Mejor Grabación y Mejor canción del año por Stay with me, Mejor Artista Nuevo y Mejor Álbum de Pop por In the lonely hour confirman a Sam Smith como el gran triunfador de una noche que ya anticipadamente le hacía aparecer como uno de los máximos candidatos. Haber sido el suyo uno de los discos más vendidos del año pasado tenía la prerrogativa de llevarse los oropeles, incluso por encima de la gran, y agradable, sorpresa de ver ahí a un Beck alejado de su histórica canción Loser (Perdedor) y llevándose los premios a Disco del Año y Mejor Disco de Rock por Morning Phase.
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Eternas coincidencias o plagios
Pero no todo en la victoria del jovenzuelo Smith es claro y prístino. Al menos no todo en lo referente a su canción bandera, Stay with me. Porque compuesta, o al menos firmada, hasta hace unas semanas por el propio Sam Smith, James Napier y William Phillips, ha tenido que ampliar la nómina de autores de la misma, incluyendo a Tom Petty y al líder de la Electric Light Orquestra Jeff Lynne. El caso es que las similitudes de Stay with me con la canción I won’t back down, incluida en el disco Full Moon Fever publicado por Tom Petty en 1989 y firmada junto a Lynne, hizo que los editores de la misma se pusieran en contacto con los representantes legales de Sam Smith inquiriendo sobre el caso. Según se supo poco después, ambas partes llegaron a un rápido acuerdo, tratando de evitar la publicidad, por el que aceptaban incluir como autores de Stay with me a Petty y Lynne. Evidentemente, aunque Smith declaró, una vez se filtró la noticia, que todo se debía a una enorme coincidencia, el mero hecho de haberlo reconocido tan rápidamente ha dejado una nube de sospecha sobre la canción difícil de pasar por alto.
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Tom Petty, que aparentemente se ha mantenido al margen durante todas las conversaciones, declaró elegantemente que esas cosas suelen pasar, y que no hay problemas entre ambos músicos. Lo que no podrá negar es que le va a suponer unos pingües beneficios, más ahora que la canción y el disco que la contiene recibirán un buen impulso tras los premios cosechados. Un disco, In the lonely hour, y una música, la de Sam Smith, dentro de los márgenes de lo que es hoy en día el rhythm & blues más comercial, desprovisto de cualquier complejidad, con la única idea de agradar, si es como música de fondo, mejor, asentado en una temática con el amor y el desamor como eje central y una voz aceptable. Vamos, música sin riesgos, sin problemas, sin exigencias, bien hecha y con buen sonido, pero también sin vida ni emoción. Como la mayoría del pop de hoy en día.