Sabido es que a lo largo de su carrera ha dado más de un tumbo. Y también es sabido que quien tuvo retuvo, y a alguien de su importancia siempre habrá de debérsele el respeto merecido. Pero estas últimas semanas pareciera que ha decidido lanzarse al ruedo de la vida y la música loca, como si fuera un adolescente.
Primero fue Kanye West. A finales del año pasado, lanzó la canción Only One, compuesta junto al ex Beatle tras un proceso de colaboración que les llevó a juntarse y ensayar en un apartamento de Los Ángeles. West, marido de la omnipresente Kim Kardashian y uno de los reyes midas del pop norteamericano actual (además de rapero, productor, compositor e incluso joven empresario de éxito en cualquier faceta que toca), se aliaba con McCartney dedicando la canción especialmente a su hija y sorprendiendo a buena parte de sus seguidores más jóvenes, que apenas conocían al de Liverpool.
A finales de enero, la cantante Rihanna, uno de esos nombres que copan cualquier lista que alardee de pop insulso y comercial, o simplemente, cualquier lista de los discos más vendidos del momento, sacaba a la luz su canción FourFiveSeconds, con la colaboración vocal de Kanye West. Ah, y un Paul McCartney aportando coros y teclados.
Si ya su aventura con West había descolocado a más de uno, su acercamiento a Rihanna, presumiblemente de la mano de West, hizo a muchos suspirar por las colaboraciones que hiciera hace un par de años como ocasional cantante en una reunión especial de Nirvana de la mano de Dave Grohl.
Y bien, no parece que McCartney esté dispuesto a parar aquí. Estos últimos días ha sido la mismísima Lady Gaga la que ha dado nueva cuerda a la reciente historia del rejuvenecimiento de la vieja gloria. Subió a su cuenta de Instagram una foto con un comentario que reconocía haber tenido una “hermosa sesión de grabación con Sir Paul McCartney y amigos”. Aún nada se ha podido escuchar, y no son pocos los que se han puesto a temblar ante la posible sudoración fría que provoque el resultado.
Y la pregunta del millón es si el tratamiento al que está sometiéndose el inglés tendrá como destino algún disco especial o sólo es el gusanillo de juventudes pasadas.