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¿Cómo será la movilidad del futuro?

La movilidad de las personas es uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta la humanidad en estos momentos. Por un lado, la imperiosa necesidad de reducir los

La movilidad de las personas es uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta la humanidad en estos momentos. Por un lado, la imperiosa necesidad de reducir los niveles de emisiones de CO2, de la cual los vehículos de combustión fósil son unos de los principales responsables, hace imprescindible avanzar hacía un cambio de modelo automovilístico y hacía unos parámetros de transporte limpio. Por otro, el ser humano necesita seguir trasladando personas y mercancías porque esa ha sido, desde tiempos inmemoriales, y sigue siendo una de las claves de su desarrollo. La movilidad del futuro pasa por encontrar soluciones que consigan conjugar estas necesidades.

Sostenibilidad y digitalización

Conseguir una movilidad más sostenible y respetuosa con el medio ambiente se ha convertido en una prioridad global. Una meta que se recoge, por ejemplo, en varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS), como el ODS nº11 (“Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”) o el ODS nº 13 (“Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos”).

Varias son las estrategias que pueden acercar al mundo a un escenario de movilidad descarbonizada. Entre ellas, destacan la evolución hacia un parque automovilístico de energía limpia, la apuesta por el transporte público o la creación de infraestructuras y carreteras sostenibles. “La movilidad del futuro debe ser sostenible tanto desde un punto de vista ambiental, como social y económico”, resume Christian Barrientos, CEO de Abertis Mobility Services (AMS). La compañía de Grupo Abertis colabora activamente con las Administraciones en la búsqueda de soluciones que permitan alcanzar ese futuro en el que el transporte deje de ser un problema para el clima. Una de esas líneas de trabajo consiste en abordar todos sus proyectos de desarrollo y gestión de carreteras e infraestructuras, desde su concepción y diseño hasta su implementación y gestión, bajo parámetros medioambientales.

La movilidad del futuro debe ser sostenible tanto desde un punto de vista ambiental, como social y económico
¿Cómo será la movilidad del futuro?
La apuesta por el transporte público es una de las claves de la movilidad del futuro.

Digitalización como acelerador sostenible

En ese camino hacia una movilidad más sostenible, la tecnología juega un papel fundamental.  “La autopista del futuro, además de ser una vía inteligente y segura, se caracterizará por ser sostenible y generadora de energía medioambientalmente limpia”, vaticina Barrientos. Tecnologías como la inteligencia artificial o la conducción autónoma podrían llegar antes de lo inicialmente esperado, algo que se espera reduzca los accidentes de tráfico en un 90%.

La conectividad total será otra de las características de las carreteras del futuro. Un horizonte que solo sería posible mediante el despliegue masivo y efectivo de redes de tecnología 5G. “La conectividad facilitará una monitorización y control de las vías, tanto urbanas como interurbanas, lo que incidirá en una mejora de la seguridad vial”, destaca el responsable de AMS. Conexiones con los vehículos en circulación, información en tiempo real de las condiciones del tráfico, gestión automática de la velocidad o pronósticos climatológicos son algunas de las prestaciones que ya es posible abordar con esa nueva generación de conectividad. Pero el futuro inmediato podría deparar muchas más, desde la largamente anunciada conducción autónoma hasta la posibilidad de que las carreteras se conviertan en fuentes de energía limpia mediante el uso de paneles solares.

Tecnologías como la inteligencia artificial o la conducción autónoma podrían llegar antes de lo inicialmente esperado a nuestras autopistas

El problema de las ciudades

Se estima que en el año 2050 el 70% de la población mundial vivirá en entornos urbanos. Una circunstancia que agravará aun más el actual problema de tener unas ciudades altamente congestionadas y contaminadas, con todo lo que ello supone en términos de problemas para la salud de las personas y altas cifras de siniestralidad en el tráfico urbano.

No es ninguna novedad que el uso del transporte publico es una forma de descongestionar las vías, especialmente en las ciudades, y de reducir los niveles de emisiones contaminantes. Sin embargo, en un escenario de emergencia climática y superpoblación urbana, la apuesta por los sistemas colectivos de transporte se antoja más importante que nunca. “Se necesitan modelos que incentiven un mayor uso del transporte público tanto dentro como fuera de las ciudades”, señala Christian Barrientos. Una apuesta que pasa, añade, “por la implantación de políticas y mecanismos que desincentiven el transporte privado y una mayor inversión en transporte público para aumentar su capacidad y hacerlo más eficiente, priorizando también los espacios para los carriles de bicicletas y los espacios urbanos para la peatonalización”.

En un escenario de emergencia climática y superpoblación urbana, la apuesta por los sistemas colectivos de transporte se antoja más importante que nunca

Zonas de Bajas Emisiones (ZBE)

Otra interesante vía de descarbonización es la creación de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE). Una medida que ya ha probado su eficacia en grandes ciudades como Londres. Estas zonas, impulsadas desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, persiguen reducir la polución mediante el control de acceso de  los vehículos más contaminantes a los centros urbanos. La Nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética establece que los Ayuntamientos de municipios de más de 50.000 habitantes estarán obligados a implantar estas ZBE antes de finales de 2023. Además, apunta, Barrientos, con ellas “también se combate la contaminación acústica y se disminuye la posibilidad de accidentes de tráfico”.

Abertis Mobility Services cuenta con una plataforma de ZBE flexible y escalable que se adapta a las necesidades de cada ciudad. Para su director general, la medida podría completarse con la aplicación de tasas o un sistema de tarificación en función del grado de congestión. “De esta manera”, argumenta, “los vehículos que tengan permitido ingresar y circular por las zonas controladas, como los coches híbridos y eléctricos, internalizarían el coste por congestionar. Algo que no sólo incentivaría el cambio modal, sino que también aportaría recursos para que las ciudades los reinviertan en mejoras en el transporte público, tecnología e infraestructura de movilidad sostenible”.

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