Vas al supermercado, pides pescado y compras lo que te dan. Solo te fijas en el precio y en la apariencia. Craso error. ¿Acaso te has preguntado alguna vez de dónde viene? ¿O si es realmente la especie que te están vendiendo? ¿Nos engañan? Pues parece que así es.
El pescado es uno de los alimentos más falsificados del mundo. Este alimento es ;uno de los cinco productos más fraudulentos en Europa, y en España no nos libramos.
El fraude del pescado en España
En España compramos y consumimos grandes cantidades de pescado 'falso'. Así lo comprobó un estudio de la Universidad CEU San Pablo de Madrid, que constató que el 32,5% del bonito del norte (o atún blanco) que había en el mercado no era auténtico.
El 32,5% del bonito del norte (o atún blanco) que hay en el mercado español no es auténtico
La investigación determinó que este era susceptible de ser sustituido por otras especies de menor valor, como el rabil, la bacoreta, la melva, el listado, el patudo u otros tipos de bonito. El fraude se daba, sobre todo, en los productos congelados.
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) también detectó irregularidades en el 25% de los productos elaborados con atún congelado o fresco; el 11,3% en conservas de atún, el 12,2% en semiconservas de anchoa, y el 6,5% en bacalao seco salado.
Equiquetado falso
No nos damos cuenta del engaño porque las etiquetas son falsas. Así lo demostró un estudio llevado a cabo en 2011 y publicado en el 'Journal of Agricultural and Food Chemistry', centrado en esta ocasión en la merluza. La investigación reveló que el 40% de este tipo de pescado que es vendido en España tiene una procedencia trucada. En la etiqueta pone que es merluza americana o europea, cuando en realidad es africana.
El 40% de la merluza vendida en España tiene una procedencia trucada
El proyecto Labelfish situó el fraude en pescado fresco o congelado en un 4,9% en nuestro país, y determinó que en el atún hay niveles de fraude mayores que la media de los países europeos. A nivel europeo, el menor fraude se produce en el lenguado (2,89%), el bacalao (3,5%) y el eglefino (3,7%). En el atún, el fraude se sitúa en el 6,88%; en la anchoa, en un 15,5%, y en la merluza, en un 11,1%.
En los restaurantes también nos timan
Ojo, los consumidores no solo somos víctimas de los supermercados, pues el timo también se da en los restaurantes, donde uno de cada tres pescados que nos sirven en nuestro país no se corresponde con lo que hemos pedido, según la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios).
Uno de cada tres pescados que nos sirven en nuestro país en los restaurantes no se corresponde con lo que hemos pedido
Azti, el Centro tecnológico experto en innovación marina y alimentaria, alertó al respecto en 2018 tras analizar 200 restaurantes. El organismo señaló que la mitad de ellos no sirve a sus clientes el pescado que aparece en el menú de sus establecimientos.
Para llegar a tales conclusiones, los investigadores tomaron más de 300 muestras, a partir de las cuales se concluyó que la mayoría de las irregularidades se producían con especies como el mero, el pez mantequilla, el cazón, el lenguado, la merluza y el atún rojo.
El estudio demostró que la merluza, por ejemplo, se sustituye en muchos establecimientos por una variedad más barata procedente de Chile y Namibia, que cuesta entre 2 y 3 euros el kilo.
Un timo a escala mundial
No solo en España nos la cuelan con el pescado. Un informe realizado por la organización de conservación marina Oceana en 2016, advirtió de que es un problema a escala mundial.
Tras analizar 25.000 muestras de productos del mar de 55 países diferentes y estudiar 200 investigaciones, concluyeron que una de cada cinco estaba mal etiquetada, lo que significa que compramos pescados y mariscos que no son los que creemos.
Las muestras suelen llegar mal etiquetadas al mercado, lo que significa que compramos pescados y mariscos que no son los que creemos
Lo peor, y más grave, es que el sustituto puede ser tóxico. Los investigadores descubrieron que del 30 al 58% de los productos pesqueros que se vendían de forma fraudulenta en Estados Unidos eran de especies animales que podían resultar perjudiciales para la salud.
En Europa también encontraron fraudes: en Italia, el 82% de las 200 muestras de mero, perca y pez espada analizadas estaban mal etiquetadas, y cerca de la mitad fueron sustituidas por especies que podrían ser tóxicas para el consumo humano.
La Unión Europea es consciente de este problema. De hecho, el 2017 le exigió a España medidas urgentes contra un fraude alimentario con atún adulterado, que podría haber intoxicado a cientos de personas en varios países. No obstante, y a pesar de sus esfuerzos, quizá debería hacer más para acabar con este engaño a gran escala que puede poner en peligro la salud pública.