Los terópodos, como el Tyrannosaurus rex, conformaron un amplio grupo de dinosaurios carnívoros y bípedos. Estos predecesores de las aves actuales, que vivieron durante el Cretácico Superior –hace entre 100 y 66 millones de años–, mataban a sus presas utilizando una mordida de agarre y desgarre: hincaban sus afilados dientes en ella y tiraban hasta descuartizar los trozos de carne.
Los dinosaurios carnívoros se alimentaban de presas más o menos fuertes en función de su mordida
Así lo ha demostrado un estudio a partir de restos de estos animales encontrados en España y Canadá, que confirma que, para conseguir comida, utilizaban la técnica de pinchar y tirar. Esta forma de alimentarse dejó en sus dientes pequeñas marcas de desgaste, estrías microscópicas dispuestas en dos formas: unas paralelas y otras oblicuas al filo del diente.
“Los dinosaurios de este amplio grupo vivieron en el mismo periodo de tiempo y en el mismo lugar. Por eso es importante saber si competían por su alimento o si perseguían presas diferentes”, explica Angélica Torices, autora principal del estudio y directora de la Cátedra Extraordinaria de Patrimonio Paleontológico de la Universidad de la Rioja.
El estudio del microdesgaste de los dientes en diferentes grupos de dinosaurios carnívoros indica que no todos competían por sus presas: mientras que algunos atacaban a animales grandes que oponían resistencia, otros se conformaban con los más pequeños y débiles.
Gracias a la investigación publicada esta semana en la revista Current Biology, y según Torices, podemos entender un poco mejor cómo se desenvolvían estos depredadores en su ecosistema.
Los dientes de los depredadores
Torices explica a Sinc que los dientes de los terópodos tienen una forma parecida a un cuchillo de carne, con un filo aserrado.
En función del tipo de dinosaurio al que pertenezcan, los dentículos del filo pueden ser de tres formas. En el caso de dromeosaurios y tiranosauridos son de forma redondeada, la más extendida. En los velocirraptorinos son ligeramente apuntados. Por último, los de los troodóntidos son ganchudos.
"Todos estos carnívoros mordían de la misma manera: agarre y desgarre”, explica Ángela Torices
Según Torices, lo interesante es que el microdesgaste dental de estos grupos, a pesar de la diferencia en la forma de los dentículos, presentan un patrón similar. “Los bordes de los dientes presentan un conjunto de estrías paralelas producidas en el momento de su incisión en la presa y otra clase de estrías oblicuas ocasionadas por el movimiento de desgarre cuando el dinosaurio arranca la carne de su presa”, explica la experta. “Es decir, que todos ellos mordían de la misma manera: agarre y desgarre”.
Entonces, ¿por qué esas diferencias en la forma de los dentículos?
Unos preferían presas vivas y otros, carroña
Para responder estas preguntas, Torices y Ryan Wilkinson, investigador de la Universidad de Alberta (Canadá), recurrieron a una herramienta propia de la ingeniería y la física matemática: el análisis de elementos finitos. Crearon por ordenador modelos tridimensionales de cada tipo de diente y simularon, mediante un programa informático, lo que ocurría al aplicarles la fuerza del mordisco de un dragón de Komodo, que posee unos dientes parecidos a los de estos dinosaurios.
En el ángulo óptimo para el desgarre (unos 30-40º), todos los tipos de dentículos soportaban bien la tensión, pero si la fuerza procedía de direcciones distintas, las formas ganchudas y las apuntadas acababan rompiéndose.
Al poder morder tan solo en un ángulo determinado, las presas de algunos grupos de dinosaurios se limitaban: tendrían que ser animales muertos (carroña), más blandos o que apenas se movieran. Esto apunta, según la paleontóloga, a la partición de nichos ecológicos para no competir por los mismos recursos alimenticios.
Nunca se habían abordado las diferencias en la alimentación de los dinosaurios de forma tan exhaustiva
Los troodóntidos –con el cerebro de mayor tamaño en relación con su cuerpo– y los dromeosáuridos –considerados lagartos corredores– posiblemente prefiriesen distintos tipos de presa cuya caza no exigía clavar y desgarrar. Además, los troodóntidos requerían menos fuerza en sus mandíbulas que los dromeosaurios.
“Los dromeosaurios –concreta Torices– estarían más capacitados para cazar presas en movimiento y procesar dietas más duras, incluyendo algo de hueso, mientras que los troodóntidos podrían estar limitados a animales más pequeños e inmóviles o blandos, que requirieran una fuerza de mordida menor”.
“Este estudio tiene mucha repercusión, nunca se habían abordado las diferencias que podrían existir en la alimentación de estos tipos de dinosaurios de una manera tan exhaustiva”, explica Torices. “Estos dinosaurios convivían en el mismo tipo de ecosistema, por eso es importante saber si estaban compitiendo por las misma presas. La investigación nos indica que no era el caso de este tipo de dinosaurios”, concluye la experta.
Referencia bibliográfico Torices, Ángela; Wilkinson, Ryan; Arbour, Victoria M.; Ruiz Omeñaca, José Ignacio, Currie, Philip J. Puncture-and-Pull Biomechanics in the Teeth of Predatory Coelurosaurian Dinosaurs. Current Biology, 26 de abril de 2018. https://doi.org/10.1016/j.cub.2018.03.042