Cultura

La canción más escuchada de 2020 (y qué revela sobre esta crisis)

The Weeknd arrasa con "Blinding lights", una pieza oscura sobre soledad y aislamiento

La canción más exitosa de 2020 se publicó en 2019, concretamente el 29 de noviembre. Quizá a algunos les parezca que esto es algún tipo de trampa en el recuento, pero en realidad la disonancia temporal es mucho mayor: “Blinding lights” es un himno del siglo XXI pero todos los elementos sobre los que se sustenta ya estaban descubiertos y plenamente desarrollados en 1985, el año en que las estrellas pop suecas A-Ha publicaron su éxito global “Take On Me”. En realidad, es casi imposible escuchar los primeros treinta segundos de "Blinding Lights" sin que venga a la cabeza su instrumentación y melodía. Tienen un evidente aire de familia. El caso es que Abel Makkonen Tesfaye -la persona detrás de The Weeknd- nació en 1990 y le ha tocado la lotería pop de redescubrir ese sonido a su generación. Tesfaye confesó a Variety que otra de sus inspiraciones había sido “More Than This”, el sedoso y sutil éxito de Roxy Music, superventas que arrasaron en los años ochenta.

El hip-hop y la música urbana siempre se han caracterizado por su crudeza, pero eso fue cambiando poco a poco hasta el punto de una estrella global del género como Kane West ha bailado locamente “Take On Me” en sus conciertos como forma de reivindicar para el rap los registros considerados ‘moñas’. Cuando lo hizo el 12 de marzo de 2006 en la sala Razzmatazz de Barcelona, muchos raperos se quedaron con la boca abierta, sin saber cómo reaccionar. Algo cambiaba en el juego. Hoy queda claro que su intuición fue visionaria, ya que “Blinding lights” lleva más de mil millones de escuchas en Spotify, la red de referencia para contabilizar el ‘streaming’, según confirmas fuentes de la industria a Vozpópuli.

Además, como en una carambola mágica, la letra contiene frases habituales el lenguaje del pop, pero que encajan como un guante en el encierro global provocado por la crisis de la covid-19. Sobre todo, “La ciudad esta fría y vacía” o “he estado solo demasiado tiempo”. Sin duda, es una casualidad, pero contribuye a enrraizar la pieza en el espíritu de su tiempo. El videoclip muestra al artista tratando de curar las heridas de una ruptura mientras recorre un paisaje nocturno tipo Drive o Corrupción en Miami. Todo eso contribuye a conectar con millones de oyentes que comparten una sensación de desconcierto, melancolía y nostalgia por el recuerdo de tiempos mejores.

Pop para todos

La sombra de la precariedad  y la incertidumbre, tanto laboral como emocional, hace que los seres humanos nos refugiemos en el recuerdo de etapas mejores. Además, desde la década de los 2000 la música popular anglosajona vive presa de la retromanía, terminó acuñado por el crítico musical británico Simon Reynolds para describir ‘la obsesión del pop con su propio pasado’. También podría decirse que es causa de la falta de ideas y nuevos caminos para componer, con los superventas poco dispuestos a arriesgar y los revolucionarios del sonido más escasos que nunca. Los elementos 'vintage' ayudaron a que "Blinding Lights" sedujese al público familiar y a oyentes que no eran fans de The Weeknd, sino de los años ochenta.

La canción se inscribe en varias modas exitosas, entre ellas la oleada 'synthwave', subcultura de adoración de los cálidos e hipnóticos sintetizadores de los años ochenta

No nos engañemos: el éxito de esta canción es fruto de cualquier cosa menos de la casualidad. Para empezar, en la composición está implicado Max Martin, el alquimista pop más exitoso de nuestra época. Este mago sueco de las listas de ventas ha firmado pepinazos globales para Britney Spears, Taylor Swift y Katy Perry, además de “Can’t Feel My Face”, el anterior pelotazo de The Weeknd. Esta última, por cierto, es una apología de la ketamina, tranquilizante para caballos muy popular entre los cluberos más salvajes. The Weeknd también cuenta con un potente equipo en redes, de hecho “Blinding Lights” tuvo una de sus cimas cuando se popularizó un 'challenge' (desafío) bailable en Tik Tok. La oficina del artista se niega a revelar si pagó a redes sociales para promocionar el himno, pero es práctica habitual en la industria. Se limitan a subrayar que el desafío de baile fue iniciado de manera espontánea por los fans.

Magia y mercadotecnia

En todo caso, se sabe que se realizaron acciones tan especificas como invitar a varios ejecutivos de Tik Tok a una fiesta de escucha en Los Ángeles, celebrada en la casa de Sal Salaiby, representante de The Weeknd. La delegación fue encabezada por Isabel Quinteros, mánager 'senior' de alianzas comerciales y relación con los artistas de Tik Tok. Allí hubo consenso en que “Blinding lights” era la canción más adecuada para esta red social, la preferida por el público adolescente. El plan de promoción se cuenta con todo detalle en un completo reportaje de The Wall Street Journal.

La canción se inscribe en varias modas enganchosas, entre ellas la oleada 'synthwave', subcultura de adoración de los cálidos e hipnóticos sintetizadores de los años ochenta. Incluso se ha realizado un documental sobre esta tendencia, titulado La rebelión de los sintes (2019), dirigida por el español Iván Castell. Más allá de circuitos de culto, vivimos un revival cultural de la era de Reagan y Thatcher, con Hollywood estrenando o trabajando en los últimos años en nuevas versiones de taquillas de aquella época como Los cazafantasmas, Terminator, It, Top Gun y de diversas subtramas de La guerra de las galaxias. The Weeknd ha listado de manera extensa sus influencias ochenteras, que pasan por Prince, The Pretenders, Hall & Oates, Cocteau Twins, Billy Idol, Donna Summer y el house de Chicago. El disco que contiene “Blinding lights” se titula After Hours (1985), expresión robada de una película de Martin Scorsese de 1985, donde se describe una salida nocturna que escapa a todo control. "Blinding lights" revela nuestro desamparo, la necesidad de recurrir a registros familiares y la nostalgia por la edad de oro del consumismo.

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