España es un país con un gran potencial para mejorar la calidad del aire a través del uso del gas natural en el transporte. Este combustible tradicional, que puede utilizarse tanto en el tránsito marítimo como en el ferroviario y vehicular, es una alternativa cada vez más demandada por sus ventajas medioambientales y económicas.
La elevada concentración de vehículos en las ciudades los convierte en la principal fuente de contaminación, por lo que la Unión Europea incide en la necesidad de una estrategia que mejore el marco medioambiental. Los vehículos que utilizan gas natural son considerados ECO, por lo que están excluidos de las restricciones de los protocolos anti-contaminación, tan frecuentes en ciudades como Madrid.
Estos vehículos reducen considerablemente las emisiones de CO2 (un 30% menos que el carbón o el petróleo), NO2, NOx y SO2, gases estrechamente relacionados con la formación de lluvia ácida. Además, prácticamente no contienen partículas contaminantes, así que ayudan crear un ambiente más limpio en los núcleos urbanos y a frenar los problemas respiratorios de sus habitantes.
La estrategia para el Transporte Limpio de la Unión Europea considera el gas natural vehicular (GNV) -que incluye el gas natural licuado (GNL) y el gas natural comprimido (GNC)-, la electricidad, el biocombustible y el hidrógeno, como las energías alternativas que se deberían potenciar en el sector de transporte en Europa. El GNL es la única alternativa de energía limpia para el transporte marítimo y los vehículos pesados.
Menos ruido y coste, más autonomía
Los vehículos que usan gas natural emiten la mitad de ruido que los combustibles tradicionales y su coste por kilómetro es un 35% menor que el del diésel y un 50% menor que el de la gasolina. En cuanto a la autonomía, son vehículos híbridos con gasolina. Es decir, si se consume todo el GNV, cuentan con el depósito de gasolina para seguir funcionando. Ya hay más de 6.000 vehículos en circulación y 53 estaciones públicas en España.
Respecto al gas natural licuado para barcos, la compañía española Enagás coordina el proyecto CORE LNGas hive, cofinanciado por la Unión Europea, para desarrollar una cadena logística integrada, segura y eficiente para el suministro de GNL como combustible en el sector transporte, especialmente en el marítimo. El proyecto contempla la realización de 25 estudios y proyectos piloto para la adaptación de las infraestructuras y el desarrollo logístico-comercial.
Según las cifras de Eurostat, el 93,6% del sector del transporte en la Unión Europea depende todavía del petróleo, y el resto lo completan el gas, las fuentes renovables y la electricidad. Sin embargo, este dato supone una mejora respecto a 1990, cuando el petróleo abarcaba el 97,9%.
“Con iniciativas como esta, nos unimos a la lucha contra el cambio climático. Mejorar la calidad del aire es una prioridad y requiere de una acción inmediata. Por ello, el gas natural, como alternativa real a los combustibles tradicionales, se presenta como un aliado imprescindible”, asegura en su blog el presidente de Enagás, Antonio Llardén, que añade que “todavía queda camino por recorrer”, especialmente a la hora de difundir las ventajas que supone el gas natural como combustible sostenible en el transporte.