Ésta, se suponía, no sería una gala política ni reivindicativa. Así lo aseguró en los días previos el director de la Academia de Cine, Enrique González Macho. Ahora se entiende por qué tanta discreción. No hacía falta calentar el ambiente para una entrega de los Premios Goya que, finalmente, terminó marcada por la protesta, las quejas por los recortes y el IVA del 21%, así como una buena dosis de sarcasmo político del que no se salvaron ni el ministro Wert ni la familia Real.
Después de una recreación del clásico español Bienvenido Mr. Marshal que abrió la veda para los reclamos -un plan de rescate para el cine español-, la presentadora Eva Hache dio inicio a la gala con un monólogo lleno de puyas primero y de pedradas después. El ministro de Educación, Cultura y Deportes, José Ignacio Wert, fue el primero en salir salpicado: "Buenas noches, ministro. ¿Qué tal la familia? No es una amenaza. Le voy a decir solo una cosa: felicidades. ¿No se lo esperaba? Se lo dicen poco últimamente, no me extraña", dijo la presentadora.
El siguiente blanco fue la Casa Real. Primero en un juego sobre el cambio de sede -Recinto Ferial Juan Carlos I al Centro de Convenciones y Congresos Príncipe Felipe- y luego por su ausencia en la gala. En alusión al Príncipe Felipe, Hache dijo: "Él va a los partidos de balonmano, con el daño que ha hecho el balonmano a esta familia, y aquí no viene". Cuando parecía que la humorista iba a centrarse en el optimismo de esas buenas cifras del cine español en 2012, con la recaudación de 106 millones de euros y el éxito histórico de Lo imposible, de Juan Antonio Bayona, tampoco perdió la oportunidad de ser ácida y puso aún más contra las cuerdas al Gobierno: "106 millones de euros, un dineral del cine español. Aunque si lo comparas con las pérdidas de Bankia o lo que se va a llevar el (Sheldon) Adelson de Eurovegas. O con los recortes de sanidad y educación, son una mierda".
El cine “no es ni de los de la ceja ni el bigote”
En un reivindicativo y muy aplaudido discurso institucional, el director de la Academia, Enrique González Macho apeló a la idea de que el cine "debe ser una cuestión de Estado”, ya que “no pertenece ni puede pertenecer ni pertenecerá a ningún partido político". “No es ni de los de la ceja, ni de los del bigote ni de los de la barba", dijo
Además de la “brutal subida” del IVA cultural, el efecto de la piratería y las quejas por la regulación por copia privada, el presidente de la Academia señaló el descenso del consumo cultural y sus costes sociales en el cierre de empresas y cifras alarmantes de paro. "Una vez más la razón del Estado se ha impuesto sobre el estado de la razón", ha recalcado el presidente de la Academia, para advertir a continuación: "Nosotros no vamos a cejar en nuestro empeño de que se rectifique este grandísimo error".
González Macho no dejó de lado su preocupación por el "deterioro progresivo" que está sufriendo RTVE, a la que ha definido como una aliada del cine español. "España se merece una televisión pública con recursos indispensables para además de ser competitiva cumplir con su esencial labor social".
“Os pido trabajo, tengo un hijo que alimentar”
No faltaron tampoco alusiones políticas y reclamos entre los actores que subieron a recoger la estatuilla. La primera en abrir fuego fue Candela Peña. Tras conseguir el Goya a la mejor actriz secundaria por su interpretación en Una pistola en cada mano, dirigida por Cesc Gay, Peña marcó un mensaje en el que reivindicó la educación y la sanidad pública: "Hace tres años que no trabajaba. En estos tres años he visto morir a mi padre en un hospital público donde no había mantas para taparlo y le teníamos que llevar el agua. En estos tres años ha nacido un hijo de mis entrañas y no sé qué educación pública la espera. En estos tres años ha visto gente sin trabajo que se mata por no tener casas. Esta alegría no me la amarga nadie y os pido trabajo. Tengo un niño que alimentar", ha dicho tras agradecer el premio en catalán, inglés y español.
Constantemente aderezada con ácidos comentarios dirigidos contra las medidas de recortes, el aumento del IVA Cultural o los “sobres” , traídos a cuento tras una confusión al entregar el premio a la Mejor canción original, la gala puso en aprietos al ministro José Ignacio Wert, a quien los realizadores de RTVE dieron un respiro al decidir no enfocarle durante las alusiones que recibió.
Otros premiados, como Maribel Verdú, quien se impuso en la categoría Mejor Actriz, no perdieron ocasión para agregar descontento y denuncia: "Me gustaría dedicar este Goya a toda esa gente en este país que ha perdido sus casas, sus ilusiones, sus esperanzas, su futuro, e incluso sus vidas, por culpa de un sistema quebrado, injusto, obsoleto que permite robar a los pobres para dárselo a los ricos". Javier Bardem aprovechó también la ocasión al recibir el premio al mejor documental por Los hijos de las nubes para lamentar la falta de colegios, de educación y de libertad de expresión en el Sahara, no sin rematar: "es importante que no dejemos que eso suceda aquí”.
Cine, lo que se dice cine
En una ceremonia dominada desde el comienzo hasta el final por el contenido reivindicativo, queda el saldo ganador de Blancanieves con 10 Goyas, incluyendo mejor película, mejor actriz revelación (Macarena García) y mejor actriz (Maribel Verdú). Aun así Pablo Berger se quedó con las ganas de conquistar también la categoría de dirección, pues el realizador catalán Juan Antonio Bayona se llevó el Goya al mejor director por Lo imposible.
Enrique Gato consiguió el Goya al mejor director novel, el primer premio de este tipo que se otorga al director de una película de animación. Juan de los Muertos conquistó el premio a la mejor película iberoamericana, mientras que Intocable se alzó con la estatuilla a la mejor película europea.
También, en esta gala número 27, José Sacristán consiguió su primer premio Goya gracias a la película El muerto y ser feliz y Julián Villagrán gana el premio al mejor actor secundario por Grupo 7, el filme de Alberto Rodríguez en el que interpreta a un yonqui en la Sevilla anterior a la Exposición Universal de 1992. Joaquín Núñez, también por Grupo 7, ganó el Goya al actor revelación.