Cuando se tramitó la Ley de la Lectura, del Libro y de las Bibliotecas se aprobó un plan extraordinario de dotación de bibliotecas con un resupuesto de 20 millones de euros por año -a cuatro años-. Cada Comunidad Autónoma debía duplicar esa cifra por año, por lo que la inversión total alcanzaría un total de 160 millones de euros sólo para las mejoras de las bibliotecas.
Durante los primeros dos años del plan, las Comunidades Autónomas cumplieron cumplieron lo estipulado. Sin embargo, en 2011 hubo una reducción del 50%, el plan pasó de 20 a 10 millones y sólo 4 Comunidades Autónomas cumplieron su compromiso: la Rioja, Galicia, Madrid, Extremadura y las ciudades de Ceuta y Melilla. Lo previsible para 2012 era partir de la cifra de 2011 y continuar con lo estipulado. Era de esperarse que el aporte Estatal no sobrepasara por tanto los 6 millones de euros ni entrara a rellenar con inyecciones extraordinarias de lo que las comunidades no habían aportado.
En todas las Comunidades Autónomas, Diputaciones y Ayuntamientos los presupuestos para bibliotecas han sufrido recortes de entre un 10% y un 90%, según la Federación Española de Sociedades Archivísticas, Biblioteconomía, Documentación y Museística. En el caso de las bibliotecas públicas en Cataluña, por ejemplo, los recortes aplicados afectan directamente el tema de personal, además, por supuesto de la no renovación de los fondos de lectura.
Tanto en la Comunidad Valenciana como en Madrid ha surgido la posibilidad de externalizar los servicios bibliotecarios. En el caso de Madrid es un proyecto anunciado por el Delegado de las Artes de Ana Botella, en Valencia se trataba en cambio de una realidad que, por un asunto de costes, fue necesario abortar; aun a costa de cerrar las bibliotecas. El Decreto‐Ley 1/2012, de 5 de enero, de medidas urgentes para la reducción del déficit en la Comunitat Valenciana, entre otras, reduce la contratación de empresas que cubrían servicios que la administración no dotaba y que había optado por externalizar hace ya tiempo. Sin personal no se puede dar un servicio y esto llevó al cierre de algunas bibliotecas.
En Galicia, la situación es parecida, ya que se plantea como solución el despido de 3 trabajadores de los 5 existentes en la biblioteca municipal como una manera de trabajar con los recursos mínimos para garantizar, al menos, el funcionamiento del centro. En lo que a talleres se refiere, las bibliotecas no gozan ni del presupuesto ni el personal para impulsar una programación, por lo que han tenido que legar o bien a acuerdos de colaboración, o directamente prescindir de ellos.
La pregunta que queda en el aire, una vez confirmado el despedazamiento del plan de dotación de bibliotecas,sería, cuál es realmente la incidencia directa y de qué frma puede evaluarse cuál será el efecto directo de la falta de fondos editoriales y personal en las bibliotecas en el fomento de la lectura y de qué forma puede revertirse ese efecto, si es que puede conseguirse, acaso, tal cosa.