La manera en que el bebé consigue extraer la leche del pecho de su madre durante la lactancia ha sido objeto de debate durante más de un siglo. Las últimas evidencias muestran que el secreto no está en la presión de la mandíbula del niño sobre el pezón, sino en el sistema de vacío que se crea en la cavidad bucal durante el proceso. La última prueba la presentan esta semana en la revista PNAS un equipo de científicos encabezados por el israelí David Elad, quienes han analizado el proceso mediante imágenes por ultrasonido.
Su análisis demuestra que la extracción de la leche es un proceso dinámico que requiere un movimiento periódico de la mandíbula, una ondulación de la lengua y el reflejo de eyección de la leche del pezón. Mediante la reconstrucción del sistema en un modelo 3D, los científicos han demostrado que durante el proceso se producen una serie de variaciones periódicas de presión de vacío dentro de la cavidad bucal del niño, de manera que la leche sale con facilidad y sin esfuerzo por parte del lactante.
Durante este tiempo, la parte trasera de la lengua permanece como un apoyo rígido mientras que la parte delantero se mueve onduladamente para producir estas variaciones. "Durante el amamantamiento", aseguran los autores del trabajo, "las tareas de chupar, tragar y respirar son coordinadas por el sistema nervioso central de tal manera que permite al bebé alimentarse de manera continua sin interrupciones para respirar".
El secreto está en las variaciones periódicas de presión atmosférica dentro de la boca
¿Cuánta presión se genera en la boca del niño para extraer la leche? Los científicos aseguran que son unos -27 milibares y confirman que se produce por los cambios de aire dentro de la boca producidos por los movimientos de mandíbula y lengua. El proceso, en cualquier caso, apenas requieren esfuerzo del bebé, que una vez que acopla la boca en el sistema areola-pezón, extrae la leche gracias al reflejo de succión.
Referencia: Biomechanics of milk extraction during breast-feeding (PNAS)
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