Un grupo de más de 30 científicos europeos han puesto en evidencia los errores incluidos en un estudio publicado recientemente en la revista Nature por el equipo de Guido Ceccherini, donde se sobrevaloraba la tala forestal en Europa en base a unas imágenes de satélite. En una respuesta publicada en la misma revista este miércoles, un equipo de científicos encabezados por Marc Palahí, director del Instituto Forestal Europeo, ponen de manifiesto los errores metodológicos cometidos por el primer estudio y valoran en un 6% el incremento de la tala forestal en Europa, frente al 69% del que se hablaba en el primer trabajo.
Los autores del estudio original comparaban estimaciones de deforestación en Europa antes del año 2015 frente a sus cálculos a partir de 2016, valorando un aumento en las talas en Europa del 49% en área forestal y del 69% en cálculos de biomasa total. El estudio original y la editorial de la revista Nature ponían el foco en el incremento de las actividades integradas en la bioeconomía, como por ejemplo el uso de biomasa para uso energético y la expansión de los mercados madereros en Europa, y ponía en cuestión el desarrollo de estos sistemas de economía circular y sostenible en Europa.
En busca de los árboles perdidos
“Lo que hizo este equipo fue comparar los datos del satélite de entre 2011 y 2015 con los obtenidos entre 2016 y 2018”, explica a Vozpópuli Antoni Trasobares, director del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña (CTFC), que ha participado en el nuevo estudio. “El primer problema que ha habido es que se ha mejorado mucho la red de satélites, de manera que unos datos y otros no son comparables e inducen a error. En segundo lugar, han aplicado mal la metodología y no han filtrado bien lo que corresponde a la corta forestal para diferenciarlo de las distorsiones naturales”. Dicho en otras palabras, el equipo de Ceccherini comparó datos de muy diferente resolución y al encontrar zonas donde antes había bosque y ahora no, atribuyeron ese 49% de superficie a la tala forestal, cuando en realidad se debe a otros fenómenos, como incendios o plagas.
“Hemos replicado los resultados del estudio y los hemos enviado a analizar a más de 30 científicos de 13 países diferentes”, asegura Palahí. “No hay evidencias que demuestren las tendencias de incremento en las talas publicadas en este artículo, y mucho menos en las causas que los autores asocian a dicho aumento “. Palahí recalca que han detectado inconsistencias en las series temporales de imágenes de satélite, que invalidan los cálculos empleados en el primer estudio y han “identificado causas naturales de deforestación o defoliación que los autores atribuían erróneamente a la extracción maderera industrial”.
Contraste con los datos reales
“Al ver aquellos resultados rápidamente nos movilizamos especialistas de trece países y expertos en satélites, que vimos claro que la manera de combinar los datos de satélite había confundido pérdidas de bosque por viento, nevadas o incendios o insectos, lo que les daba un sesgo importante”, aclara Trasobares. “Para el que no conoce el tema, en la práctica este resultado tenía un gran impacto porque sería un cambio de fondo, pondría en duda las políticas hacia el Green Deal de la Unión Europea. El estudio asignaba pérdidas de bosque que no coincidían con los inventarios de los países y que al contrastarlo con los ingenieros que trabajan a pie de campo, no se correspondían con la realidad”.
El estudio original atribuía a talas las caídas de árboles provocadas por viento, incendios e insectos
Gracias a la colaboración de administraciones como el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno, explican desde del CTFC, se vio que muchas de estas zonas que se atribuían a talas en realidad eran áreas afectadas por caídas de árboles provocadas por viento, incendios, y principalmente debidas a daños producidos por insectos. Un buen ejemplo, aseguran, son las amplias áreas afectadas por la procesionaria del pino que se identificaron en Cataluña y Aragón, que sus investigadores pudieron contrastar los resultados del artículo publicado en Nature con la Dirección General de Ecosistemas Forestales y Gestión del Medio del Departamento de Agricultura de la Generalitat.
Bosques bajo amenaza
Una vez descartados los errores, los autores de la réplica han estimado que el aumento en las talas en Europa es del 6%, y no del 69%, como se apuntaba en el primer artículo de Nature y que este aumento se debe principalmente a la recuperación económica y al aumento de los precios tras la recesión 2008-2012. El estudio de Nature, aseguran, no tuvo en cuenta estas tendencias en la economía mundial, atribuyendo el aumento únicamente a las nuevas políticas europeas que favorecen el desarrollo de la bioeconomía circular.
Los autores de la réplica han estimado que el aumento en las talas en Europa es del 6%, y no del 69%
La conclusión más interesante de esta revisión es que los autores aseguran que “estos desastres naturales acelerados por el cambio climático que están afectando la salud de nuestros bosques están teniendo un papel sin precedentes en Europa, ya que en los últimos años su incidencia ha aumentado enormemente por todo el continente”. Añaden, además que “necesitamos un esfuerzo colectivo, involucrando diferentes fuentes de datos provenientes de varios países y disciplinas dispares, para poder comprender mejor los efectos del cambio climático, los desastres naturales, así como el inducido por la propia gestión forestal en los bosques”.
Referencias: Concerns about reported harvests in European forests (Nature, 2021). https://doi.org/10.1038/s41586-021-03292-x | Abrupt increase in harvested forest area over Europe after 2015. (Nature, 2020). https://doi.org/10.1038/s41586-020-2438-y