En más de una ocasión, los que amamos el rock & roll y ya comenzamos a tener una edad más que madura, nos hemos preguntado si nuestros hijos y nietos continuarán escuchando una música que durante muchos años se describió como eterna. El imparable avance de la tecnología unido a un concepto meramente mercantilista del pop hace que nuestros niños y jóvenes consideren la música como un simple producto desechable. ¿Cómo conseguir que aquella frase de Neil Young, “rock and roll will never die” (el rock and roll nunca morirá), sea una realidad?
Cada uno aporta su grano de arena, pero muchas veces olvida que a un niño se le gana por la emoción y la claridad. En 2011, la editorial barcelonesa 66-rpm Edicions, especializada en libros sobre música y cultura adyacente al rock, publicó el primer volumen de La Pequeña Historia de Roc, dirigido a lectores infantiles y juveniles. Nos relata las aventuras de Roc, un chaval tímido y con pocos amigos que disfruta yendo a la tienda de discos propiedad de su padre a escuchar canciones que no sólo le hablan de la vida, sino que le abren las puertas a la amistad de otros compañeros. Embelesado por las anécdotas e historias que le relata su padre, va conociendo de primera mano las andanzas y canciones de Elvis Presley, The Beatles, Rolling Stones, Ramones o Bruce Springsteen.
Escrito por críticos
Los autores, Eduardo Izquierdo y Alfred Crespo, poseen una más que reconocida trayectoria como críticos en diversos medios especializados en rock, y cuentan con las espléndidas ilustraciones de Jordi del Río para conformar una narración entretenida y divertida, pero no exenta de la rigurosidad que da el conocimiento y de la emoción necesaria para llegar a un público menor de edad.
Ahora publican el segundo volumen, La Pequeña Historia de Roc: Roc & The Rollers. La pasión de Roc y sus amigos ha crecido y por fin han podido montar un grupo de rock. Y entre canción y canción, podemos seguir las aventuras de mitos clásicos como David Bowie, Bob Dylan o AC/DC y otros más actuales como Green Day.
Unir literatura y rock dirigidos a un público infantil no deja de ser un guiño a sus progenitores. El rock tendrá ya una edad vieja, pero aún un espíritu joven.