La perimenopausia es el periodo de transición antes de la menopausia, durante el cual el cuerpo de una mujer empieza a experimentar cambios hormonales que marcan el fin de sus años reproductivos. Esta fase puede comenzar varios años antes de la menopausia y se caracteriza por una disminución gradual en la producción de estrógenos y progesterona por los ovarios.
La duración de la perimenopausia varía, pero generalmente puede durar entre cuatro y diez años. La transición se completa cuando una mujer no ha tenido un período menstrual durante 12 meses consecutivos, momento en el cual se considera que ha alcanzado la menopausia.
Los síntomas de la perimenopausia varían entre las mujeres, pero pueden incluir ciclos menstruales irregulares (los períodos pueden ser más cortos, más largos, más pesados o más ligeros, y puede haber meses en los que no haya menstruación), sensaciones repentinas de calor que pueden estar acompañadas de enrojecimiento y sudoración, sudoración excesiva durante la noche o problemas de sueño entre otros.
Aunque la mayoría de las mujeres ya están familiarizadas con los síntomas más comunes asociados a la menopausia, todavía se desconocen muchos otros posibles. Además, estos últimos, pueden empezar a manifestarse varios años antes de dejar de menstruar, lo que se conoce como perimenopausia. ¿Se pueden aliviar y prevenir estos síntomas?
“Para aliviar los síntomas de la menopausia y la perimenopausia, es recomendable optar por una suplementación que contenga una combinación de nutrientes específicos que sean beneficiosos para la salud en esta etapa”, explican desde Jelly Pills. “Los componentes como la vitamina C, E, D y el complejo B son importantes, pero también es esencial considerar otros nutrientes clave como el calcio, el magnesio y los ácidos grasos omega 3”, añaden.
En este caso, una opción recomendada podría ser una combinación de suplementos que incluya por un lado, multivitaminas (para asegurar una ingesta adecuada de una amplia gama de vitaminas y minerales esenciales, incluidas las vitaminas C, E, D y el complejo B), calcio y magnesio (minerales son importantes para la salud ósea y pueden ayudar a contrarrestar la pérdida ósea que puede ocurrir durante la menopausia).
Además, también ácidos grasos omega 3 (que acumulan propiedades antiinflamatorias para ayudar a aliviar los síntomas de la menopausia, como los sofocos y la sequedad vaginal) y zinc (un mineral vital para el sistema inmunológico y que también puede tener beneficios para la salud de la piel y el cabello, que pueden verse afectados durante la menopausia).
Perimenopausia y omega 3
Al contrario de lo que se suele pensar, el omega 3 es un nutriente clave no solo para la salud cardiovascular, sino también para la salud cerebral y articular, lo que lo convierte en un componente importante en la dieta a partir de los 25 años. Sin embargo, son muchas las recomendaciones que lo omiten como uno de los básicos en la dieta para la perimenopausia y menopausia.
Los expertos lo recomiendan especialmente, ya que, particularmente los ácidos grasos EPA y DHA, tienen efectos beneficiosos en la salud del corazón según se ha demostrado clínicamente. “Además, ayuda a reducir los niveles de triglicéridos en la sangre, disminuir la presión arterial, prevenir la formación de coágulos sanguíneos y reducir la inflamación en las arterias, lo que puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares”, apuntan.
También en materia de salud cerebral y cognitiva, el DHA (uno de los componentes del omega-3, esencial para el desarrollo y funcionamiento del cerebro) se ha relacionado con la mejora de la función de la memoria y el estado de ánimo, así como la reducción del riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
El omega-3 también puede ayudar a reducir la inflamación en las articulaciones, lo que puede ser beneficioso para personas que experimentan molestias o rigidez articular relacionada con el envejecimiento, lo que puede ayudar a mantener la movilidad y reducir el riesgo de desarrollar condiciones como la artritis.
Otros hábitos recomendados
Durante la perimenopausia y menopausia es importante complementar la suplementación con hábitos saludables de cara puede potenciar aún más los beneficios para la piel y la salud en general. Desde Jelly Pills recomiendan llevar una alimentación equilibrada, especialmente con una dieta rica en frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables, que proporcionará al cuerpo los nutrientes necesarios para una piel radiante y una salud óptima, así como practicar ejercicio regularmente, usar protección diaria y reforzar los cuidados faciales y cutáneos durante esta etapa.
“El uso regular de protector solar es crucial para prevenir el daño solar y el envejecimiento prematuro de la piel, por lo que conviene buscar productos con un SPF adecuado y aplicarlo generosamente todos los días, incluso en días nublados”, apuntan.
Además, implementar una limpieza facial regular es otro factor clave para una buena salud cutánea durante este proceso. Los expertos recomiendan lavar el rostro dos veces al día con un limpiador suave para eliminar la suciedad, el exceso de grasa y las impurezas, lo que ayuda a prevenir brotes y a mantener la piel limpia y fresca. Por otro lado, es vital mantenerse hidratada bebiendo suficiente agua y aplicando una crema hidratante adecuada para cada tipo de piel, que además de ayudar a mantenerla suave, flexible y protegida de la sequedad, evitará el envejecimiento prematuro de las células.
El último punto importante es no desdeñar la práctica regular del ejercicio durante la perimenopausia, ya que este “ayuda a regular y mejora la circulación sanguínea, lo que puede ayudar a nutrir la piel desde adentro hacia afuera y a promover un cutis radiante”. También una buena rutina fitness regula el sueño y facilita el descanso, algo especialmente durante este periodo.
“Dormir lo suficiente y manejar el estrés de manera efectiva pueden tener un impacto significativo en la salud de la piel”. En concreto, el descanso adecuado y las técnicas de relajación, como la meditación o el yoga, pueden ayudar a reducir el riesgo de brotes y mejorar el aspecto general de la piel. “Además, permite que el metabolismo y biorritmo se ajusten más rápidamente a la vez y se minimicen así los efectos negativos para la salud y un correcto rendimiento”, concluyen los expertos.