El biólogo celular e investigador estadounidense Randy Schekman (Minnesota, 1948) ganó en 2013 el Nobel de Medicina. Aprovechó la ocasión para criticar duramente la burocracia científica y el sesgo que existe para evaluar las investigaciones que se publican en las revistas más populares. Schekman continúa en esta lucha, a la vez que con sus estudios en los que busca explorar nuevas áreas e ir “a mi propio ritmo, siguiendo mi propia intuición y no estar condicionado por otros factores”.
Ha participado recientemente en Barcelona en un congreso para hablar de los exosomas. ¿Qué papel tienen en la investigación médica actual?
La mayoría de las células de nuestro cuerpo mueven proteínas dentro de ellas para construir pequeñas portadoras llamadas vesículas, que son diminutas membranas que tienen moléculas de proteínas y de lípidos, y las mueven. Las vesículas extracelulares, también denominadas exosomas, no son solo portadores de moléculas de proteínas, sino que contienen además pequeñas piezas de ARN que pueden controlar la expresión de los genes dentro de las células.
Dice que pueden revolucionar la biomedicina, ¿de qué forma?
De diferentes maneras. Una de ellas es que las vesículas pueden formar parte de la comunicación intercelular, cambiando el patrón de la expresión génica. Esto es algo normal en el desarrollo celular, pero cuando existe una enfermedad, el patrón de producción de estas vesículas extracelulares cambia y un pequeño tipo de ARN en ellas también. Las dolencias como el cáncer, según su naturaleza –los tumores cancerosos las producen en abundancia– pueden tener diferentes moléculas de ARN, que ayuden a predecir su desarrollo antes de que aparezca cualquier síntoma.
"La esperanza es que con una muestra de sangre permita diferenciar a una persona sana de otra enferma"
¿Cómo se haría el diagnóstico?
La esperanza es que con una muestra de sangre en una prueba rutinaria, este pequeño ARN en los exosomas sea suficiente para diferenciar a una persona sana de otra enferma, mucho antes de que tenga secuelas de la enfermedad. Así, cuando vas al médico para hacer un análisis, esta sería una de las pruebas que te harían: medir los gases nucleares en las pequeñas vesículas extracelulares que están en la sangre. Si detectaran estos cambios, se podría comenzar un tratamiento.
¿Serviría solo para el desarrollo de nuevos fármacos o también para la prevención del cáncer?
Para un nuevo tratamiento con fármacos, tal vez con el tiempo para prevención también. El objetivo es que si se observa algún cambio que sugiera la enfermedad, habría que intervenir terapéuticamente para dar respuesta a esa dolencia. Muchas compañías biotecnológicas ya están explorando los diferentes gases nucleares que están en las vesículas extracelulares en sangre, en diferentes tipos de cáncer.
¿Y en un tumor avanzado?
Estas pequeñas vesículas extracelulares, que son producidas por un tumor primario, pueden moverse en el torrente sanguíneo y ser absorbidas por diferentes tejidos. Algunos los modifican de tal manera que se convierten en un buen receptor ideal para que un tumor primario migre y se establezca, es decir, lo que se conoce como metástasis. Si se halla una manera de intervenir para bloquear la producción o la orientación de esta vesícula extracelular, tal vez se podría prevenir el cáncer metastásico en el futuro.
¿Es una técnica exclusiva para el cáncer?
Hay otras dolencias que pueden ser diagnosticables de esta manera. De nuevo, los cambios en las células enfermas que las causan o los diferentes tipos de ARN, se pueden observar muy pronto en el desarrollo de la enfermedad. Cuanto antes se pueda intervenir, más fácil será el tratamiento.
¿Qué avance médico le gustaría que se produjese en este siglo?
El mayor peligro ya no es tanto el cáncer –porque estamos logrando progresos–, como las enfermedades neurodegenerativas. Mi esposa murió de Parkinson hace un año y sufrió demencia durante mucho tiempo. No existe nada para detener esta enfermedad, puedes tratar algunos de los síntomas, pero nada más. Una vez que la demencia se establece es una carrera cuesta abajo y no hay nada que hacer. Se han invertido miles de millones dólares en estas enfermedades sin resultados.
