El escritor norteamericano Michael Connelly (Philadelphia, 1956) ha ganado el VI Premio Internacional de Novela Negra RBA, dotado con 125.000 euros, con La caja negra, una nueva aventura de su investigador Harry Bosch. Connelly, considerado uno de los grandes autores del género, pertenece al llamado grupo de California, integrado entre otros autores por Raymond Chandler, de quien dice que le decidió a ser escritor, Ross MacDonald o James Ellroy.
El escritor obtuvo el Premio Pepe Carvalho en 2009. Licenciado en periodismo por la Universidad de Florida, trabajó en diversos medios de comunicación en Fort Lauderdale y Daytona Beach. Se trasladó a California para trabajar como periodista de sucesos en Los Angeles Times.
La novela arranca con los disturbios raciales de 1992 en Los Ángeles, unos días en los que queda sin resolver el caso del asesinato de una joven periodista danesa. En la trama, el detective Harry Bosch, protagonista de la serie que Connelly inició hace veinte años, retoma el caso en 2012 y con ayuda de las nuevas tecnologías consigue resolver aquel asesinato al que no había podido dedicar suficiente tiempo por el caos que los disturbios produjeron en 1992, explicó Connelly en conferencia de prensa.
La novela arranca con los disturbios raciales de 1992 en Los Ángeles, unos días en los que queda sin resolver el caso del asesinato de una joven periodista danesa.
Connelly vivió aquellas revueltas raciales de Los Ángeles como periodista de sucesos. "Los sucesos de 1992 habían salido parcialmente y de manera episódica en cuatro de mis novelas, pero han tenido que pasar veinte años para que aquellas experiencias de reportero se reflejaran en una novela como trama principal", ha dicho.
A lo largo de la novela, varias preguntas subyacen a los ojos del lector, señala Connelly: "¿Hemos aprendido algo de aquello?, ¿hemos mejorado desde entonces?, ¿puede volver a suceder?". Aunque Connelly asegura que su historia "no pretende reflejar la pugna ideológica que hay en el proceso electoral actual en EEUU entre Obama y Romney", está claro, añade, que la combinación de dos factores, ya de por sí peligrosos, como la raza y la economía, pueden propiciar que vuelva a repetirse la violencia explosiva de hace veinte años, y no sólo en Los Ángeles, sino en cualquier parte del mundo".
Precisa el autor que La caja negra "no es un libro abiertamente político, pero contiene un subnivel narrativo que analiza y refleja el momento por el que pasamos".
Precisa el autor que "no es un libro abiertamente político, pero contiene un subnivel narrativo que analiza y refleja el momento por el que pasamos".
Después de veinte años publicando a Harry Bosch, ya convertido en icono clásico del género, Connelly se siente "afortunado" y recuerda que una de sus premisas con el protagonista ha sido "hacer que envejeciera en tiempo real y al compás de la evolución de su ciudad, Los Ángeles".
Harry Bosch, añade, nunca ha sido el mismo de un libro a otro y en esta ocasión "el lector se encontrará a un Harry Bosch que siente que tiene una misión en la vida, eliminar el mal del mundo, y que debe enseñar esa misión a su hija".
Esta actitud de dejar en herencia esa misión contrasta, subraya Connelly, con el personaje de libros anteriores, que "era más temeroso y no ocultaba su miedo a no poder conseguir esa misión".En cuanto al recurso de las nuevas tecnologías, el autor estadounidense no esconde que le gusta jugar con ese elemento porque "da un carácter más realista a las novelas" y además produce una aparente paradoja.
"Harry Bosch es un policía de la vieja escuela, chapado a la antigua que no confía en la tecnología y que incluso pide ayuda a su hija para configurar el móvil, y a la vez es capaz de lograr resolver casos con ayuda de los grandes avances", recuerda el escritor.
En Estados Unidos, la novela negra, lamenta Connelly, no goza de un gran predicamento entre la crítica, que la considera "un género menor, casi de divertimento", todo lo contrario que el público, que la respalda de manera abierta.
Connelly: "En Estados Unidos, la novela negra no goza de un gran predicamento entre la crítica".
La popularidad de Connelly, que fue presidente de la asociación Mystery Writers of America entre 2003 y 2004, creció sobre todo a raíz de las adaptaciones cinematográficas de sus novelas, como la que hizo Clint Eastwood de Deuda de sangre o la más reciente de Brad Furman de El inocente.
El escritor ha evocado que su dedicación a la novela negra arrancó especialmente de su fascinación por los libros de Raymond Chandler, que le llevaron a debutar en la novela en 1992 con la primera entrega de Harry Bosch, "El eco negro"."A imagen de Chandler, mi interés estaba en situar el punto de mira entre el policía y el ciudadano corriente".
Un premio discutido y teñido de polémica
Tal y como se han hecho eco en el día de ayer publicaciones como el diario El País y 20 minutos, el nombre del ganador se sabía ya desde finales de agosto. Hasta ahora el autor había publicado en Roca Editorial, cuya responsable, Blanca Rosa Roca, ya lo había fichado cuando dirigía Ediciones B y que luego se llevó a su nuevo sello. Roca hizo una oferta por The Drop, publicada en inglés en 2011, y por dos títulos de bolsillo en mayo del año pasado, pero según la editora, pasada la Feria de Francfort, en octubre, los agentes de Connelly la rechazaron porque había una mejor propuesta y que ellos no pudieron igualar.
Lo ocurrido con la forma en que se llevó a cabo la negociación, sumado al recocimiento literario, han llevado a muchos a especular sobre la transparencia de los concursos literarios. En el caso de éste, Connelly se suma una lista que cuenta con el escritor barcelonés Francisco González Ledesma, el italiano Andrea Camilleri, el británico Philip Kerr y los estadounidenses Harlan Coben y Patricia Cornwell.