Las hemorroides, también conocidas popularmente como almorranas, son una extendida dolencia que generalmente no provoca problemas graves de salud, pero sí pueden llegar a empeorar notablemente la calidad de vida de quien las padece. Se producen por una inflamación o extensión de las venas situadas en la parte inferior del recto o en la piel que rodea el ano. Se estima que casi tres de cada cuatro personas sufren hemorroides de vez en cuando, principalmente a partir de los 50 años.
Por lo general, las hemorroides aparecen y desaparecen por sí solas y no requieren tratamientos específicos más allá de algunas pomadas para aliviar los síntomas. También se recomienda una dieta rica en fibra y realizar ejercicio para facilitar la evacuación, ya que muchas veces aparecen por el esfuerzo en el momento de defecar, especialmente en personas estreñidas.
Casi tres de cada cuatro personas sufren hemorroides de vez en cuando, principalmente a partir de los 50 años
Para los casos más graves, recurrentes o dolorosos, existen diversas técnicas quirúrgicas que permiten una solución más o menos definitiva, aunque no todas evitan al cien por cien que puedan volver a aparecer en el futuro. Según la técnica empleada, pueden ser necesarios varios días de hospitalización, anestesia general y una convalecencia más o menos larga.
Embolización arterial rectal
Recientemente se ha desarrollado una nueva técnica quirúrgica mínimamente invasiva denominada embolización arterial rectal que representa una solución rápida y sin necesidad de bisturí para tratar estos casos más complejos de hemorroides.
A diferencia de las técnicas quirúrgicas convencionales, en este caso se accede a las hemorroides mediante un catéter arterial desde la ingle. Una vez en la zona afectada, el radiólogo vascular intervencionista introduce unas espirales metálicas que obstruyen el flujo de sangre, lo que provoca que acaben secándose.
“Esta técnica, al ser mínimamente invasiva, evita todos los problemas asociados a la cirugía tradicional, como el sangrado o la necesidad de curas diarias. Por la misma razón, reduce al máximo el tiempo de recuperación, de manera que el paciente puede volver a su vida normal en unas 24 horas”, explica el doctor Mario Ortega, especialista del servicio de cirugía general y del aparato digestivo del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz (Madrid).
Al no requerir cirugía rectal ni manipulación anal, se evita por completo el riesgo de traumatismo anorrectal
No menos importante es el hecho de que, al no requerir cirugía rectal ni manipulación anal, se evita por completo el riesgo de traumatismo anorrectal, la aparición de fisuras, estenosis (estrechamiento) o incontinencia posterior, que sí se pueden producir con otras técnicas.
El doctor Mario Ortega subraya que la embolización arterial rectal está especialmente indicada para pacientes con contraindicaciones quirúrgicas graves, es decir, que tienen un alto riesgo quirúrgico. “Hay pacientes que no pueden someterse a intervenciones quirúrgicas por un riesgo vital debido al mal estado general del enfermo, por ejemplo si padecen graves problemas cardiovasculares; o por riesgo local, como es el caso de pacientes con una leve incontinencia fecal que, si son operados con técnicas más invasivas, podrían sufrir una grave incontinencia para heces líquidas y sólidas”.
Protocolo a nivel europeo
Dado el reciente desarrollo de esta técnica, por ahora son muy pocos los hospitales que la practican. De hecho, está en marcha la elaboración de un protocolo europeo para la estandarización de la técnica, lo que facilitará su generalización.
La Fundación Jiménez Díaz, que ya cuenta con experiencia en esta intervención, participa en este proyecto junto a los hospitales españoles La Ribera y Denia (Comunidad Valenciana) y los italianos San Camillo (Roma), Santa Maria Della Misericordia (Perugia) y Sant Andrea (La Spezia).
“Toda nueva técnica médica debe contar con un protocolo de consenso que sirva de guía y aprendizaje para los profesionales sanitarios interesados en un procedimiento que, no me cabe ninguna duda, será adoptado por la mayoría de los hospitales y que en el futuro puede incluso tener nuevas indicaciones”, vaticina el doctor Ortega.
Según sus estimaciones, el nuevo protocolo podría estar listo a lo largo del presente año 2018.