Cultura

Ramón de España: “Mick Jagger le ganó a Fidel Castro”

'La edad de plástico' es un sinuoso recorrido personal alrededor de cien artistas que conforman el personal Olimpo sonoro de Ramón de España

  • El escritor Ramón de España.

Pocos escritores del “underground” con tanto pedigrí como Ramón de España (Barcelona, 1956), el cual lleva desde los años 70 amenizando con su ironía al catalán modernito -pleonasmo- ajeno a los coros y danzas del nacionalismo. Lanza ahora dos libros nostálgicos, el ensayo La edad de plástico (Efe Eme, 2023) y la traducción de las memorias de Phil Manzanera De la revolución a Roxy (Efe Eeme, 2023), que parecen epitafio de una era, la del rock, que toca a su fin.

Pregunta: ¿De dónde viene la idea del libro? ¿De tus editores, de ti?

Respuesta: Fue una idea mía, aprovechando que en Letra Global me dejan hablar de lo que quiero. Porque en cierta manera tengo la sensación de que he vuelto al “underground”. Empecé con mi ciudad (el libro La Barcelona Fantasma), seguí con la música pop (este La edad de plástico), ahora estoy con un libro sobre los cómics, que se llamará El cine de los pobres - definición de Hugo Pratt- y que va saliendo por entregas.

P: Antes de meternos en la obra, quiero que describas a los más jóvenes lo que era el mundo del vinilo en la Barcelona de los años 70

R: Bueno, es que no había otro. No se había inventado el CD. Los vinilos, pues, eran muy bonitos y dieron origen a toda una sofisticación con el mundo de la carpeta discográfica.

P: En aquellos años se hacían filigranas con las portadas de los vinilos

R: Caso paradigmático: el primer disco de Roxy Music -uno de mis discos favoritos de todos los tiempos- en portada tenías una “playmate” y cuando lo abrías tenías fotos de seis pseudo maricones británicos vestidos de lentejuelas. Decías, pero, ¿esto qué es?

P: Había muchos juegos de formato: las decenas de cabecitas a señalar en “Sgt. Pepper’s…”. Me encanta 'No Dice de Badfinger' donde portada y contraportada crean un póster de una bailarina exótica

R: Yo la primera rareza que vi fue un disco de Urian Heep que se llamaba Look at Yourself: la portada era plateada y era como un espejo. Te podías ver el careto: de ahí el título. Se permitía mucha experimentación que se perdió totalmente con el CD.

P: Leyendo las biografías, tengo la sospecha que tu imaginario musical es del 70 al 74, en el tiempo del “glam” ¿Cuántas veces te han acusado de popero por esto?

R: Bueno, uno siempre ha sido popi de natural, ¿no? Pero yo creo que es música juvenil. El hecho de que Paul Simon siga grabando de vez en cuando y esté muy bien no quita que sea lo sea. También, lo que más se te queda grabado es la época en que esa música ha sido la banda sonora de tu vida: yo estaba currando desde el 78 en prensa “underground” y salías a concierto diario. Al ser juvenil, lo máximo que puedes aspirar en la vejez es a convertirte en alguien como mi querido prologuista Diego Manrique (que merece una cátedra).

P: ¿No son los críticos catalanes más proclives a aceptar el pop? El principado nunca ha sido un puntal de los sonidos más duros, cuesta recordar grupos de heavy metal…

R: Aquí lo que nos pasó es que después de una etapa marginal pero gloriosa -con gente como Sisa- caímos dentro de la órbita jazz y del Club Zeleste. Lo que se dio en llamar Onda Layetana, que para mí siempre fue un ladrillo por sentar: música de músicos para músicos.

P: Con todo, no veo a muchos catalanes yendo al Viña Rock, por ejemplo…

R: No, el heavy fue un fenómeno más madrileño: Rosendo, Barón Rojo. Yo es que nunca he podido con el heavy metal, por más que todos los heavies que he conocido eran majísimos; unas excelentes personas. De una gran inocencia e ingenuidad: lloraban con las baladas de los Scorpions, que hacen cagar y son más cursis que Burt Bacharach (risas).

