A la hora de cocinar platos ricos y sabrosos, el mundo de las salsas es todo un clásico. Estas preparaciones llevan, en algunas ocasiones, incluso más trabajo que el propio plato, y juegan un papel fundamental en el resultado final. Pero no es oro todo lo que reduce: en muchas ocasiones, las salsas -sobre todo, las preparadas- no son en absoluto saludables.
Recientemente, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publicaba un estudio sobre las mejores y peores salsas de tomate frito disponibles en supermercados y grandes almacenes. El resultado ha sido claro: la marca de Gallina Blanca prepara la versión más saludable de la salsa, mientras que la receta de Hacendado -la marca de Mercadona- ha obtenido la peor de las calificaciones.
Los tres factores en los que te debes fijar antes de comprar tomate frito
Aunque no siempre es sencillo, leer la etiqueta de los productos antes de comprarlos y consumirlos es vital para elegir preparaciones saludables y evitar posibles problemas de salud. Según los profesionales de la salud, son tres los factores clave a tener en cuenta antes de comprar tomate frito.
- Cantidad de azúcar. Normalmente, un tomate natural tiene alrededor de un 3% de azúcares. Este porcentaje debe ser el máximo. Por el contrario, uno superior indica azúcares añadidos, innecesarios y perjudiciales si se consumen en exceso.
- Cantidad de sal. El exceso de sal puede provocar hipertensión y se vincula con problemas como la osteoporosis o la insuficiencia renal, entre otros muchos problemas. Así, la cantidad debe ser la mínima: no más de un 1%.
- Cantidad de tomate. Como es lógico, este debe ser el contenido predominante y principal en la salsa. El 99% es el porcentaje ideal, no solo en términos de salud, sino de pureza del producto: cuanto más natural, mejor.
Aun teniendo en cuenta todos estos factores, siempre es conveniente recordar que, en caso de poder elegir, la opción de preparar una salsa casera siempre es la más aconsejable.