Los vinos ecológicos están en alza. Desde el año 1989 en que se aprobó la primera normativa y regulación al respecto (luego vendrían más) ha sido un producto cada vez más demandado en España. Bien simplemente por ideología, bien por probar nuevas experiencias, lo cierto es que grandes bodegueros han seguido esta tendencia para elaborar vinos ecológicos conforme a la sostenibilidad sin menoscabo de la calidad. Esto último no es algo que siempre se logre, aunque sí podemos decir que cada vez son más las etiquetas a tener en cuenta.
Armonía del ecosistema
Para que un vino sea ‘bio’, como primer paso el viñedo debe contar con una certificación que restringe significativamente el uso de productos químicos y aquellos que se pueden utilizar- como correctores o clarificantes-, han de dosificarse en mucha menor cantidad. Los abonos deben ser orgánicos y se busca el equilibrio y la armonía del ecosistema. Como norma previa el suelo debe de estar limpio de productos químicos, para lo que se necesitan dos años, el tiempo estimado que se considera para la eliminación de los mismos.
Cómo se elaboran
Partiendo de esta base, también existen ciertas reglas sobre su elaboración, desde que el transporte de la uva a bodega debe darse el mismo día de su recogida -algo que se hace prácticamente siempre para evitar el deterioro de la uva, sea o no ecológico el vino-, a la utilización de levaduras existentes en el mismo mosto y autóctonas seleccionadas. El vino ha de filtrarse con materiales que no dejen olor ni sabor… y ciertas normas más que ya nos llevan ya a excesivos tecnicismos.
Todo está en la etiqueta
Como consumidor, sí es muy importante fijarse en el etiquetado, convenientemente regulado. En la parte de atrás de la botella, bajo la contraetiqueta, ha de llevar el sello de producción agraria ecológica, junto al de la certificación europea. Ambos certifican y garantizan que todo el proceso de cultivo de viñas y elaboración del vino ha seguido los preceptos ecológicos convenientemente.Aquí les traemos tres referencias- dos blancos y un tinto- que no les defraudarán y que son la esencia de la calidad si hablamos de vinos ecológicos.
Caminante 2018
B. Terra Remota/ D.O. CatalunyaPVP recomendado: 19,50 eurosUn blanco fresco, sutil y con numerosos matices. Elaborado con garnacha blanca (65%), chardonnay (23%) y chenin, ya el coupage en sí encierra cierto misterio por lo inusual. Y no defrauda: es complejo y delicado, voluptuoso y fresco… el terroir en la copa. La crianza sobre lías finas durante siete meses le da ese toque mineral tan agradable de fondo. Perfecto para acompañar pescados, quesos o carnes blancas.
Quintaluna 2018
Vides y Vinos Ossian/ VT Castilla y LeónPVP recomendado: 13,50 eurosLa segunda línea del blanco Ossian y toda una delicia. Este vino junto a su mencionado hermano mayor demuestra los grandes vinos que se pueden hacer con la verdejo, una uva maltratada y vapuleada en muchas ocasiones. Afortunadamente no es el caso. Estuvo nueve meses en depósito junto a sus lías junto a algunas elaboraciones en fudre y barricas. Fresco, con volumen en boca, singular… y buena relación calidad precio. Ideal para mariscos, sushi y quesos suaves.
El Vilosell 2016
B. Tomás Cuisiné/ D.O. Costers del SegrePVP recomendado: 12 eurosEl Vilosell cumple 15 años desde su salida al mercado en el proyecto más personal del gran bodeguero Tomás Cuisiné, conocido por su pericia al mezclar y ensamblar variedades de uva. Éste vino ecológico 100%, incluso elaborado con ciertas prácticas biodinámicas, está hecho con tempranillo, syrah y garnacha. Una acertada mezcla que da lugar a un tinto muy especial, amplio y persistente. Buena relación calidad- precio. Casará muy bien con guisos como las patatas con chorizo y los asados.