Mario Vaquerizo es un inútil: no sabe cantar, no sabe componer, tiene un grupo de gente que no sabe tocar
Pregunta: Cambiando de tema, tus anécdotas de los artistas en Nueva York -especialmente aquella de Paul Simon y Carrie Fisher- son geniales ¿Fue esta ciudad el gran icono para el “underground” catalán de los 80? ¿Cómo os manteníais ahí y más en la época del filme The Warriors?

Respuesta: Es que yo recuerdo que en los años 80 fue cuando París es sustituido definitivamente por Nueva York en el imaginario del “moderniqui” barcelonés.

P: El cambio de la pana al cuero…

R: No, lo que pasó es que tú ibas a los bares y siempre te cruzabas con gente que iba o llegaba de Nueva York. Yo caí por ahí a finales de 1980, cuando se cargaron al pobre Lennon, y era todavía la ciudad churrosa y desagradable de Taxi Driver y Cowboy de Medianoche. Era sucia, peligrosa, pero barata. Estuve en el famoso CBGB y aquello era un vertedero: no he visto unos retretes más asquerosos que los de allí. Y para entrar tuve que pasar por encima de un tipo que estaba tirado en el suelo que, a día de hoy, sigo sin saber si estaba borracho o muerto.

P: El Nueva York Pre-Giuliani.

R: Efectivamente: el Nueva York Pre-Giuliani. Ahora no existe, no es más que una ciudad para millonarios. Y mis amigos cada vez que los veía cada vez estaban más lejos de Manhattan.

P: Me divierte tu elección de Kinks frente a Beatles y Stones o Roxy Music frente a Bowie o T-Rex ¿Buscas alejarte de los tópicos?

R: No, cada uno tiene sus manías: yo adoro a los Beatles y a los Stones, pero con los Kinks siempre he tenido una tendencia a apreciar la figura de esto que llaman ahí el “underdog”.

P: El oculto, Dark Horse que decía la canción de George Harrison…

R: Y en ese sentido siempre pensé que Ray Davies era un hombre cuyos discos en solitario, Americana, son buenísimos. Creo que Davies merecería estar en el mismo altar que Lennon – McCartney o Jagger - Richards.

P: Influye mucho en esa fama menor que los Kinks fueran vetados en EE.UU. luego de la gira de 1965

R: Ellos tuvieron un problema legal del aeropuerto, aunque ya no los tienen en la lista negra. Y en el caso de Roxy, yo más bien creo que estos y Bowie fueron en cierta medida los Beatles y los Stones de los 70. Para mí el que se quedó fuera fue Steve Harley con su grupo Cockney Rebel, el cual me parecía maravilloso.

P: Háblame de tu agria polémica con Pink Floyd y Who, extrañamente ausentes en el libro ¿Detestas su pretenciosidad?

R: Nunca pude con Pink Floyd. Solamente tengo el primer disco, cuando estaba Syd Barrett. Y no lo hago para hacerme el interesante.

P: No, no, el primer disco de Pink Floyd es muy bueno...

R: Y, también, lo poco que grabó Barrett antes de que se le fuera la olla por completo: me parece muy bueno. Producido por Joe Boyd también, que trabaja con la Incredible String Band. Este es un americano que aterriza en Londres y empieza a tratarse con lo mejor de cada casa. Hubo una época en las tiendas en la que encontraba cualquier mierda de los 60 producida por Joe Boyd y me la compraba. Y, a veces, hasta me salía bien (risas).

P: Casi al final de la obra, reivindicas algunos autores hispanos como Santiago Auserón y especialmente El Zurdo ¿No es fascinante que el mundo de “la movida” haya olvidado al último y considere a un advenedizo profesional como Mario Vaquerizo uno de los suyos?

