Las dietas cetogénicas o las basadas en el consumo de proteína están de moda. Los hidratos de carbono se han ido temiendo poco a poco hasta desaparecer de la mayoría de regímenes para perder peso. Como resultado, hay actualmente miles de personas alimentándose a base de carnes y pescados para adelgazar rápido.
Aunque a veces funciona, hay casos en los que consumir demasiada proteína conduce al aumento de peso y favorece la aparición de enfermedades. Cada vez son más los expertos en salud que están alertando sobre el aumento del consumo de estos alimentos de origen animal. La doctora Judit Soto, experta en nutrición, es una de ellas.
En su libro Salud con razón (Ed. Paidós), la especialista enseña de forma fácil que comer sano y cuidar de nuestra salud no tiene por qué ser aburrido, trata el tema de las enfermedades cardiovasculares y, cómo no, habla de las consecuencias que tiene consumir demasiada proteína. Vemos qué dice al respecto.
Comer demasiada carne y pescado te hace engordar (y es malo para la salud)
La doctora Judit Soto asegura en su libro que con el aumento de ingresos en las familias y la industrialización ha aumentado también muchísimo el consumo de carne, pescado, huevos o embutidos, "porque poner un filete en la mesa siempre se ha considerado una muestra de poderío económico".
"Si comes cantidades ingentes de proteína y sigues en el sofá, serás un enfermo muy bien nutrido. Para crear hay que destruir: entrenar el músculo creará pequeñas roturas en sus fibrillas que nuestro cuerpo no solo reparará, sino que le servirán de estímulo para hacer crecer el músculo", asevera.
Debemos evitar las carnes procesadas y los embutidos, y que debemos reducir nuestro consumo de carne (blanca o roja), de pescado, de huevos y de lácteos
"Es habitual obsesionarse e ir a hacer la compra en plan caza y captura de todo aquello etiquetado «alto en proteína» o meternos con calzador cada día un batido de proteína. Pero lo cierto es que nuestro cuerpo no almacena proteínas y las que no utiliza se eliminan mediante la orina, de modo que si tomamos demasiadas proteínas lo único que conseguiremos es una orina más cara", apunta la doctora Soto.
¿Cuánta proteína animal debemos comer entonces?
"El consumo mínimo recomendado de proteína es de 0,8 g/kg (es decir, que para una persona de 50 kg serían 40 g de proteína al día). Es importante no confundir necesitar 40 g de proteína con comer 40 g de un alimento proteico. Es decir, 40 g de pollo no cubrirían las necesidades en este caso porque solo aportan unos 8 g de proteína (100 g de pollo tienen 20 g de proteína, además de agua y otros componentes que contribuyen a los 100 g de peso total)", apunta la doctora, que afirma que "no hay que sobrepasar las tres raciones de proteína animal a la semana, aunque lo óptimo sería reducirla progresivamente a cero dejándola para consumo ocasional (fines de semana o festivos)".
No hay que sobrepasar las tres raciones de proteína animal a la semana, aunque lo óptimo sería reducirla progresivamente a cero dejándola para consumo ocasional
Hoy en día la mayoría de los alimentos healthy más caros que vemos en el súper están "enriquecidos con proteínas". Esta proliferación ha impulsado numerosos estudios para determinar si esto es saludable o no. Uno de los más recientes es el estudio de Rotterdam, que detalla la doctora Soto en su libro. Los investigadores hicieron un seguimiento a casi 15.000 personas, a las que se midió la cantidad de proteína ingerida y el alimento que la aportaba. También se hicieron pruebas médicas como análisis, medidas de peso y talla, entre otras. Se ha seguido a esta población durante más de 30 años, lo que ha proporcionado datos sobre la causa de muerte y/o enfermedades de estas personas.
El resultado seguro que ya lo intuyes: "Las personas con un consumo habitual de carne, pescado o lácteos en cantidades consideradas normales (unos 1,2 g/kg al día de media) desarrollaron con más frecuencia obesidad, resistencia a la insulina, prediabetes, diabetes tipo II42 y enfermedades cardiovasculares. No sucedió en aquellos que consumieron proteína vegetal (legumbres, frutos secos, etc.)", asegura la doctora.
Los mecanismos por los cuales la proteína animal conduce a estas consecuencias se deben a un conjunto de factores. La médico apunta dos: los aminoácidos ramificados interfieren en que la señal de la insulina llegue a las células; o las grasas, el hierro, los nitritos y las moléculas glicosiladas de estos alimentos "tienen un papel en el desarrollo de estas alteraciones patológicas".
La proteína animal se relaciona con una mayor tasa de enfermedades cardiovasculares y muerte en general
La doctora Soto es clara a este respecto y afirma que los estudios concluyen que tomar proteína vegetal (legumbres, frutos secos, vegetales o fruta) disminuye el riesgo de contraer diabetes tipo II, resistencia a la insulina, enfermedades cardiovasculares y también el riesgo de muerte (por enfermedad cardiovascular, cáncer, etc.). Y que, por contra, la proteína animal se relaciona con una mayor tasa de enfermedades cardiovasculares y muerte en general.
Para finalizar, nos quedamos con dos recomendaciones clave que la doctora apunta en su libro: que debemos evitar las carnes procesadas y los embutidos, y que debemos reducir nuestro consumo de carne (blanca o roja), de pescado, de huevos y de lácteos.