Cultura

'Oso vicioso': cocaína y desenfreno en la historia real del animal que causó pavor en un bosque

Llega a los cines una de las películas más locas del momento, basada en hechos reales

Los osos negros, habituales en algunos bosques de Norteamérica, no son especialmente peligrosos, en comparación con otras variedades del oso pardo, como el oso grizzly. Si uno se encuentra con un ejemplar -por ejemplo, en la entrada de un camping de algún bosque idílico de Canadá, algo nada descabellado-, es fácil que este ni siquiera repare en la presencia del humano y, en caso contrario, bastaría con elevar los brazos y aparentar un tamaño que uno no tiene para que este mamífero pierda su interés en la confrontación y continúe su camino.

Eso es lo que piensa la pareja de excursionistas con la que arranca la película Oso vicioso, ambientada a mediados de los años 80, al toparse con un oso negro en las montañas del estado de Georgia, en Estados Unidos. En el momento en el que captan con su cámara una instantánea para el recuerdo, se dan cuenta de que el comportamiento de aquel animal no es normal. Minutos después, el plantígrado, puesto hasta las garras de cocaína, atrapa a la mujer y arranca su pierna.

Esta es solo una de las muchas anécdotas con las que fantasea la película Oso vicioso, una de las cintas más salvajes, locas e inclasificables del momento que, para sorpresa del público, está basada en hechos reales, aunque, eso sí, tan solo recurre a un dato real -la muerte de un oso a causa de una sobredosis de cocaína- para imaginar lo que pudo desencadenar en ese bosque la mezcla explosiva de este animal y grandes cantidades de estimulantes.

Elizabeth Banks, actriz, realizadora y productora, es la responsable de dirigir esta película, que se estrena este viernes en los cines españoles y que cuenta en su reparto con Keri Russell, O’Shea Jackson Jr, Christian Convery-Jennings, Alden Ehrenreich, Jesse Tyler Ferguson, Brooklynn Prince, Isiah Whitlock Jr., Kristofer Hivju, Hannah Hoekstra, Aaron Holliday, Margo Martindale y Ray Liotta, fallecido recientemente y a quien está dedicada la cinta.

Cocaína, sangre y árboles podrían ser los elementos clave de una peli de terror sobre una rave clandestina que termina en tragedia, pero son, en cambio, las palabras que mejor describen lo que ocurrió en 1985, cuando un narcotraficante tuvo un accidente a bordo de un avión cargado de fardos de polvo blanco. La droga quedó esparcida por un bosque y la osa que lo habitaba, de 230 kilos, se dio un homenaje tal que se convirtió en una yonqui peligrosa en busca de más frenesí.

Oso vicioso: sangre y drogas

Oso vicioso es para esta redactora de Vozpópuli una comedia excesiva y por momentos frenética que, eso sí, resulta un poco menos divertida de lo que debería ser, pero que resulta tan bestia como uno lo imagina. No faltan guiños a las snuff movies, con piernas amputadas que saltan divertidas y sangrientas hacia algunos de los personajes que aún se mantienen a salvo, y también al género policíaco de los 80, con sus momentos absurdos y banales.

Además, la película recurre a la nostalgia en su justa medida aunque, eso sí, no escatima en servirse de una banda sonora jugosa que alcanza su cenit con el I just can´t pet enough de Depeche Mode en una de las persecuciones más hilarantes de la película.

A pesar de la sangre a borbotones y de la comedia absurda, la película es comedida, y aunque lo tiene todo para rebasar todos los límites posibles, finalmente resulta incluso correcta

Ante todo, homenajes aparte, hay una osa gigante y aterradora que busca desesperada más y más cocaína, como si se tratara de la versión más extrema de cualquier personaje que deambula de bar en bar en un frenesí y sin control, y esta sinopsis tan absurda ha conseguido convertir a Oso vicioso en uno de los taquillazos del momento en Estados Unidos.

Sin embargo, a pesar de lo demente que puede resultar sobre el guion ver juntas las palabras "oso" y "cocaína", lo cierto es que uno espera que Elizabeth Banks se pase de la raya y esté a la altura de la explosión que causa en la cabeza y lo cierto es que, a pesar de todo, de la sangre a borbotones y de la comedia absurda, la película es comedida. Lo tiene todo para rebasar todos los límites posibles, pero finalmente resulta incluso correcta. Al igual que el oso encocado que busca de esnifar más y más, en esta película el espectador también se quedará con ganas de algo más fuerte.

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