En los años 60, mientras estudiaba el registro fósil del continente americano, el paleontólogo Paul S. Martin se dio cuenta de que todos los animales de gran tamaño (a partir de 45 kg) desaparecían súbitamente al llegar una fecha. Hace aproximadamente 50.000 años osos gigantes, mamuts y otros grandes mamíferos fueron borrados paulatinamente de la faz de la Tierra por algún acontecimiento novedoso. Cuando otros científicos estudiaron la fauna de otros lugares, como Australia, el registro decía lo mismo. Canguros gigantes, leones marsupiales y pájaros de un tamaño descomunal, desaparecieron a partir de la misma fecha sin dejar rastro. Y en todos los casos la extinción coincidía con un hecho: la llegada de los primeros humanos a la zona.
Mamuts, osos gigantes y grandes marsupiales desaparecieron de pronto hace 50.000 años
Con todas estas pistas Martin y otros lanzaron la llamada hipótesis “Overkill” (algo así como “matanza excesiva”) que atribuye la extinción de los animales más grandes al acoso de los primeros humanos con sus cacerías y la expansión de su territorio. Pero el asunto no estaba ni mucho menos claros y otros científicos aportaron pruebas de variaciones climáticas y posibles causas de la extinción al final de la última glaciación. Ahora, un equipo de investigadores liderados por Alan Cooper presenta en la revista Science un estudio completo con datos genéticos y paleoclimáticos que intenta poner claridad al asunto y en el que el veredicto exculpa a los humanos.
El trabajo, que se basa en el análisis de restos genéticos de más de 50.000 años y los datos climáticos de los núcleos de hielo extraídos de Groenlandia, entre otras fuentes, y muestra una relación cercana entre la desaparición de los grandes animales del Pleistoceno y rápidos episodios de calentamiento en los periodos llamados "intersticiales" (fases regulares de ascenso de la temperatura). Aún así, reconocen que este cambio climático pudo hacer más vulnerables a las grandes especies y que el "acoso" de los humanos tuviera cierto papel en su desaparición, pero desde luego no fue el factor determinante.
Los periodos de calentamiento fueron la causa directa, pero el humano pudo ayudar.
El estudio se enmarca dentro de un especial de la revista Science sobre los avances en el estudio de ADN antiguo gracias a la simplificación de las técnicas. La capacidad para estudiar el material genético de forma generalizada está sirviendo para repensar muchas de las ideas que teníamos sobre los humanos del pasado, incluida su hibridación con los neandertales, para conocer mejor su dieta, forma de vida y las enfermedades que los acosaban. Catapultando a la paleogenética, dicen en Science, a una edad de oro.
Referencia: Abrupt warming events drove Late Pleistocene Holarctic megafaunal turnover (Science)