R: Vamos a ver, Vaquerizo es un inútil: no sabe cantar, no sabe componer, tiene un grupo de gente que no sabe tocar. Es esto que los franceses llaman un “poseur”, un tipo que posa. Pero no vas a comparar.

P: Por eso te digo que es injusto el olvido de El Zurdo

R: Yo creo que sí, tanto con La Mode como con Paraíso. Pero era un tipo muy peculiar, para empezar, ¿qué hacía un falangista sección Bryan Ferry en el mundo de la movida? Y luego, cuando lo conocías, era un bendito del señor e incapaz de matar una mosca. Tuvo la suerte, también, que se juntó dos tipos estupendos que fueron el calvo Mario Gil -el teclista- y Antonio Zancajo -guitarrista. Este último murió hace poco.

No sé, yo tenía la impresión de que la movida se había llenado de cenutrios (llegó a existir un tipo delirante llamado Joe Borsani que versionaba a Palito Ortega…) y que había solo dos personajes que pensaban con la galleta y eran Fernando y Santiago. A Auserón lo traté bastante, era un tipo que había pasado por la Sorbona y que había sido alumno de Deleuze.

P: ¿Es Jaume Sisa el gran maldito del pop catalán? De haber abrazado el nacionalismo, habría sido todo. La comparación con su némesis Quimi Portet es interesante…

R: Es que no tienen nada que ver. Quimi es un tipo muy agradable, pero es un “lazi” de padre muy señor mío: un separatista radical anti español. Vamos, un día se cruzó con un amigo mío y le dijo “no, no Ramón de España es muy simpático, pero es un falangista” y dije “ah, hombre, ahora me entero” (risas). Él vive en la plana de Vic y se olvida convenientemente que se forró con Manolo cantando en castellano, pero bueno Phil Manzanera -que es muy buen chico- le tiene mucho cariño, pero no son comparables. Sisa fue como un marciano, uno de los excéntricos que dábamos en Cataluña y que han ido a menos desde Puyol. Su mutación en Ricardo Solfa creo que fue un fenómeno muy interesante que no entendió nadie. Volvió a ser Sisa con unos discos más o menos interesantes y ahora ya se considera un jubilado.

Ramón de España
El escritor Ramón de España.
Pregunta: Se te conoce, ya desde tus artículos de los 80, como un maestro del tono irónico, pero ¿Cuál es el límite de este a la hora de escribir ensayo? ¿Temes que se te critique el mundo Rockdelux por tu estilo muy mamado del “new journalism”?

Respuesta: Es que lo que digan en el Rockdelux, con todo mi respeto para ellos, me da un poco lo mismo. La tendencia a la ironía es una cosa que viene de fábrica y que quizá se nota mucho más en las novelas o en otro tipo de textos, un poco menos en la música. Nunca he podido evitar verlo todo con una cierta distancia.

P: Aparte tus textos envejecen bien: releyendo piezas tuyas de los 80 había ya cinismo…

R: Si me lees en Disco Expres verás que más o menos estamos ya en las mismas lo que pasa es que siempre se ha llevado más la figura del “true believer”. Aquel que imparte doctrina y esto es una cosa que siempre se me ha dado fatal en todos los campos (incluso los artículos sobre política).

P: Tengo que decir que sacar el parecido a El Zurdo en su juventud al personaje de tebeo Buitre Buitaker es una absoluta genialidad

R: (risas) ¡Es que son iguales! Hay un aire de familia…

P: Háblame un poco de cómo conoces al guitarrista latino Phil Manzanera, parte de Roxy Music, y de la cual has traducido sus tiernas memorias

R: Me lo presentó una amiga propietaria de un bar de Barcelona que se llama Margarita Blue. Un buen día apareció con la familia para verla y pasar unos días, dando un concierto gratis con un grupo que tenía. El concierto fue muy divertido, incluía una versión salsa de Love is the drug que es lo más raro que he oído en mi vida, y luego quedamos a comer en un restaurante mexicano. Cuando le dio por las memorias me envió un email diciendo “Oye, ¿te apetece traducirme?” y han salido antes en español que en inglés lo que a él no le importó porque “tiene miles de primos en Barranquilla”.

