Un fetiche sexual es un tipo de excitación o atracción sexual hacia objetos inanimados, partes del cuerpo no genitales o situaciones concretas. Entre los fetiches más habituales está el gusto por los pies, pero hay muchos más. De hecho, los fetiches son mucho más comunes de lo que podemos creer y se afirma que hasta siete de cada 10 personas tienen al menos uno. El fetichismo no es siempre igual para todo el mundo y a veces hay ciertas cosas que uno no sabe que le pueden llegar a estimular.
El fetiche puede reemplazar la actividad sexual con una pareja pero también puede ser integrado dentro de las relaciones sexuales si los dos miembros de la pareja lo aceptan de manera libre y consensuada. En un principio, la conducta fetichista no es ningún trastorno sino que puede servir de ayuda a la actividad sexual habitual en forma de estímulo extra para mantener unas relaciones sexuales satisfactorias.
Aunque se puede creer que escuchar no es excitante, lo cierto es que durante el coito, el oído puede provocar un orgasmo. Este fenómeno se conoce como auralismo. Muchos de nosotros podemos escuchar música o dejarnos cautivar por un sonido concreto que nos permite excitarnos o sentirnos más en contacto con nosotros mismos o con nuestra pareja, sexualmente hablando.
¿Qué es el fetiche del sonido?
El fetiche sexual del sonido es mucho más común y generalizado de lo que se piensa. Es más probable que el fetiche del sonido esté presente en las mujeres que en los hombres, ya que, según las encuestas, los estímulos visuales excitan más a los hombres y otros aspectos, incluido el sonido, excitan más a las mujeres. Escuchar ciertos sonidos durante el coito puede aumentar el erotismo y provocar un orgasmo. El auralismo se define como la excitación sexual por la música, los sonidos o ciertos ruidos.
Pero dejando de lado el género o la orientación sexual, actualmente es tendencia en las principales redes sociales. En TikTok hay más de 75 millones de visitas para la búsqueda "qué es el auralismo". Puede que ya lo hayas experimentado o simplemente te cause intriga, por lo que vamos a analizar diferentes formas para entender algo más este fetiche que se ha popularizado en los últimos tiempos.
Explora y escucha. Los expertos de LELO nos sugieren “empezar por la exploración para saber si el auralismo es lo que buscas. Puedes ponerte tus auriculares, crear un ambiente sensual relajado y utilizar tu juguete sexual favorito”. Puedes ponerte tu playlist favorita o incluso hacer que sea tu pareja el que te hable en esos momentos.
Sube el volumen y siente los sonidos. Nunca se es demasiado ruidoso en la cama. Las palabras y los sonidos son los ingredientes clave para expresar tu placer, así que si tú o tu pareja soléis ser más bien callados, intentad expresaros un poco más a la hora de tener sexo. Dejad que salgan los sonidos naturales de vuestro cuerpo y centraros en expresar vuestro placer. No se trata únicamente de gemir, también puedes hablar o susurrar lo que te venga a la cabeza. Intenta fundirte con tu pareja con diferentes sonidos: cada beso, gemido, roce de piel con piel y todo lo demás.
Distracción sensorial. Cuando eliminas uno de los cinco sentidos, los demás se agudizan. Por ejemplo, si uno tiene los ojos vendados, puede centrarse más en uno de los otros cuatro sentidos, como el tacto o el sonido. Si quieres probar la privación sensorial, tapar los ojos es una forma perfecta para experimentar el fetichismo o la curiosidad por el auralismo. Como decíamos, todo siempre con el acuerdo de los dos miembros de la pareja.
ASMR y audio erótico. La respuesta sensorial meridiana autónoma, más conocida como ASMR, se trata simplemente de cuando alguien experimenta sensaciones de hormigueo a ciertos sonidos como por ejemplo, escuchar a alguien susurrar, pasar páginas, escribir en papel, rascar algo, tocar un teclado y mucho más. Para algunas personas, el ASMR puede ser una fuente de estimulación sexual, por lo que puede merecer la pena explorarlo si te interesa el fetiche del sonido.
Para algunos, los sonidos pueden ser potentes intensificadores de placer. Aunque el fetichismo por el sonido no es para todo el mundo, es una forma agradable y segura de sentir otro tipo de experiencias tanto en soledad como en compañía. Tanto si se utiliza en un contexto sexual como no sexual, ¿por qué no probarlo y ver si te estimula?
Otro fetiche ‘curioso’
También relacionado en cierta manera con el fetiche sexual de los sonidos encontramos la otofilia, que se puede definir como la atracción irrefrenable que sienten algunas personas por las orejas. En este caso, esas personas ven en las orejas una zona erógena y algunos disfrutan tocándolas o dando pequeños mordiscos a las mismas. De hecho, las orejas son una zona especialmente sensible, ya que cuenta con numerosas terminaciones nerviosas, por lo que el placer puede ser en las dos direcciones. Aunque en realidad, la otofilia se enfocaría más en la atracción por las orejas sobresalientes o llamativas.
Esa excitación por las orejas también se puede tener por los pies o las manos e incluso por el cabello. La tricofilia la sienten personas que notan una intensa excitación cuando acarician el pelo de otras personas. Aunque la tricofilia se satisface con el contacto físico con el cabello, también se puede alcanzar el clímax viendo cortar el pelo a otra persona.
Según un estudio americano realizado en 2020, el 45 por ciento de los y las americanas fantaseaban con objetos considerados fetichistas, y además, una de cada siete personas lo hizo alguna vez con un encuentro sexual en el que los pies tenían especial protagonismo. Y sí, ahora que los tatuajes están a la orden del día, también existe la estigmatofilia, o la fantasía que sienten algunas personas que se excitan más si están con otro individuo que lleve un tatuaje o varios en su cuerpo.