Hay personas que no están contentas con su estatura y deciden alargar la altura de sus huesos. Bien porque presentan talla baja, o tienen dismetrías en sus piernas, porque han sufrido algún accidente, o bien porque tienen deformidades óseas por distintas causas. Hoy en día es posible crecer hasta 16 centímetros en altura, según el caso, gracias a las técnicas disponibles.
En concreto, un artículo de la Revista chilena de Ortopedia y Traumatología subraya que menos de 15 milímetros (mm) de discrepancia entre la altura de las piernas se ha demostrado que no tiene influencia sobre la mecánica de la marcha, ni tampoco de las articulaciones. Ahora bien, sostiene que más de 15 mm produce una alteración en las cargas articulares, en los rangos de movimiento articular, en las compensaciones musculares o en las de columna (escoliosis compensatoria), entre otras, que pueden generar secuelas a largo plazo.
Por eso, durante décadas, los cirujanos ortopédicos han empleado distintos dispositivos mecánicos para dar solución a estos problemas, generalmente mediante la técnica de elongación de los huesos, a través de fijadores externos e internos. “Los fijadores externos tienen una alta frecuencia de infecciones superficiales a través de las agujas, sin embargo, son versátiles y capaces de corregir prácticamente cualquier deformidad”, según asegura el doctor Jorge Ruiz, especialista en Traumatología Infantil, del servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Quirónsalud Córdoba.
Mientras, en los dispositivos internos, como los clavos intramedulares, lo más novedoso en el alargamiento de huesos, el experto señala que su frecuencia de complicaciones es “mucho menor” y son “mucho mejor tolerados por el paciente”, por lo que estos métodos están siendo incorporados cada vez más por los expertos en estos procedimientos.
Alargar un hueso
Así, y dado que el hueso es una estructura rígida, para poder alargarlo hay que provocar una fractura controlada, y dejarla evolucionar durante una semana o diez días. En ese periodo nace un callo en el hueso que se puede alargar mediante un dispositivo externo (fijadores externos), o mediante dispositivos internos con esta novedosa técnica de clavos intramedulares.
Entre estos últimos, el doctor Ruiz resalta que el de más reciente aplicación es el clavo intramedular ‘PRECICE’, un dispositivo ajustable de última generación que permite elongar el hueso mediante un proceso magnético y que ha logrado muy buenos resultados entre los pacientes, con un menor número de complicaciones que en otros procesos.
“La intervención quirúrgica realizada consiste en hacer un corte al hueso y colocar en su interior un clavo intramedular de elongación electromagnética. A la semana de la intervención, aproximadamente, el paciente comienza el alargamiento en su domicilio mediante un dispositivo que envía un impulso electromagnético al clavo, que se va alargando 1 milímetro al día de manera progresiva. Una vez que se consigue la longitud deseada, hay que esperar a que se forme el hueso nuevo”, detalla el experto en esta técnica del Hospital Quirónsalud Córdoba.
Con este nuevo sistema destaca, además, que se puede conseguir aumentar la longitud de un hueso (fémur o tibia) hasta los 8 centímetros en un solo proceso de alargamiento. A su vez, el doctor Ruiz celebra que con PRECICE se puedan tratar tanto los pacientes con defectos de longitud entre los miembros inferiores, como los pacientes con acondroplasia o talla baja, de forma que el paciente “podría crecer hasta 16 centímetros en algunos casos”, según asegura.
En concreto, este método utiliza un control remoto no invasivo para alargar el fémur o la tibia. De esta manera, el traumatólogo indica que se produce menos dolor y menos cicatrices en el paciente, además de que se consigue una mejor movilidad y presenta un menor riesgo de infección.
A juicio del doctor Ruiz, este procedimiento logra resultados muy precisos. “La tasa de satisfacción es de alrededor del 90% y logran un alivio del dolor significativo”, agrega el experto.
Según defiende el traumatólogo del Hospital Quirónsalud Córdoba, esta técnica supone también una importante mejora respecto a la cirugía convencional ya que hasta ahora se solía colocar en gran parte de los casos de alargamiento de huesos un fijador externo, es decir, un dispositivo externo de alargamiento colocado fuera de la piel, y que iba anclado al hueso con tornillos.
“Con el clavo intramedular, al ir por dentro del hueso, se consiguen evitar complicaciones que pueden ocurrir al tener el dispositivo fuera de la piel, como posibles infecciones, rigideces, cicatrices poco estéticas, deformidades del hueso y fracturas. También se consigue evitar el trauma psicológico que sufren muchos pacientes cuando se ven el dispositivo por fuera de la pierna”, sentencia el doctor Ruiz.