Fue uno de los mejores conciertos de la temporada. La vida musical de Paul Anka (Ottawa, Canadá, 1941) ha sido tan intensa que tiene mucho que contar. Debutó con quince años y pronto se convirtió en rey de los guateques, castas fiestas juveniles de mediados de siglo. Su primer éxito internacional, “Put Your Head On My Shoulder”, sigue sonando arrebatadora cinco décadas después. “A eso aspiraban los adolescentes entonces, a poner la cabeza en el hombro de otro”, recuerda.
También recorrió Estados Unidos en autobús en compañía de los pioneros del rock and roll, desde Frankie Avalon hasta Chuck Berry. “En aquella época ganaba solamente 200 dólares a la semana”, comenta en plan anécdota inverosimil. Mejor que nadie le hable de los salarios españoles actuales. Suena muy sentido su homenaje a Buddy Holly, a quien considera el mayor talento de aquella generación. El músico texano le pidió que le compusiera una pieza y el resultado, “It Doesn’t Matter Anymore” , fue lo último que grabó antes de estrellarse en un avión, en febrero de 1959.
No le molesta conversar con el público, hacerse fotos entre canción y canción o repartir abundantes abrazos y besos en las primeras filas
En todo caso, Anka visitó a Madrid para repasar el repertorio de un titán de la música popular: Frank Sinatra. Himnos como “My Way”, “That`s Life” y “New York, New York” suenan realmente poderosos en su garganta, impecable a pesar de la edad. Mejor todavía se le dan las canciones con un punto vulnerable, tipo “Strangers In The Night”, que Anka reconoce no le gustó cuando Sinatra le consultó antes de grabarla.De hecho, cuanto más frágil suena una composición más se contagia, por eso la cima de la noche son piezas destempladas como “For Once In My Life” y “Let’s Try Again”.
Maestro de la escena
La orquesta de trece músicos ofrece el colchón perfecto para cada partitura, especialmente una sección de metales espléndida, con un saxofonista escandalosamente bueno. Anka explica cómo él fue el único que creyó en Michael Bubblé cuando no era nadie y parece obvio que hablamos de dos de los escasos artistas que están a la altura del repertorio de Sinatra. No es poco mérito.
Esamos ante una némesis de Bob Dylan, famosos por no saludar y por desfigurar por completo sus éxitos para que sus fans no puedan reconocerlos
Un factor clave del éxito del 'show' es la actitud. El candiense no se ve como un artista, sino como un entretenedor. Esto significa que no le molesta conversar con el público, hacerse fotos entre canción y canción o repartir abundantes abrazos y besos en las primeras filas. Es una manera de reconocer que debe todo a sus fans. Lo hace de una manera que no entorpece el show, sino que lo refuerza. En la butacas encontramos a notables ‘showmans’ como Carlos Sobera o Santiago Segura, este último dándolo todo en algunos momentos. Anka disfruta con su trabajo y utiliza esa alegría en su favor. Piezas antiguas como “Diana” y “Lonely Boy” suenan como recién estrenadas.
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Mejor que Dylan
Estamos ante una némesis de Bob Dylan, famoso por no saludar ante sde los conciertos y por desfigurar por completo sus éxitos, como prueba de ser dueño de un genio que le pone que le pone por encima de sus seguidores. Por cierto, el disco de versiones de Frank Sinatra que hizo Dylan, ‘Shadows In The Night’ (2005), era bastante regulero y en directo se le veían mucho más las costuras. En este capítulo, Anka tumba a Dylan por K.O. en el primer asalto. Quién iba a decirlo.
La noche está llena de historia del pop, desde citas a “Purple Rain” (Prince) hasta anécdotas sobre duetos con Dolly Parton o una versión arrolladora de “Proud Mary” de Tina Turner. La noche anterior, en el festival de Portaferrada, hizo una versión de “Smells Like Teen Spirit” de Nirvana. En esta, aunque parezca imposible, redobla la apuesta cerrando con “The Bitch Is Back”, una cáustica pieza de Elton John que repite de manera frenética la palabra “puta” y habla de las virtudes energizantes de la sobriedad, con algún toque de pegamento esnifado, para animarse de vez en cuando. No es broma: la interpreta con el triple de voltaje que el que alcanzó Iggy Pop en su último concierto en el Mad Cool. Paul Anka se las sabe todas. No hay duda de que es un maestro de la música popular.