Cultura

Pasolini, Miguel Hernández y otros autores que la izquierda no quiere que leas

La progresía tuitera arremete contra la interpretación de clásicos que consideran suyos

  • Mural inspirado en Pasolini en un barrio de Roma

Barcelona. 23 de diciembre de 2022. Un Palau Sant Jordi a reventar escucha por última vez en directo las “Nanas de a cebolla”, en adaptación de Joan Manuel de Serrat. Entre el público que tengo alrededor destacan Pedro Sánchez, Cayetana Álvarez de Toledo, Isabel Coixet, Arcadi Espada y Ada Colau. El cantautor ataca también “Para la libertad” y recuerdo aquel vídeo de Juan Carlos Girauta con la guitarra haciendo su versión que divirtió tanto a las redes (dedicada a Pedro Sánchez). ¿Hay que alegrarse o escandalizarse porque la derecha disfrute a poetas considerados de izquierda? ¿Debemos regañar a cada persona que interpreta unos versos de distinta manera que nosotros? ¿Se ha tergirversado la figura del poeta alicantino? Todas estas preguntas y algunas más se vinieron a la cabeza estos días cuando Twitter explotaba por una campaña del Frente Obrero sobre Miguel Hernández y el anuncio de una conferencia de Ana Iris Simón sobre Pier Paolo Pasolini. Es la izquierda Gata Flora: si no lees a un autor grita, cuando lo lees llora.

El conflicto comienza con el discurso de un joven militante del Frente Obrero junto a la estatua al poeta que está en el Parque del Oeste de Madrid. “¿Quién fue Miguel Hernández? Según nos cuentan en los institutos -cuando abrimos el libro de Historia- fue un poeta, dramaturgo, activista, militante antifranquista… pero fue mucho más que eso. Lo que le convirtió en uno de los grandes poetas de nuestra historia es que, detrás de cada verso, detrás de cada línea de su poesía, había una declaración de guerra contra los enemigos de España. Hizo un llamamiento a la juventud española a salir a la calle y a plantar cara al invasor extranjero. Plantaba cara a los señoritos, a los parásitos que solamente hablan de la patria para aprovecharse de ella y saquearla”, proclama. Luego añade que Hernández se distinguió de toda los poetas de su generación porque, desde pequeño, aprendió en su pueblo de primera mano lo que era la injusticia. “Miguel Hernández jamás renegó de su patria: no le daba ansiedad ni le temblaba la voz a la hora de hablar de España”, recuerda.

Pasolini me quiere más a mí

Por supuesto, el vídeo no pasó desapercibido en redes sociales, con una intenso debate (encanallado en Twitter) sobre a quién apoyaría y a quién despreciaría en nuestra época el autor de Viento del pueblo. En realidad, el discurso del Frente Obrero es bastante sensato: desde la izquierda se ha intentado domesticar al poeta de Orihuela, convertirlo en una estampita cultural en vez de política. Lo denuncia la letra que cantó Víctor Manuel en el 75 aniversario de su asesinato: “Nadie oficialmente te reclama/ todos son responsables de tu muerte/ alguien pondrá tu nombre en una calle/ como una calle más, maquinalmente…” Su amor a España, a los toros y al pueblo llano tampoco es que encajen bien con la izquierda actual. Y aunque lo hiciera: todos tenemos derecho a leer y sentir cerca al autor que prefiramos. No hay ninguna obligación de que nuestra posición política sea coherente con nuestras inclinaciones artísticas.

Pasolini nunca intentó enseñar nada a las clases populares italianas, solo aprender de ellas

La poeta catalana Juana Dolores, más conocida por su carácter desquiciado que por sus versos, también levantó la voz contra lo que considera secuestro cultural: “Harta de ver cómo la derecha se apropia de nuestra gente, en Italia está pasando con Gramsci, con Puig Antig pasó, el otro día Frente Obrero con Miguel Hernández, ahora Ana Iris Simón con Pasolini, no sé cómo sorprende tanto que ataquemos la mentira y defendamos la historia”, arengaba en Twitter. Dolores parece no entender que los análisis de Antonio Gramsci los utiliza la derecha porque son sólidos y han servido a Margaret Thatcher para crear hegemonía en Inglaterra y a Georgia Meloni en Italia (por cierto, se ha descubierto que Meloni es pariente lejana del pensador sardo, igual tampoco puede citarle siendo familia).

Dolores también rabia porque a Ana Iris Simón le hayan encargado una conferencia sobre Pasolini en La Casa Encendida, centro cultural de Madrid, dentro de un ciclo coordinado por el prestigioso filósofo Ignacio Castro Rey (alguien que en sus textos trasciende sustancialmente el eje izquierda-derecha, como la mayoría de los invitados que ha escogido). Es sencillo imaginar lo que diría nuestro progresismo actual de un autor como Pasolini, desde su firme compromiso con el antiabortismo hasta su descripción del fascismo como algo manejable en comparación con el poder de la sociedad de consumo y de su amor incondicional a Cristo y a las clases populares italianas (personas a las que nunca pretendió enseñar nada, sino aprender lo máximo de ellas).

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