Él es el ideólogo de un país en el que deberíamos pedir asilo todos: el de los libros arriesgados. Manuel Borrás es uno de los editores independientes más consecuente con el oficio; con su catálogo y autores, y lo más importante: con sus lectores. Es alguien que entiende que la edición es lo más parecido a la pedagogía que existe. Porque ambas crean espacios de perplejidad. Él lleva una vida haciéndolo. Comenzó muy joven, en 1976, cuando con Manuel Ramírez y Silvia Pratdesalba creó un sello que era puro riesgo, Pre-Textos: un proyecto que acerca a aquellos que habitan las dos orillas de un mismo idioma. Algo de ese espíritu navegante contiene la antología Cien poemas en español (Luna Libros) preparada por Manuel Borrás.
Cien poemas en español es una amplia y exigente antología que abarca desde el Romancero hasta José Emilio Pacheco
Borrás no envejece, ni le hace desplantes a los proyectos complicados. Y la mejor prueba es este volumen que presenta el editor este jueves en la madrileña librería Alberti (C/Tutor, 57) junto a José Muñoz Millanes, Andrés Trapiello y Sergio Suárez. Cien poemas en español es una amplia y exigente antología que abarca desde el Romancero hasta José Emilio Pacheco y en la que Manuel Borrás ha trabajado durante cinco años. El asunto no era nada sencillo porque sólo podía elegir un poema por autor.
“El que tuviera que elegir los cien mejores poemas escritos en español enlaza con una serie de libros con ese título. Era algo retador: cómo elegir sólo un poema de César Vallejo o sólo un poema de Juan Ramón Jiménez. Es muy complicado, dada la altura poética de cada uno. Pero lo coroné con cierto éxito”, asegura Borrás.
Aunque una antología es, como él dice, un libro coral en sí mismo, en ésta decidió elegir poemas que produjeran un efecto eco. “Es decir, aquel poema que, gustándome a mí, le habría gustado a mi maestro Ramón Gaya o José Antonio Muñoz Rojas pero también un poema que, gustándome a mí, le gustaría a uno de los más jóvenes de los poetas de mi catálogo. Ahí es de donde viene también lo coral”.
"Era algo retador: cómo elegir sólo un poema de César Vallejo o sólo un poema de Juan Ramón Jiménez", dice Borrás
Que esta selección esté hecha por una de las mentes detrás de Pre-Textos no es un atributo cualquiera, ya que se trata de una las editoriales independientes fundamentales al momento de hablar de una literatura hispanoamericana y acaso también para esa otra —universal— que necesita descubrirse y alimentarse de traducciones esenciales, como las que él ha hecho de autores rusos, ingleses, franceses.
Aunque Borrás lo niegue, Pre-Textos ha hecho mucho más por el castellano que el propio Instituto Cervantes , al que por cierto aventaja en edad. La editorial comenzó con apenas cuatro colecciones. Hoy alcanza 23 y más de mil títulos. Poesía, novela, ensayo, filosofía, narrativa clásica y contemporánea, poesía... Su apuesta fue, y sigue siendo, una cuidadosa selección que reúne el grupo de las voces nuevas con aquellas otras esenciales. En esa decisión pesa además una clara intención de hacer visible la literatura hispanoamericana.
“El 50% de los títulos del catálogo de Pre-Textos es de autores que fueron noveles y no tuvieron esos refrendos de unanimidades sospechosas. Si Pre-Textos tiene una cualidad, y que es la que debe tener cualquier editor literario, es la de hacer visible aquello que fue invisible previamente”, explica Borrás, cuya labor fue reconocida el año pasado con el premio Liber que entrega la Federación del Gremio de Editores de España (FGEE) a quienes han dedicado una vida completa a la literatura.
A pesar de la incertidumbre que recorre los catálogos de las editoriales independientes –que lucen a veces deslavazadas y caóticas- Manuel Borrás cree que el conjunto de la actividad editorial, sobre todo el de poesía, tiene más cosas por las cuales celebrar incluso a pesar de los años ásperos que atraviesa el sector. "Ha habido un avance cuantitativo y cualitativo. Y eso a pesar de los libreros de nuestro país que han decidido expulsar y exilar de sus estantes a la poesía, cuando ésta no sólo tiene mucho sentido sino que su lector, a diferencia del de prosa, es mucho más leal”.
Que Borrás no envejece es algo escrito unos párrafos atrás. Pero no hemos dicho por qué, ni mucho menos qué hay detrás de ese lifting lector que protege su catálogo de la decrepitud. “No hemos perdido el entusiasmo de cuando empezamos. Hasta la fecha, las tres personas que fueron el núcleo originario de Pretextos no han perdido un ápice del impulso. Tiendo a buscar colaboradores más jóvenes, para que ellos prescriban desde la perspectiva de su generación. Quizá ese juego dialéctico nos hace jóvenes. Mi padre me llevaba 50 años y eso me dio cierto fair play con la opinión de los más jóvenes opinan los jóvenes”.