serie de canciones que fueron auténticos éxitos, mezclando como nadie el incipiente rock and roll con bases directamente tomadas del country y melodías que rezumaban pop por todos sus surcos. Canciones como Bye bye love, Wake up little Susie, Walk right back, All I have to do is dream, When will I be love o (Till) I kissed you ocuparon los primeros puestos de las listas y devinieron clásicas en el imaginario de toda una generación. Pero cuando estaban en pleno éxito ascendente, decidieron dar el arriesgado paso de grabar el disco Songs our Daddy taught us (Canciones que nos enseñó nuestro padre), un compendio de melodías tradicionales entre el folk y el country con las que su padre, el también guitarrista Ike, les había iniciado en el amor por la música.
Y es precisamente ese disco el que han decidido traer a la actualidad la señorita Jones y el señorito Armstrong. Ella, hija del músico de sitar Ravi Shankar (famoso por sus colaboraciones con los Beatles), es una reputada cantante y pianista, además de actriz, que se mueve en los difusos terrenos del jazz, el soul, el pop y el country comercial, no exento de calidad y con una excelente capacidad vocal. Él, el díscolo cantante, guitarrista y compositor de la banda de punk-rock Green Day, que comenzaron en los ambientes underground californianos y que alcanzaron fama mundial a partir de su tercer disco, Dookie, a mediados de los años 90.
Reconociendo ambos su deuda con los Everly Brothers, y tras la sorpresa inicial de tan inopinada unión, Foreverly no sólo se convierte en un homenaje a unos músicos fundamentales, sino que ambos consiguen una más que notable zambullida en las raíces de unos sonidos epicentro de la cultura popular de los últimos dos siglos.