El Ecce Homo de Borja protagonizó durante el verano de 2012 uno de los culebrones surrealistas de la historia del arte. El cuadro de un siglo de antigüedad no detentaba un gran valor artístico, pero gracias a una singular restauración ocupó las primeras planas de todos los medios informativos. Para unos, la intervención fue calificada de catastrófica, borrosa e irreconocible. Otros, sin embargo, se lo tomaron por el lado de la parodia, caricatura y pantomima. Pero en el caso de Turquía pocos han visto el lado burlesco o gracioso, si lo tiene, de la rehabilitación de al menos diez mosaicos del Museo Arqueológico de Hatay, en Antioquía.
El escándalo ha estallado después de que Mehmet Daskapan, un artesano local, denunciase que mosaicos muy valiosos de la época romana se estaban arruinando en su restauración. “Se han convertido en caricaturas de lo que fueron”, reconocía resignado Daskapan en declaraciones a un periódico local.
El Gobierno turco destinó 17 millones de euros a rehabilitar el Museo Arqueológico de Hatay
Entre los mosaicos más dañados se encuentran trabajos tan famosos como el Sacrificio de Isaac, el Narkisos o el Isis, en honor a la diosa egipcia y no debido a la formación terrorista. Precisamente, este último es el más afectado por las malas prácticas, donde están cambiadas las ubicaciones de las piedras, los colores e, incluso, han engendrado una expresión facial completamente diferenciada a la original.
La fallida recuperación de las obras de arte comenzó con la renovación del Museo Arqueológico de Hatay. Esta exposición es una excelente muestra de arte antiguo, ya que Antioquía es una región muy rica en historia, además de ser un centro relevante y comercial del Imperio Romano, de los bizantinos, los cristianos y también los otomanos. Desde el Gobierno turco se destinaron más de 17 millones de euros a la construcción de un nuevo museo y, una vez terminado, se expondrán las 1.700 obras que albergaba en su interior.