Una pareja pasa por muchas fases a lo largo de la vida. Mantener la pasión, sobrevivir a la llegada de los hijos o encontrarse plenamente satisfecho, tanto sexual como sentimentalmente, con los años es francamente complicado.De hecho, la mayoría de parejas rompen a los tres, siete o veinte años de relación, porque no son capaces de pasar de una etapa del amor a la siguiente, lo que acaba enquistando los problemas.Hay muchas personas, no obstante, que intentan salvar por todos los medios posibles su presente, y por eso se deciden a acudir a expertos. Las terapias de pareja pueden ser muy útiles para recomponer una relación que está en crisis. La Association of Marriage and Family Therapists de EEUU, de hecho, indica que tres de cada cuatro parejas que acuden a terapia admiten una mejoría en su relación. El problema es que normalmente las parejas tardan demasiado tiempo en tomar cartas en el asunto, y acuden a los expertos cuando los problemas llevan presentes más de cinco años, lo que impide que la terapia sea efectiva. Hoy ahondamos en este mundo, el de las terapias de pareja, y detallamos qué motivos principales les llevan a los españoles a acudir a especialistas, a partir de un informe llevado a cabo por el equipo de psicólogos de ifeel.
Por qué motivos vamos los españoles a terapia de pareja
Celos, problemas sexuales, infidelidades, la rutina, discusiones… Son múltiples las causas por las que una pareja puede iniciar una terapia para salvar su relación. Vemos los principales:
1) Celos
Aunque los celos son específicos de una edad determinada, tienden a ser muy frecuentes en parejas jóvenes, con un grado muy bajo de madurez personal en cada uno de ellos, graves carencias en la comunicación y un tipo de vinculación insegura que acaba resultando realmente tóxica.
2) Infidelidad
La infidelidad, entendida como esa situación en la que uno de los miembros de la pareja, o ambos, mantienen una relación sexoafectiva con personas ajenas a la relación, es tan vieja como la humanidad.La persona engañada en estos casos suele enfrentarse a un cúmulo de emociones y sensaciones que van desde la tristeza, el agravio, el enfado, el miedo, la estupefacción y, por supuesto, una gran duda que les cuesta clarificar por sí mismas: qué hacer a partir de ahora."En estos casos no hay que dar por hecho que la relación tiene que acabar porque haya habido una infidelidad, ni dar por hecho que es un bache que se puede solucionar y seguir adelante si no lo sentimos como tal. Hay que tomarse un tiempo para reflexionar qué significa para nosotros esa deslealtad y cómo impacta en nuestro compromiso con ella. Eso puede llevar un tiempo, así que merece la pena dedicar el tiempo que sea necesario a tomar la decisión que se considere más adecuada", detalla el informe.
3) Sexo insatisfactorio
Los problemas sexuales son muchos pero fundamentalmente se repiten dos. Por un lado, falta de deseo sexual, muy frecuente en parejas de largo recorrido, tanto en hombres como en mujeres. Por otro lado, dificultades físicas, que generan un problema en las relaciones sexuales. En el caso de ellos suele ser por la eyaculación precoz y la disfunción eréctil, mientras que en el caso de ellas es dolor en el momento de la penetración y la dificultad para alcanzar un orgasmo.[¿Es normal haber perdido el deseo sexual por mi pareja?]
4) Querer divorciarse
Asumir que una relación de pareja ha finalizado y que es el momento de que cada uno siga su camino es un proceso difícil para cualquier persona pero que suele provocar un bloqueo importante. Este 'ni contigo ni sin ti' acaba empeorando la situación, porque mantiene la relación en una situación “comatosa”, indeterminada, insatisfactoria pero sin llegar a concluirla definitivamente.Normalmente detrás de estos bloqueos, de esta incapacidad para poner el punto y final, está el miedo al futuro, a afrontar una situación de desamparo emocional o material, además de una fuerte sensación de melancolía ante la sensación de interrumpir todo lo vivido hasta ahora junto a esa persona. "En estos casos lo mejor es imaginarse las consecuencias de no tomar una decisión, explorar el significado de la relación que se plantea dejar y también las emociones que se despiertan a la hora de interrumpirla. Pero hay que animarse de una manera flexible a tomar la opción de vivir de acuerdo a nuestros valores y necesidades y no tanto de acuerdo a miedos hacia el futuro o nostalgias que miran al pasado”, recomienda el psicólogo Rafael San Román.
5) Llegada del primer hijo
La llegada de un bebé a la familia normalmente es un acontecimiento feliz pero también estresante. De hecho, la mayoría de infidelidades en la pareja se produce después de la llegada de los hijos.Las mujeres suelen acudir a terapia porque se sientes desbordadas. Piensan que son las que más se están encargando más del bebé y también tienen una sensación de soledad, como si la relación de pareja –que siempre se ve afectada con la llegada de un hijo– estuviera más deteriorada de lo que sería normal.[Casados infieles: ¿acaso los niños se cargan la pareja?]
6) Dependencia emocional y relaciones tóxicas
Existen relaciones de pareja que “piden” un final pero no porque hayan concluido de manera natural su evolución, sino porque son relaciones tóxicas, y deben interrumpirse por la propia salud mental de sus miembros.Una relación tóxica no es solo aquella en la que existe un serio maltrato físico ni psicológico, sino también aquella en la que al menos uno de sus miembros sabe que la otra persona no le conviene y, a pesar de saberlo, se siente incapaz de abandonar la relación.Normalmente las personas manifiestan que no dan el paso de dejar la relación por miedo a la soledad, pero dejan de lado el importante nivel de dependencia que sienten respecto a la pareja, incluso el punto hasta el que la relación ha llegado a anularlas.Y esto es todo. ¿Te sientes identificado con algo? ¿Has ido a terapia alguna vez?