Por avatares del destino, la gira del trapero madrileño Papi Trujillo arranca en Ferrol. La ciudad que vio nacer al Caudillo es hoy un Detroit a la gallega, donde abundan casas abandonadas y puntos de venta de droga. Un hábitat ideal para este cantante y maleante criado en Orcasitas, que fundó el trap español junto a compinches como Yung Beef o Kaydy Cain. Con quince años de carrera a sus espaldas, Trujillo escupe un trap narcótico y pegadizo, enriquecido por un gracejo transatlántico poco impostado: una rama de su familia es dominicana y fue de los primeros españoles en decir 'qué lo qué' o 'mamichula'.
Fiel a su leyenda de indomable, Papi llega a la sala Ruido dos horas tarde y ciego como un piojo. Cuando se sube al escenario, un público variopinto llena el local: raperos comarcales, mafiosos aficionados, crápulas empedernidos... El cubano Flaccosucio pincha las canciones mientras Trujillo chilla, canta y bota, rodeado por G-Peto, Rare Tip y otros trapunkis saltarines. Después del concierto, acompañados por un séquito de fans y artistas, nos sumergimos en la niebla nocturna y emprendemos un largo peregrinaje hacia un after de Narón, cerca del poblao gitano de Freixeiro. Aprovecho la caminata para interrogar a Trujillo y a su santa compaña.
Pregunta: ¿Cómo te ha dado por hacer una gira nacional, después de tantos años actuando de Pascuas a Ramos?Respuesta: Porque ahora creo en la palabra de Dios y quiero repartirla por el mundo. También hay motivos monetarios, pero sobre todo quiero estar con mi gente y que salgan del agujero. Casi todos mis hermanos están presos, están muertos o siguen en el abismo de la venta de droga. Entonces a los que tengo cerca estoy tratando de salvarles con la música, ya que la música me salvó a mí. Porque cuando hago música, contacto con Dios. Mira (me enseña su moreno antebrazo con los pelillos de punta) hasta la piel de gallina se me pone al decirlo.
P: ¿Y por qué has empezado la gira en una ciudad tan remota y extraña como Ferrol?
R:
Iba a empezar en Salamanca, pero al final cancelaron porque decían que no se habían vendido suficientes entradas anticipadas. Pero es que mi gente no compra entradas anticipadas, son como hijos míos, como primos, como yo. Una persona que es como yo no va a estar a las diez en punto en el concierto: a esa hora está a ver si puede cenar, porque está drogado.
R:
Pues nosotros no hemos cenado ninguno, hemos venido todo el viaje desde Madrid colocándonos. G-Peto, que está to' loco con la ketamina, lleva sin comer desde anteayer. Yo igual. Así estoy. (Trujillo levanta su camiseta y me enseña su vientre plano).
R:
Así estaba yo el mes pasado. Pero tuve un despertar de la conciencia y me dije: «No más farlopa, la vida es chingar y estar con la familia». (Risas). Chingar adelgaza y la familia te saca de tus pensamientos impuros.
R:
(Contesta el trapunki Garrix): Papi es el show, es el flow. Ya no es lo que canta, es la energía. Yo vengo de abajo y no voy a lamerle la suela a nadie, lo digo de verdad.
R:
Ha sido la bendición. Ha habido una energía to' bacana, la gente se lo ha gozao y yo me lo he pasado como un niño, como siempre.
R:
Eso va un poco acorde a la situación: si están tos mis tigres, yo lo que suelo cantar pa' mis tigres es trap; y si veo que hay más ambiente de mujeres, tengo que meter más reguetones.
R:
Sí. Los únicos temas que no me puedo poner son los que representan la pérdida de algún amigo. Es una música que no he saboreado monetariamente, pero saber que fueron canciones que solucionaron días difíciles a mucha gente no tiene precio. Ey, huele a porro por ahí, ¿alguien me pasa unas caladas de ese porro? (Se lo pasan). Brrr, esto ya es la chusta...
