Un amor tóxico puede generarnos mucha infidelidad con el paso del tiempo, pero no siempre somos capaces de darnos cuenta de que una determinada relación de pareja no es sana para nosotros. Tener amor en nuestras vidas nos aporta múltiples beneficios, entre los que encontramos un envejecimiento más lento, el fortalecimiento del sistema inmunológico, una favorable circulación de la sangre y una mejor digestión.
Conocemos el amor como una de las emociones más fuertes a las que nos vamos a someter en la vida. Pero existe una línea muy delgada entre lo que conocemos como amor sano y lo que es un amor tóxico. Ya de por sí, hablar de amor tóxico es contradictorio, ya que el amor debe ser generoso, libre y respetuoso. La presencia de este último puede acabar con todos los beneficios mencionados anteriormente y, además, afectar a nuestra salud física y también a nuestra salud mental.
¿Qué se entiende por amor tóxico?
Lo primero que debemos comprender es qué significa una relación sana. Según la doctora Guacimara Hernández Santana, psicóloga y miembro de Doctoralia, “el amor sano es aquel que está presente en una relación en la que ambas partes se entregan, tienen una comunicación productiva y saben arreglar, de manera unida, los contratiempos o conflictos que puedan surgir. Cuando hay amor sano, a ambas personas les suma estar juntas y formar dicha relación. Se encuentran en la vida para compartir momentos que les hagan felices, y, sobre todo, estar en lo bueno y en lo malo”.
Por el contrario, cuando hablamos de amor tóxico o de una relación tóxica, “nos referimos a una emoción que no es buena, es aquel amor que resta más que suma, y que, en consecuencia, resulta dañino”, destaca la psicóloga. Además, añade que “si detectamos que nuestra relación sufre muchos altibajos y que solo una de las personas se entrega, estamos ante un amor tóxico”. El amor tóxico lo viven las personas que ‘aman’ de manera obsesiva y patológica y en las que la vida en pareja y el mantenimiento del vínculo amoroso se anteponen al bienestar de uno o ambos miembros de la relación.
El concepto del amor romántico puede llevarnos a confundir también una relación amorosa con una tóxica. Expresiones como “el amor no tiene fin” o “si hay amor todo irá bien”, es un ingrediente muy peligroso en cualquier relación de pareja. No todo vale en el amor, esto deberíamos tenerlo claro desde que comenzamos a salir con otra persona. Muchas veces, la persona tóxica se ‘camufla’ muy bien y se disfraza de persona perfecta e ideal que daría todo por nosotros, pero que en el fondo es egoísta y no entiende lo que es amar de verdad y en toda su plenitud.
Si tu pareja tiene el poder de hacerte feliz (o infeliz), te da más preocupaciones y momentos tristes que alegrías, te juzga, te impone ciertas cosas o te cuestionas constantemente si debes seguir con él o ella, entonces deberías empezar a pensar que estás dentro de un amor tóxico.
Así pues, aunque la esencia de la emoción es la misma, estos dos tipos de amores son muy diferentes entre sí, y, es muy importante que seamos conscientes de ambos para poder diferenciarlos, evitando, de esta manera, que el amor tóxico se cuele en nuestras relaciones si queremos mantenerlas y cuidarlas con el paso del tiempo.
Rasgos del amor tóxico
En el amor tóxico caben palabras como la obsesión y la necesidad del otro, según recoge el escritor Robert Burney a partir de trabajos de T. Gorski y M. Beatty, expertos en codependencia emocional. Una persona que ama de manera tóxica necesita constantemente al otro, no puede vivir sin el otro; es controlador, miente para tener al otro más cerca y no da libertad para que la otra persona sea como quiera ser.
La estabilidad de la relación de pareja en estos casos depende de la dependencia emocional y de cumplir las expectativas en el plano amoroso del otro. Se siente ansiedad si no está cerca del otro o se sabe qué está haciendo en cada momento. Son relaciones con muchos altibajos, con problemas de desconfianza constante y con peleas que se repiten una y otra vez.
Identifica el amor sano
Si tienes dudas sobre si estás dentro de una relación tóxica es porque casi con total seguridad lo estés. Cuando vives un amor sano, hay dos elementos que brillan sobre los demás: la estabilidad y la autonomía de ambos miembros de la pareja. Aquí entran en juego la libertad, la comunicación y el respeto. En un amor sano, se es feliz. Puede haber conflictos, ya que ninguna relación es perfecta, pero ambos son capaces de resolver los problemas o diferencias con comunicación, paciencia y respeto.
Es una especie de trabajo en equipo en el que ambos miembros quieren que el otro esté bien, sea independiente y feliz. No se habla de amor infinito ni hay inseguridades porque se es transparente y honesto con el otro para que los celos ni siquiera se pasen por la mente de ninguno de los dos miembros de la pareja.
Hábitos para un amor sano
Las claves más importantes para mantener la presencia del amor sano en las relaciones serán siempre la comunicación y el respeto. En palabras de la especialista: “Dos personas que pueden hablar de lo que sea y pueden resolver cualquier situación, están destinadas a que todo les vaya bien juntas. Un factor muy importante y que podrá marcar la diferencia, es el de llevar a cabo actividades de forma conjunta y compartir momentos y experiencias que ayuden a fortalecer la relación”.
La comunicación es una de las bases para entablar una relación sana entre dos personas. Por este motivo, decirse siempre las cosas y no permitir nunca las faltas de respeto ni las humillaciones, se vuelven hábitos de actuación imprescindibles para mantener el amor sano.
Finalmente, Guacimara Hernández añade que “evolucionar juntos y no por separado es fundamental a la hora de crear una relación fuerte y unida que siga una misma dirección. Y en esta misma línea, se debe mantener viva la llama del amor, con el objetivo primero de que no se apaguen y/o diluyan los sentimientos, y evitar caer en la monotonía”.