A la tercera va la vencida. El compositor y músico José Miguel Fernández Sastrón, representante del Colegio de Pequeño Derecho, ha sido elegido, por 17 votos frente a los 16 que ha recibido Antonio Meliveo Mena, por la Junta Directiva de la SGAE como nuevo presidente de la entidad de gestión de derechos. Esta es la tercera ocasión en la que se presenta al cargo, con el que se ha hecho gracias a una mínima diferencia.
Fernández Sastrón (Madrid, 1959) sustituye así al guionista y productor José Luis Acosta Salmerón (Úbeda, Jaén, 1961), elegido en julio de 2013, que decidió presentar, inesperadamente, su dimisión irrevocable ante la Junta el pasado 31 de marzo al considerar incompatible su vida profesional y personal con el cargo.
El tres en un número recurrente. El músico, que se convierte en el tercer presidente de la entidad desde que la Guardia Civil detuviera acusado de apropiación de fondos en julio de 2011 a Eduardo Bautista, se había postulado en todas las anteriores ocasiones en las que ha estado vacante ese puesto para ocuparlo y su opción ha sido la más votada frente a la del otro candidato, Antonio Meliveo Mena.
El autor de bandas sonoras como Trileros o programas de televisión como Sorpresa, sorpresa, se proponía como presidente, un afán en el que "siempre" se ha visto respaldado por los músicos. Estará al frente de la SGAE hasta 2019, cuando se convoquen nuevas elecciones, y en ese tiempo, dice, quiere ser "el presidente de todos los autores", "dialogar con todo el mundo" y "estar en el medio", sin escorarse hacia ningún lado: "Creo que esta va a ser una etapa nueva y que nos van a dar un voto de confianza".
Estas elecciones se han celebrado tras la dimisión del presidente de la SGAE, José Luis Acosta, a finales de marzo. Aquello sumó un revés más a una institución que no levanta cabeza desde que se destapara, en 2011, el escándalo de apropiación indebida, falsificación de documentos y desvío de fondos liderada por Eduardo Bautista, que había ocupado la presidencia del organismo desde 1995 y trabajado en la entidad durante 34 años.
De ahí en adelante, nada ha ido bien: las apretadas elecciones de una institución que en 2012 intentaba lavar su imagen, seguidas de la expulsión de Antón Reixa en verano de 2013; el rechazo –en dos ocasiones– de las cuentas y la convocatoria de elecciones anticipadas para 2015 –las segundas en menos de tres años–.