Tras alcanzar una recaudación de alrededor de 200 millones de dólares en Estados Unidos (unos 190 millones de euros) desde su estreno el pasado 4 de julio y superar el resultado en taquilla de grandes producciones como Indiana Jones y el dial del destino, llega a los cines españoles Sound of Freedom, una película que denuncia el tráfico de niños para la explotación sexual y que al mismo tiempo ha recibido acusaciones de cercanía a las teorías conspirativas de la plataforma Qanon, y ha despertado sospechas entre los sectores progresistas, en parte por su rechazo a su actor protagonista, Jim Caviezel.

"Todos estamos a favor de proteger a los niños y eso debe trascender cualquier ideología política. Debemos aprovechar esta temática para unirnos y no para dividirnos, como se ha intentado. Pero también la moneda tiene dos lados, y yo sí veo una unión en la audiencia y lo aplaudo", ha señalado el director de la película, Alejandro Monteverde, en una entrevista a Vozpópuli con motivo de su visita a Madrid para presentar este filme, que se estrena este miércoles en los cines españoles.

Sound of Freedom cuenta la historia real de Tim Ballard, un ex agente de Seguridad Nacional de Estados Unidos, padre de familia numerosa y fundador y director ejecutivo de la ONG Operation Underground Railroad, que luchó durante años contra delitos de pederastia y consiguió liberar a decenas de niños en una operación que tuvo lugar en Colombia, tal y como narra el filme, en el que también aparecen Mira Sorvino (que interpreta a la esposa de Ballard), el actor español Javier Godino, que da vida a un agente colombiano, o Bill Camp, pieza imprescindible en la cruzada de Ballard.

Jim Caviezel, quien recientemente reconoció a la prensa que protagonizar La pasión de Cristo (2004) a las órdenes de Mel Gibson le había costado cierto ostracismo en la industria -algo de lo que le advirtió el propio director de la cinta y que él asumió- mantiene un compromiso con las ideas conservadoras y también ha hecho algunas declaraciones que respaldan las teorías de la plataforma Qanon, lo que ha podido perjudicar la promoción del filme o, al menos, encasillarla en algún lugar que no encaja con los dogmas más progresistas.

"Trataron de etiquetarla pero lo que invitamos a toda la audiencia es a que vengan a ver la película para que rompan y desactiven esos prejuicios"Alejandro Monteverde, director

"Todo el mundo tiene derecho a expresar su opinión, su ideología, y deberíamos celebrar la ideología de cada persona aunque no estemos de acuerdo con ella. Cuando se hace una película se convierte en un producto. Trataron de etiquetarla pero lo que invitamos a toda la audiencia es a que vengan a ver la película para que rompan y desactiven esos prejuicios, porque eso es lo que ha estado sucediendo", lamenta el cineasta.

Monteverde defiende que este proyecto ha contado con un equipo de personas con "todo tipo de creencias políticas y religiosas", también "ateos y agnósticos", y a todos ellos les unía la idea de "proteger a los niños y crear un diálogo y un espacio para conversar sobre esta temática". Por este motivo, reconoce que se puso "triste" cuando se encasilló la película. "Pensaba que era el final de mi carrera", ha reconocido el cineasta, director también de las películas Bella (2006) y Little boy (2015).

Sound of Freedom aborda un negocio que genera ganancias globales de alrededor de 150.000 millones de dólares y que tiene en Estados Unidos el principal destino en el tráfico de menores. A pesar de todo, se ha convertido casi en un tabú, pero no solo en el cine, como señala Monteverde, sino en general en toda la sociedad. "Esto ha pasado desde el comienzo de la historia del ser humano, no es algo nuevo. Pero es algo muy difícil de exponer porque es muy oscuro e incomodo, más para aquellos que tenemos hijos", apunta.

Sound of Freedom: 8 años para ver la luz

El periplo de Sound of Freedom desde que empezó a ser pensada hasta que finalmente llegó a los cines ha sido muy largo: ocho años de los cuales dos estuvo concentrado en un guion que a menudo era revisado "a medias" ante la dureza de lo que contaba, y que además tenía que ser revisado por el verdadero Tim Ballard. A continuación, se sumó el reto de "recaudar el dinero", filmar una película "muy ambiciosa, con muchas localizaciones y niños".

La película iba a ser distribuida por Fox Internacional, pero tras de la adquisición por parte de Disney, Sound of Freedom desapareció "en las arenas movedizas" y se quedaron "huérfanos" durante la pandemia hasta que los hermanos Harmon y su distribuidora Angel les rescataron.

"Por lo que sé, Disney se portó muy bien. También pudo haber dicho que no la iban a distribuir pero dejarla guardada, y no lo hicieron, sino que facilitaron que recuperásemos la película", ha señalado Monteverde sobre el viaje que esta cinta hizo de una distribuidora gigante a otra más modesta -Angel- que crece con proyectos como The Chosen, una serie que narra la vida de Jesús de Nazaret.

Sound of Freedom: de Disney a Angel

La explicación que el director da al hecho de haber estado en el cajón de los proyectos Disney cree que es "obvia" y que se debe a que cuando la famosa empresa de animación compra un gigante, muchos de los proyectos que había se quedaron fuera. "No creo que Disney no quisiera la película, sino que se trataba más de un problema de logística. Ni sabían el contenido que tenían, y más en el cine independiente internacional, que se quedó en el baúl", sostiene.

Sin embargo, el productor de la cinta y también uno de los actores, Eduardo Verástegui, es más rotundo sobre su falta de interés en distribuir Sound of Freedom. "Solo me dijeron que no era para ellos. Después yo especulo y trato de adivinar si Disney quiere sexualizar a los niños -porque esa es la agenda que trae Disney- y Sound of Freedom quiere rescatar a los niños, empiezo a entender cosas, pero no me atrevo a asegurar que fue por eso. Lo único que sé es que no la quisieron y después les ganamos, en su propia cancha", ha señalado el productor en declaraciones a Vozpópuli.

Verástegui defiende que esta es la primera película independiente hecha por mexicanos que se convierte en la número uno en la taquilla de Estados Unidos, "a pesar de la polémica y la controversia" y en parte "gracias al apoyo de la prensa hispana" y también al "apoyo de Alejandro Sanz, Luis Fonsi y Mel Gibson".

¿Quién puede estar en contra de esta película? "Solo los pedófilos pueden estar en contra o la industria de la pedofilia, o los carteles que trafican con niños, que al darse cuenta de que les estamos tumbando el negocio, les estamos tocando el nervio, sus intereses, tampoco se iban a quedar con los brazos cruzados. Sabíamos lo que venía y sabíamos que nos íbamos a enfrentar a esa bestia. Pero por más que trataron de bloquearla, fue muy rebelde y nosotros también", ha señalado.

Hay quienes argumentan que el secreto de haber llegado al número uno de la taquilla puede deberse a contar con el sistema "Pay it forward" que propone la distribuidora -y que llega también a España con el estreno de este filme- que no es otra cosa que adquirir entradas para que otros puedan disfrutar del visionado. Verástegui defiende que cuando una cinta compite contra otra que tiene "dos mil salas más", o 150 millones de dólares más en presupuesto de publicidad, o una película que costó 230 millones de dólares con una que costó 14, no se compite "en piso parejo". "Les ganamos, cada quien siendo creativo para poder competir", apunta.

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