Cultura

Paul B. Preciado: "Hay un problema en la heterosexualidad como régimen político"

El filósofo celebra la lucha trans con 'Orlando, mi biografía política', una pieza audiovisual con la que fue galardonado en la Berlinale que llega a los cines

"Alguien me preguntó: '¿Por qué no escribes tu biografía?'. Respondí: 'Porque la capulla de Virginia Woolf la escribió por mí en 1928'. Querida Virginia, siento haberte llamado capulla, lo digo con ternura y admiración, porque tu escritura me parece imposible de superar, pero lo digo con rabia, porque tú nos representaste a las personas trans como aristócratas de la Inglaterra colonial, que un buen día se despiertan en un cuerpo de mujer". Con la voz en off de Paul B. Preciado arranca la pieza audiovisual Orlando, mi biografía política, en la que el filósofo celebra con poesía la supervivencia y la lucha de las personas trans y no binarias.

"No te haces a la idea, el mundo de hoy está lleno de Orlandos, estamos cambiando el curso de la historia", continúa Paul B. Preciado en este artefacto revolucionario que, según señaló a Vozpópuli en un encuentro con prensa en el marco de la pasada edición del Festival de San Sebastián, forma parte de un proceso "activista" y "político". A diferencia de otras películas que abordan la temática trans, la suya es una cinta trans. Asimismo, lejos de filmar el "proceso de opresión", que en su opinión ya está "muy victimizado y patologizado", prefiere fijar la mirada en el "proceso de emancipación política".

Esta película, merecedora en la Berlinale de cuatro galardones, entre ellos el Premio Especial del Jurado en la sección 'Encounters' y el premio Teddy al mejor documental, funciona como una carta que el filósofo escribe a Virginia Woolf, en la que le cuenta que su Orlando, ese personaje que en su obra cambia de sexo en mitad de la historia, ha salido de su ficción y está por todas partes.

Paul B. Preciado no se siente cineasta, sino "un filósofo que hace cine", porque no le interesa un mundo que a su juicio está "tan estandarizado e industrializado", aunque también admite que le daba "vergüenza" hacerlo y que lo llevó "en secreto". Con su primera película, cree haber recuperado "una forma de hacer cine muy de bricolaje, artesanal", y aunque ha filmado "en digital", dice haberlo hecho "de manera preanalógica". Entre sus objetivos con este trabajo, se encuentra el de superar "los binarios tradicionales", que van más allá del documental-ficción o lo masculino-femenino.

"Si el cine dejara de ser la industria cultural dominante a nadie le importaría un rábano"Paul B. Preciado, filósofo y cineasta

"El cine está totalmente mistificado, pero tampoco es para tanto, todo el mundo está todo el día filmando con su teléfono. Si el cine dejara de ser la industria cultural dominante a nadie le importaría un rábano", ha subrayado el filósofo.

Preguntado por su actitud ante la revolución "en el curso de la historia" y sobre la reacción tanto en la izquierda como en la derecha, Paul B. Preciado afirma que es "muy optimista". "El optimismo es una metodología política. Lo primero que arranca la sociedad neoliberal contemporánea es la capacidad de soñar, de imaginar otra cosa, de guardar la esperanza de que las cosas pueden cambiar", afirma.

El director de Orlando, mi biografía política va más allá y se muestra convencido de que el cambio actual es "tan importante como la Revolución Francesa". "Es extraordinaria, solo que no es tan cruenta y que no cambia solo formas de gobierno, sino la epistemología, la manera en la que pensamos las cosas, la mirada. Es un proceso largo, lento, no va a ser de un día para otro, y obviamente hay una reacción, porque estamos cambiando toda una taxonomía política de siglos", explica.

En definitiva, señala que la cuestión es "quién determina las condiciones sociales de vida y muerte de ciertos cuerpos", y esto se ve, continúa, "en la posibilidad de transición de género, en la lucha feminista, en la cuestión de inmigración o en el racismo".

Paul B. Preciado: ¿despatologizar o patologizar?

Sobre su ensayo Dysphoria mundi (Anagrama), publicado en 2022, el filósofo Ignacio Castro Rey señaló en su reseña para Vozpópuli que "toda la obsesión alternativa de despatologizar lo minoritario tiene el objetivo de patologizar a la humanidad entera", una observación con la que coinciden otros intelectuales.

"Una cosa es la heterosexualidad como régimen político y otra son las personas heterosexuales. Aquellos que no puedan ver la diferencia ya tienen un problema. Lo que no entiendo es cómo las personas heterosexuales no se pueden desidentificar de un régimen político. Y no entiendo tampoco cómo por ejemplo las feministas heterosexuales no pueden decir que para ser realmente feminista necesito poner en cuestión el régimen heterosexual en el que estoy, independientemente de que me gusten las mujeres, los hombres o los pinguïnos", responde Paul B. Preciado sobre estas críticas.

"El problema es que hay una erotización de la diferencia de poder, y una erotización de la violencia. La pregunta es por qué los hombres heterosexuales no dicen que se desidentifican de la heterosexualidad masculina, eso no implica dejar de ser hombre"Paul B. preciado, filósofo y director

En su opinión, "una cosa son las políticas del deseo y otra es en que régimen político" en el que uno se inscribe. Así, pone como ejemplo lo que ocurriría si cada semana muere una mujer dentro del ámbito familiar y es asesinada por su compañero.

"Si esto sucediera en cualquier otro ámbito todo el mundo consideraría que ese ámbito es patológico, criminal, pero desde fuera uno no puede decir nada. Pues sí, hay un problema en la heterosexualidad como régimen político. El problema es que hay una erotización de la diferencia de poder, y una erotización de la violencia. La pregunta es por qué los hombres heterosexuales no dicen que se desidentifican de la heterosexualidad masculina, eso no implica dejar de ser hombre", argumenta el filósofo.

"Aquel que sea feliz en su familia, que se lleve muy bien con sus padres, que lo diga. No es un fallo individual, es que el patriarcado no funciona. Lo que estamos intentando inventar colectivamente es otra forma de producir y reproducir la vida. Mi interés es proponer un proyecto de transformación social para todo el mundo. Por ejemplo, ¿qué pasa si te desbinarizas? Mete un poco de poesía, déjate desbinarizar, a lo mejor descubres que hay maravillas. Que me diga alguien que la heterosexualidad es un régimen maravilloso que no produce violencia, que no produce desigualdad. No lo veo", agrega. 

En este encuentro con varios medios, a Paul B. Preciado también se le pregunta por el nombre, acerca de por qué Orlando no le pertenece y, sin embargo, Paul sí. El primero le parecía "horroroso" y no le identificaba. El segundo lo encontró después de acudir a una "chamana". "Pensaba que solo era un proceso legal, pero fue muy poético. Cuando te das un nombre no te lo puedes dar tú mismo, sino que en el momento en el que se produce es cuando alguien te llama", cuenta sobre la "maravilla de lo cotidiano" que, según lamenta, ya no se percibe.

"Es un acto de reconocimiento político increíble, que alguien respete tu cuerpo tal y como es, que te mire como quieres ser mirado. Es como si estuviéramos todos sometidos a una esepcie de brutalización política increíble. No nos damos cuenta. Vivimos en una sociedad que es aberrante, totalmente violenta, estandarizada. Una de las cosas que intentaba con la película era devolver la poesía al acto de ser reconocido políticamente, que me parece tan maravilloso", cuenta.

 

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