Que la comida sea tu alimento y el alimento, tu medicina ya lo dijo Hipócrates, legendario galeno de la Antigüedad, y hoy ponemos parte de nuestra salud digestiva en manos de las especias. Las digestiones pesadas están a la orden del día en cuanto a los problemas estomacales más frecuentes.
A ellas se suman el reflujo, las úlceras y, cómo no, los problemas de tránsito y de gases. Males altamente evitables que no solo tienen salida a través de medicamentos, sino también de nuestra dieta, donde entran en acción las especias.
Es aquí donde las especias entran en acción, que no actúan solo como una forma de condimentar o dar sabor a nuestros platos. Más allá de darle 'emoción' a la comida, son muchos los ingredientes que pueden facilitarnos la vida, ya sea en la digestión o directamente en el baño.
Especias y hierbas aromáticas como el hinojo, el anís estrellado, el laurel, el comino o la canela vienen al rescate de tu salud gástrica para que comer no acabe convirtiéndose en un suplicio. Aunque no son mágicas, claro, si los problemas persisten siempre se debe acudir a médicos y profesionales de la salud.
1. El hinojo
Uno de los reyes de los carminativos (aquellos que ayudan a expulsar gases) es el hinojo, al que ya en tiempos de Carlomagno se tenía en alta estima medicinal. No solo a nuestros intestinos le va a hacer bien, sino que también tiene un poderoso efecto diurético, sobre todo cuando lo consumimos en infusión.
Eso no quiere decir que no lo usemos como tal en cocina, ya que se usa tanto su bulbo como sus hojas y sus flores. Es especialmente aromático, teniendo ciertos recuerdos anisados, producto de su alta presencia en anetol (con el que se saboriza en industria el dulce de regaliz, por ejemplo).
En nuestra cocina podemos utilizar su tallo y sus flores en platos relativamente contundentes como podrían ser guisos, sopas o estofados, sobre todo aquellos en los que participen las legumbres, ya que les dota de un aroma dulzón interesante y luego hace más amables las sobremesas.
El bulbo también se come, pero en nuestro país no goza del estatus que alcanza en países como Italia, cuna del hinojo dulce (también llamado de Florencia) y que es el que encontramos habitualmente en tiendas y supermercados. Es común comerlo asado, ya sea al horno o a la brasa, e incluso troceado en un salteado de verduras. En cualquier caso, es una buena forma de suavizar nuestros platos, aportar aroma y de paso, hacer que nuestro estómago nos lo agradezca.
2. El anís
Forma parte del recetario de especias de la abuela (y funciona) y que, como el hinojo, es habitual aplicarlo en infusión con los famosos anisetes, que ejercen ese efecto carminativo en nuestro sistema digestivo. De nuevo se lo debemos agradecer a la presencia del anetol, que en este caso podemos encontrarlo en dos tipos de anises distintos: el anís verde (Pimpinella anisum), también llamado matalahúva, y el anís estrellado (Illicium verum).
Ambos son muy aromáticos y sápidos, por lo que no debemos pasarnos de su uso en los platos que vayamos a cocinar. Por ejemplo, podemos distraer una flor de anís estrellado en un caldo, sopa o fondo que queramos preparar, ya que le va bien tanto a verduras como a carnes y pescados. También podemos utilizarlo en algunos postres como las peras al vino o para aromatizar un arroz con leche de forma más oriental.
En el caso del anís verde bastará también con una pizca, que en este caso podemos aplicar a sopas y caldos, pero también a la hora de cocer un arroz (del mismo modo que usaríamos el laurel, otro gran carminativo), además de platos de marisco o pescado. También podemos usarlo en repostería y panadería, así que hacer unas galletas o un bizcocho y añadir en la masa una cucharadita de matalahúva puede ser agradecida por nuestro estómago.
Huelga decir que ambos los podemos usar también a modo de infusión, muchas de ellas ya en una mezcla especial depurativa o compartiendo cartel con infusiones recomendadas para perder peso.
3. El comino
Imprescindible en la cocina rica en especias de Oriente Medio y el norte de África, a la que añade un sabor ligeramente amargo, pero un aroma dulzón fácilmente reconocible. Forma parte indisoluble de los clásicos masalas y currys indios, pero también lo verás rodeando el Mare Nostrum en mezclas como el ras el hanout.
Ajeno a estas mixturas, el comino ha sido –y es– una de las especias claves para dar ese toque 'moruno' a nuestros platos, sentándole especialmente bien a platos de legumbres o de crucíferas (repollos, coliflores, coles...) puesto que facilitaba las digestiones y la expulsión de gases derivadas de este tipo de preparaciones.
Es muy intenso, así que su uso siempre debe ser moderado, porque la facilidad que tiene de arruinar un plato –como muchas otras especias– si nos pasamos con la cantidad es impresionante, así que utilicemos la medida de la pizca (apenas un pellizco). Es muy habitual usarlo en marinadas, pero en tal caso debemos tener en cuenta el tiempo de reposo. A más horas de guarda, más potencia, y eso con el comino es jugársela demasiado.
En cualquier caso hablamos de una especia amiga que estimular la digestión, pero también despierta el apetito, por lo que todos los que sufran de gases, aerofagia o hinchazón abdominal agradecerán su concurso en cualquier comida.
4. El laurel
Tampoco necesita 'padrino' el laurel para colarse en las cocinas de media España porque, quien más y quien menos, desliza una hojita en un arroz blanco, se marca un guiso de legumbres o hace algún platito en escabeche, ya sea pescado o carne, donde darle salida.
De él no solo encontramos virtudes carminativas, sino que también estimula las secreciones intestinales, sino que incluso tiene aplicaciones para evitar náuseas y vómitos, además de paliar cólicos y diarreas al ser un poderoso astringente. Oficialmente no entraría dentro de las especias, pero sí de las hierbas aromáticas, aunque bien merece un hueco hoy.
Su forma de uso no puede ser más sencilla, aunque también con moderación porque es muy intenso –le conocemos de sobra– y con añadir una o dos hojas secas al guiso en cuestión será más que suficiente, aunque si contamos con ellas en fresco será más agradable al olfato.
5. La canela
Poca carta de presentación necesita una de las reinas de nuestra repostería, a la que no tenemos por qué condenar solo al mundo dulce. La canela es una de las especias más versátiles y también podríamos atrevernos a cocinar salado con ella, como puede ser un arroz, una sopa de verduras o, por supuesto, dándole salida en salsas de carne y de pescado.
Es una poderosa aliada carminativa, por lo que podemos usarla de manera indistinta en rama o ya molida, aunque la mejor forma de tener todo su sabor y renunciar al a veces incómodo gusto de la canela en polvo, es hacerlo con la canela en rama.
Su contribución a la salud estomacal es de similar magnitud a la que venimos hablando con el resto de integrantes de esta lista: expulsar gases, facilitar digestiones y evitar así situaciones de hinchazón, reflujo, acidez o problemas a la hora de ir al baño.