Suyos son los logotipos del Círculo de Bellas Artes, la Fundación Juan March, el Teatro de La Zarzuela y las universidades de Salamanca y la Complutense, pero también el logo de la Once, el de la Biblioteca Nacional y hasta el de la cajetilla de Ducados. Diseñador en activo desde los años sesenta, Alberto Corazón dotó de media España, que ha amanecido huérfana con la noticia de su muerte.
Diseñador, fotógrafo, escultor. Casi un humanista contrarreloj, Corazón ha abandonado este mundo a los 79 años. Él, que entendió el diseño como un radiografía instantánea de la sociedad en el que esas líneas se integran deja esta semana un vacío, una mancha blanca sobre el paisaje cultural. “Es una especie de radiografía instantánea de la sociedad. Se trata de un proceso dinámico, en continua evolución”.
Buena parte de sus 50 años de trabajo quedaron reunidos en el volumen Trabajar con Signos. Diseños de Alberto Corazón. 1963/2013 , que reunía 261 publicaciones, 115 carteles, 3 esculturas en bronce, 30 maquetas, 11 obras originales y documentación. Corazón entendió al ser humano en tanto especie simbólica y justamente por eso, debemos encontró en el diseño la principal herramienta de los intercambios entre las personas.
Para él, la funcionalidad era tan importante como la belleza: “El diseño en el que creo es el que tiene utilidad pública. Debe ser una herramienta que nos permita una mayor conexión con la realidad y con la posibilidad de modificarla. Esa herramienta debe estar al servicio de la colectividad, es algo que no podemos perder de vista”, dijo a esta cabecera en el año 2013.
Miembro de la Real Academia de Bellas Artes, Alberto Corazón fue fundador y presidente de la Asociación Española de Diseñadores Profesionales. Su trabajo ha sido reconocido con el Premio Nacional de Diseño y galardonado por el Arts Directors Club de New York, el British Design y el Design Council International, además de ser el único diseñador europeo que ha recibido la medalla de oro del American Institute of Graphic Arts. En 2006 ingresó como miembro de número en la Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Para Corazón, quien ha practicado la pintura y escultura además del diseño, no hay necesariamente porqué buscar líneas divisorias entre el arte y el diseño cuando se puede conseguir la convivencia de ambas. “El diseño es algo que está inmediatamente ligado a la cotidianidad, al día a día. La creación plástica remite a zonas profundas de nuestra psique, ninguno de los dos se excluye, tiene sus propias tareas”.
La obra que podrá contemplarse en el Almudí (Murcia) hasta el mes de julio incluye carteles, portadas de libros, cajas de mazapán, señalización pública. La lista puede ser interminable. Parece justamente por eso, por su portafolio infinito, que Corazón cierra su conversación refiriéndose al diseño como un proceso en el que lo que importa no es el resultado, sino el proceso en sí.