Imagina que estás en una fiesta donde tú y varios interlocutores hacéis un corro. Dos de ellos se dirigen a ti a la vez, pero solo estabas mirando a uno. El resultado es que solo entiendes lo que te dice el primero, mientras que no sabes qué te ha dicho el segundo, aunque lo has oído. La investigadora Virginia Best y su equipo han reproducido una situación parecida en el laboratorio para entender mejor cómo interactúan la vista y el oído cuando tratamos de atender y han presentado los interesantes resultados en la reunión anual de la Sociedad de Acústica de América (ASA).
“Nuestra principal motivación fue la intuición de que la posición de los ojos podía ser especialmente importante en estas situaciones, cuando un enmascaramiento sustancial de la energía y la información”, explica Best en una presentación titulada “Un efecto de la posición de los ojos escuchando una conversación en un cóctel”. En el experimento, los investigadores emitieron varias secuencias de dígitos mediante cinco altavoces colocados alrededor de los participantes y les pedían que repitieran el número que salía de uno de los en concreto. En algunos casos, les pedían que fijaran la mirada en el altavoz que debían escuchar y en otros que se fijaran en otro diferente. Para asegurarse de que estaban registrando bien los datos, los autores siguieron la mirada de los participantes mediante la técnica de “eye-tracking” para saber qué estaban mirando de verdad en cada momento.
La actuación óptima depende del alineamiento entre la atención visual y la atención auditiva
El resultado, asegura Best, demuestra que la dirección de la mirada juega un papel muy importante durante las situaciones multitarea y sugiere que la actuación óptima depende en gran medida del alineamiento entre la atención visual y la atención auditiva. “Nuestra tarea es teóricamente aplicable a cualquier situación en que hay voces compitiendo, incluidas las fiestas, los restaurantes o las reuniones”, explica Best. “La razón por la que pasamos mucho tiempo estudiando estas situaciones es que son extremadamente difíciles para las personas con sordera o con dispositivos de audición”. En su caso, identificar el movimiento de los labios es muchas veces esencial para entender al interlocutor, aunque como demuestra este experimento, en el fondo nos sucede un poco a todos.