R:
Fue duro para España. A mí el trap era lo que me engorilaba, y me subí a la ola en cuanto lo escuché porque era un medio para expresarme mucho mejor que el rap. Quizá porque mi vida era más trap: incluso cuando rapeaba, mi lírica ya era trap. Y como productor, en 2007 ya hacía beats de crunk (antecedente del trap, con bases bailables y letras hedonistas).
Casi todos mis hermanos están presos, están muertos o siguen en el abismo de la venta de droga. A los que tengo cerca estoy tratando de salvarles con la música, ya que la música me salvó a míPregunta: ¿A día de hoy comes del cante?
Respuesta:
Sí, gracias a Dios, como del cante y estoy muy contento de ello. Bueno, más que comer puedo decir que sobrevivo del cante. No hago esto por dinero, de hecho el concierto de hoy todavía no lo he cobrado. Sé que el camino de Dios es perfecto y lo que tenga que venir, vendrá. Oye, espera, nos hemos perdido, ¿no? ¿Dónde está to' el mundo?
R:
Sí, creo que nosotras vamos también con esas personas. (Risas).
R:
María y Valentina.
R:
(Valentina): ¿Cómo se llama?
R:
(María): Ah, sí, mi novio estuvo en el concierto.
R:
(Papi): Se habrán quedado drogándose en alguna esquina anterior.
R:
No. Yo tatuado sólo tengo a Hector Lavoe. Para mí Hector Lavoe... es el único que me inspira de verdad. De hecho, últimamente sólo escucho salsa, afro, dembow y algún hit de antes. Pero rap casi no escucho.
R:
Lil Peep es buen artista pero demasiado sad, y yo nunca he sido una persona depresiva. Puedo ver la parte negativa de la vida pero intento cantar cosas épicas, hacer que mi vida parezca épica aunque sea una mierda.
R:
Soy un mestizo criado en España y eso se refleja en mis canciones, querer poner en alta a mis antepasados dominicanos. Y lo mismo con mi parte española: siempre digo que vengo de Orcasitas. En el barrio fui un incomprendido, porque la gente veía mis rasgos y me llamaba moro, gitano, colombiano... no sabían dónde meterme hasta que llegó la comunidad dominicana grande, hace cinco años. Del mismo modo, antes si cantabas al estilo dominicano nadie se enteraba, ahora te entienden y no piensan si eres o no de fuera.
R:
Cantar con un micro normal es como ir en bici, y usar autotune es como montar en moto. Si vienes del rap y no has cultivado tu garganta, porque para un rapero la herramienta es el flow, con el autotune dices: «Ah, que puedo cantar, mi voz puede ser un instrumento». Y entonces abres tu mente y exploras un nuevo mundo.
R: Cuando fui a Argentina. Con Corredores de Bloque hubo reconocimiento en las calles, pero no abrumador. Era una fama chocante, por eso muchos desaparecieron. La gente del barrio me reconocía ya antes de la música. La música siempre ha estado en mi vida, pero como no me daba dinero tenía que buscarme la vida en la calle.
P: ¿Eras un gánster?
R:
Digamos que he sido gánster a un nivel muy bajo: no he matado a nadie, pero he hecho cosas que no me hubiera gustado hacer.
R:
Sí. Pero antes de eso ya hice cosas de las que me arrepentí. No me gusta hacer el mal a la gente. Ahora, como mucho, hago el mal a las grandes superficies, porque no me importa joderlas. Todavía voy al Mercadona y me llevo el paquete de jamón de bellota bajo el brazo. Ese tipo de maldad sí que me hace sentir bien. Si no lo hago, me siento yo robado.
R:
Nos presentaron amistades musicales y lo siguiente que hicimos fue josear [trapichear]. Los dos queríamos enseñar al mundo que había negros y latinos en España contando historias con un nuevo sonido. Cuban y yo somos exploradores, que decimos cuando estamos to' pedos. Si te has pasao el juego, te aburres y quieres ponerte otro juego. Y el nuevo juego era cantar trap. ¿Y después? Pues cantar trap to' colocado. ¿Y el siguiente juego? Cantar trap to' colocado y con dos putas. (Risas).
