Hace unos días anunciábamos el lanzamiento en modo piloto de Aura, el primer producto de Telefónica basado en la llamada Cuarta Plataforma. A saber. Se cogen todos los datos de los clientes que posee Telefónica -preferencias, forma de navegar por internet, tipo de productos que más consumen, ubicaciones más frecuentadas...- Se meten en una coctelera, se remueve todo bien y se sirve a terceras empresas.
En la copa, muchísima información anónima, desagregada, que puede ayudar a a crear servicios personalizados, a tener más negocio. La apuesta de Telefónica por ocupar otro espacio más allá del negocio puro y duro de las redes. Para demostrar que la Cuarta Plataforma funciona, Telefónica ha sido la primera en beber de la copa. Tras paladear los datos de sus clientes, ha lanzado Aura.
No hay duda de que para ellos será un servicio que aportará un gran valor. A veces nos pasa que, de repente, nos damos cuenta, en el metro, de que queríamos ver tal o cual serie. O no sé qué partido de fútbol que se va a retransmitir en cuestión de minutos. Ya no será problema. Desde el teléfono, en cualquier lugar, con nuestra propia voz, podremos ordenarle a Aura que nos grabe el partido. Y de paso un par de capítulos de esa serie infantil que tanto le gusta a nuestros hijos. ¡Ah! y que se la vuelque será cuando hagan los deberes. Aura permitirá esto y más: subir el volumen de la televisión, encontrar películas por actor o género. Un esclavo completamente legal.
Aura puede acabar siendo un singular Caballo de Troya para que, según lo atrevida que sea Telefónica dando libertad al cliente para controlar sus servicios y productos, la imagen de la compañía por parte de clientes y no clientes mejore. Un Caballo de Troya para ganar la batalla de la percepción desde dentro, desde el propio cliente
Sin duda, será algo de un gran valor añadido para el cliente, y un ejemplo de lo que se puede hacer con los datos de los usuarios. Una pretendida puesta de dientes largos para que otras empresas se suban a la Cuarta Plataforma, el negocio más disruptivo del operador en los últimos tiempos. Boca a boca, le llaman.
Pero fuera de lo que suceda con otras empresas, Telefónica tiene en Aura una oportunidad oro para dejar de ser tan mal percibida por muchos clientes y no clientes. La clave está en lo que pueda hacer el cliente con Aura, y no tanto en el cómo. Da igual si la plataforma es más o menos atractiva. Si tarda más o menos en comprender lo que le dice un usuario. Son cosas que la tecnología resolverá en más o menos tiempo.
Lo que no puede solucionar la tecnología es lo que puede hacer un cliente con sus servicios. Eso está en el tejado de quienes dirigen la compañía. Si Telefónica tiene todos mis datos. ¿Por qué no poder ver qué servicios hay contratados y qué se está pagando por cada servicio? ¿Por qué no poder dar de baja un servicio concreto también de viva voz, al instante? ¿Por qué no dar de baja en dos pasos la línea de un familiar recientemente fallecido? ¿Por qué no eliminar toda esa burocracia con la que los operadores ganan dinero pero el cliente no hace más que pagar disgustos?
Lo dicho. Telefónica tiene dos retos con Aura. Por un lado demostrar que es una idea que puede ayudar a que otras empresas hagan negocio. Por el otro demostrar que el cliente tiene realmente libertad para manejar los servicios que paga. Aura puede acabar siendo un singular Caballo de Troya para que, según lo atrevida que sea Telefónica dando libertad al cliente para controlar sus servicios y productos, la imagen de la compañía por parte de clientes y no clientes mejore. Un Caballo de Troya para ganar la batalla de la percepción desde dentro, desde el propio cliente. Quizá es arriesgado a corto plazo, pero es una apuesta segura en el largo.