La rumba catalana, una de las principales aportaciones a la música popular española, tuvo en él uno de sus principales creadores e impulsores. La muerte de Peret a los 79 años, confirmada por su familia este miércoles, ha puesto de luto al mundo del flamenco. Tras la lucha contra un cáncer que le alejó definitivamente de los escenarios en julio de este año, el intérprete deja así un vacío entre los seguidores y amantes de este ritmo.
Nacido como Pedro Pubill Calaf en Mataró (Barcelona), el 24 de marzo de 1935 en el poblado gitano de Los Corrales, Peret creció en un entorno familiar modesto. Hijo de un comerciante ambulante de tejidos de Reus, desde muy pequeño ayudaba a su padre en la venta, aunque también trabajó como carpintero, tapicero o chatarrero.
Su primera aparición como cantante fue a los 12 años en un festival en el teatro Tívoli de Barcelona, que fue presidido por Eva Duarte de Perón. A partir de ese momento siguió perfeccionando su técnica de guitarra que le llevó a crear la rumba catalana. En sus inicios trabajó durante tres años junto a cantaora La Camboria y a partir de 1957 comenzó a tener éxito y a ser conocido como "el Rey de la rumba".
En 1962 grabó su primer disco compuesto de las canciones Ave María, Lola y Recuerda.
En 1962 grabó su primer disco compuesto de las canciones Ave María, Lola y Recuerda. Tras un periodo en Buenos Aires y Montevideo, en 1967 participó primera vez en el Festival del MIDEM, celebrado en Cannes y al año siguiente volvió a actuar en el mismo certamen con la canción Una lágrima, -el éxito profesional más importante de su vida- que le llevó a ganar el primer premio, cuando aún no era un cantante internacionalmente reconocido. El disco con este tema se convirtió en uno de los más vendidos de 1968.
Ese mismo año, el cantante Tom Jones le invitó para tomar parte en la televisión británica en un famoso "show" de su creación. En agosto de 1968 participó en la ciudad polaca de Sopot en el Festival de la Canción de Europa Oriental, en el que consiguió el Gran Premio del Disco. Por entonces su tema "El gitano Antón" se convirtió en la canción del verano y obtuvo también el premio Ondas de ese año.
Peret representó a España en el Festival de Eurovisión de 1974 con la canción Canta y sé feliz que quedó en novena posición. En esos años ya había hecho su incursión en el cine en películas de baja calidad para dar a conocer sus canciones. Entre ellas figuran: "Amor a todo gas", "El mesón del gitano", "A mi las mujeres ni fu ni fa" o "Si fulano fuera mengano". En noviembre de 1982 abandonó la música, decisión que se dijo se debió a una revelación que tuvo cuando viajaba en coche a Mataró, el 27 de noviembre de 1982. Según sus propias palabras, vio la cara de Dios: "comprendí que había entrado en mi corazón". Entró a formar parte de la Iglesia Evangelista, en la rama de Filadelfia, fue bautizado de nuevo y nombrado Pastor.
El regreso de un intérprete
A principios de 1990, desencantado al no estar de acuerdo con ciertos temas de organización y administración, abandonó la Iglesia de Filadelfia y se dedicó a predicar el Evangelio sin estar integrado en ninguna rama. En esos años se dedicó a diversos negocios y a producir a otros cantantes, como "Chipén" y "El Paló".
A finales de esa década, sus éxitos fueron reeditados incluso con nuevas mezclas dirigidos a las discotecas. Durante estos años de alejamiento del mundo de la canción sólo compuso y grabó dos cánticos religiosos. En marzo de 1991 volvió a la música con un LP titulado No se pué aguantar, en el que contó con la colaboración de "Chipén", "Los Amaya" y su familia. A finales de ese año inició la realización del programa de radio dominical "Rumbeolas", junto con María José Gil, en la cadena Dial. En agosto de 1993 sacó al mercado un nuevo disco, Como me gusta, en el que colaboró su hija Rosa.
Después de dos años de trabajo, en mayo de 1995 apareció el LP Que dusoaren flores, en el que siete de los diez temas son suyos y que dedicó a los políticos. Ese mismo año, coprotagonizó la película Alma gitana de Chus Gutiérrez. A partir de su vuelta a la canción, Peret colaboró en innumerables conciertos solidarios, a beneficio de la lucha contra el sida, Unicef, los niños desasistidos de Barcelona, contra el racismo (Hamburgo, enero de 1993) o para la investigación del síndrome de Down, entre otros.
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Tras publicar Jesús de Nazareth en 1996 se retira por segunda vez de la música, y once años después, en 2007, el rey de la rumba volvió al mundo discográfico con Que levante el dedo, una canción de protesta social dedicada a las prostitutas y que se incluye en el álbum. En el año 2000 salió un disco homenaje titulado Peret, Rey de la Rumba en el que interpretó algunos de sus éxitos a dúo con importantes nombres del pop como Estopa o Jarabe de Palo.
En 2009 fue editado De los cobardes nunca se ha escrito nada, un repaso a sus primeras influencias musicales y en el verano de 2012 realizó una nueva gira por España, llamada Música Contada. Al año siguiente se presentó la película, Cuchíbiri cuchíbiri, del realizador Carles Prats, una reivindicación, a través de la figura de Peret, de la rumba catalana como la verdadera "música pop urbana" del país.
El pasado 30 de julio el cantante, Medalla de Oro al Mérito Artístico de Barcelona, informó de que se le había detectado un cáncer. La enfermedad le sorprendió cuando preparaba el lanzamiento de su primer disco cantado íntegramente en catalán y la grabación de un nuevo álbum en castellano.