R:
En el viaje a Argentina hubo problemas. Cuban Bling se fue con los papeles caducados y ya no podía volver a España. Ahora está desaparecido. Llevo pidiéndole canciones dos años y no me manda ná. O me manda un cacho mal grabao...
R:
No, es una palabra del léxico caribeño que significa campechano, maliante, traficante. En Cuba le dicen mucho «jíbaro» a los perros callejeros. La mentalidad jíbara es la mentalidad del maldito desgraciao, criado a pan y agua, que vive a machete. Con el tema Jíbaro estaba poniendo las pilas a mi gente. No es sólo empujarla a cortar droga, moverla y ganar dinero, sino también a pagar las deudas, a purgar los pecados. Oye, ahora mismo no sé dónde vamos.
R:
Flaco porque soy guapo. Y sucio porque cuando era pequeño patinaba y tenía estilo aunque me cayese y estuviese sucio. Hacía buenos trucos, entonces para la gente de la Skate Plaza de Tetuán yo molaba aunque estuviese sucio.
R:
Trance. Si lo anterior era rabia, lo mío es rave, electrónica de antes. Ahora estoy grabando una nueva mixtape, Blak.
R:
Como tú lo sientas. Se puede bailar hasta pegao.
R:
Para eso hay que ver Hitch, especialista en ligues, la película de Will Smith. (Risas).
R:
Porque yo no anuncio mis beefs. He tenido beefs en la vida real, por problemas reales. Para mí el beef de la música es un medio fácil e idiota para ganar fama. Quizá como hombre de negocios no soy bueno, porque habría promocionado mis beefs. Pero si yo tengo un problema contigo no quiero que se sepa. La mato callando.
R:
Son puro desahogo. No las pienso ni las escribo, no sé ni lo que digo cuando canto. Luego lo escucho y pienso «lo que he dicho», pero en el momento me sale solo. Igual es por el gen de mi abuelo, que era poeta. Pero no intento sorprender con las rimas, solo suelto lo que vivo. Oye, ¿a dónde estamos yendo, muchachos, que llevamos andando pila de tiempo? («A mi casa, quedan diez minutos», contesta un fan). Joder, lleváis una hora diciendo que quedan diez minutos...
R:
Sí, obvio. El trap es ganar plata sea como sea. Los traperos no somos ni fascistas ni comunistas ni nada, lo que intentamos es jugar con el capitalismo. En cuanto a Charro y Pérez, los conocí pero no tuve ningún feeling con ellos. Eran unos enfarlopaos más.
R:
Exactamente. Ahí has estao fino, porque hay mucho ignorante que dice «Trujillo, como mi pueblo». (Risas). No le tengo un cariño especial a Trujillo, que amenazó con matar a mi abuelo, pero esa es la gracia. A ver si te piensas que Cuban Bling se puso Lil Fidel porque es castrista.
R:
La familia es amor. Yo no sabía lo que era el amor verdadero hasta que tuve a mi hija. Antes no tenía propósito en la vida, y ahora siento que tengo que dejarle a mi niña un palacio de cristal. En cuanto a la religión, he sido durante un tiempo agnóstico. Luego practiqué la santería gracias a mi mujer, y me dio fuerza en momentos difíciles. Pero ahora sólo creo en Dios Todopoderoso, porque he dejado de creer en mí.
R:
Sí, intento no ser tan dañino. Pero no me siento culpable para nada de lo que he cantao. La diferencia es que ahora he aprendido a jugar con los dobles sentidos, comparaciones entre vida cotidiana y drogas. El que conozca los códigos lo va a entender.
R:
No. Lo que pasa es que ahora se ha dividido en muchas ramas: el drill, el emo trap, el trap pop, el trap metal... El mismo trap viene del rap. Todo es hip hop. Pero ahora toma muchas más formas. Igual que en los noventa se asentó el rap, ahora se ha asentado el trap y ha inundado todos los géneros.
R:
Yo.