P: ¿Cuál es el límite entre traducir y adaptar? Veo, por ejemplo, que traduces Billboard por Los 40 Principales y no sé si un ortodoxo lo aceptaría…

R: Bueno, cuando me dedicaba a traducir thrillers del francés y del inglés también tenía cierta tendencia a veces a ser fiel. Ahora si lo transcribes tal cual es muy difícil de mantener el humor.

P: ¿No es irónico que el castrismo, al que le debe su exilio Manzanera, prohibiera el rock hasta muy tardíamente? ¿Se lo dijo alguien al ilustre castrista Carlos Tena?

R: Pobre: era un buen chaval Carlos Tena. Lo que pasa es que tenía estas manías de comunista y el régimen trata muy bien a los que vienen de fuera. A los de dentro no -los trata a patadas-, pero si tú vas diciendo que admiras al comandante y tal te cae ron, puros, mulatonas, etc.

P: Quiero incidir en la prohibición del rock en Cuba, es decir, ¿Cómo se puede defender la idea de un rock comunista cuando se persiguió esa música allí?

R: ¡Pero el rock ganó! La noche que actuaron los Stones gratis toda la Habana estaba allí. Mick Jagger le ganó a Fidel Castro.

P: ¿No es fascinante el mundo de las bandas británicas de finales de los 60 a los 70 que describe Manzanera? Un éxito casual podía convertir en millonarios a cualquier grupo de chavales…

R: Bueno era una manera de salir de pobre: un ascensor social. Ahora, si te fijas, el rock es una música que ha dejado de ser relevante. Otra cosa que se ha ido también a la mierda es la idea conceptual del álbum; los sencillos se cuelgan en Internet…

P: Háblame un poco de Brian Eno, su relación con Manzanera y su carácter de padre putativo del sonido de los 80

R: El problema de Eno es que, sin componer, pretendía llevar la banda en una dirección que no era la que quería el amigo Ferry. Ahí hubo una lucha de egos evidente que dio como resultado unos primeros discos brillantísimos. En el libro de Manzanera asoma a veces pequeñas muestras del rencor hacia Ferry que él arregla diciendo “yo siempre lo he querido mucho”.

P: Se puede juzgar a Eno como “Mike Oldfield en bueno”

R: No se me había ocurrido eso (risas). Eno era un ente autónomo y con unos primeros discos buenísimos. Pero, cuando se pone excesivamente conceptual, se pueden largar unos ladrillos como el disco del Titanic que sacó su sello.

P: Hombre, tampoco será como el mítico disco de ruidos 'Metal Machine Music' de Lou Reed

R: Solo conozco una persona que lo ha escuchado más de una vez y que le gusta: el crítico musical Ignacio Juliá.

P: ¿No se debería reivindicar a Manzanera como el creador del sonido de Héroes del Silencio?

R: Yo creo que todos sus conocimientos se los enseñó David Gilmour: cuenta en el libro que este era un compañero de universidad de su hermano mayor cuando se instala en Londres y le va echando una mano para presentarse a audiciones. Poco después con Ferry, con Eno pues algo tienes que haber aprendido y podrías aportar un sonido más “british” que es más sofisticado que el que puede hacer un productor español sin conocimientos excesivos. Yo creo que tuvieron suerte los que se lo cruzaron, aunque a mí lo que más me gusta de lo producido por Phil son Los Aterciopelados. No sé, a mí Héroes del Silencio me dio siempre tanto asco que con Phil o sin él, nunca pude con ellos…

P: Para terminar, ¿Le has mandado copia de estos dos libros a Juanjo Puigcorbé? ¿Y a Carles Puigdemont?

R: No, a ninguno de los dos: el segundo sé que vive en Flandes y el otro ni sé dónde vive, ni me importa (risas).

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