“El mayor peligro actualmente no es tanto el cáncer como las enfermedades neurodegenerativas”
Le ha afectado de forma directa, ¿qué dificultades encuentran las personas que cuidan de alguien con una enfermedad neurodegenerativa?
Es un gran problema, porque a medida que la población envejece, estas enfermedades se vuelven más comunes. Es enormemente costoso cuidar y mantener a estas personas sanas y vivas. Lo que quiero decir es que la atención primaria para alguien que padece demencia puede suponer un coste que lleve a las familias a la bancarrota y todavía no hay un tratamiento efectivo. Cada vez es más prevalente y más devastador económicamente. Las compañías farmacéuticas que invirtieron miles de millones de dólares sin progresos, han parado los programas de investigación porque no ven resultados económicos. Ahora, está resurgiendo una preocupación por parte de los gobiernos, de agencias privadas, así como de la filantropía para invertir en ellos.
¿Has sido muy crítico con las publicaciones científicas de pago? ¿En qué momento cambió su forma de pensar sobre ellas?
Sucedió con el tiempo. Hace 12 años me convertí en editor de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). Todas las decisiones de esta publicación las toman prominentes académicos en activo. La revista se mide por un número llamado factor de impacto diario, que básicamente mide la popularidad, no el conocimiento. Este índice fue creado para que los bibliotecarios lo usaran solo para decidir a qué revistas suscribirse. No estaba pensado como para ponderar el conocimiento, por lo que es completamente inapropiado.
“El factor de impacto diario mide la popularidad, no el conocimiento”
¿Qué alternativas existen?
Las revistas, particularmente las comerciales, se basan en él para vender. Contratan editores profesionales para que tomen decisiones sobre qué artículos se revisarán y qué artículos se publicarán. Sacan a la luz estudios importantes pero, personalmente, creo que estos editores no están cualificados para juzgar conocimientos realmente originales. Desafortunadamente, su política y su plan de negocio favorecen el uso de este tipo de expertos, en lugar de académicos, para tomar la decisión final sobre qué trabajo se publica. En mis años como editor de PNAS aumentó mi preocupación y decidí crear una nueva revista, eLife, para dar un impulso contra el uso de este factor de impacto.
¿Cómo miden en eLife la calidad de los estudios?
Tenemos académicos en una junta editorial. Ellos deciden, basándose en su conocimiento, qué es una contribución importante. Es una revista selectiva, pero no tan ridículamente como Nature o Science. Estamos tratando de reducir la influencia de las revistas comerciales pero es una lucha muy difícil. El uso de este factor de impacto numérico está profundamente arraigado en la cultura de los académicos, los gobiernos, las agencias de financiación y los equipos. Cuando gané el premio Nobel decidí usar mi pequeña posición para hacer una declaración pública y de repente la gente me escuchó, aunque no estuvieran de acuerdo conmigo.
¿Ha encontrado apoyo de sus compañeros de profesión desde entonces?
Sí, muchas personas están de acuerdo conmigo, pero la mayoría se sienten impotentes para hacer algo al respecto. Porque, como digo, está muy arraigado, en la cultura biomédica en particular. Yo tengo la oportunidad, viajo por todo el mundo, hablo con personas en posición de poder y trato de persuadirlos. El factor de impacto en sí para mí es un número falso, es una fake news.
"Las revistas comerciales son muy poderosas porque tienen marcas muy fuertes"
¿Por qué unas investigaciones se ponen más de moda que otras?
Es una decisión muy personal del científico. A algunas personas les gusta trabajar en áreas populares para poder publicar en estas conocidas revistas. Otros prefieren trabajar por su cuenta, en algo nuevo. A mí nunca me ha gustado trabajar en cosas en las que otras personas ya están trabajando. Prefiero trabajar a mi propio ritmo, siguiendo mi propia intuición y no estar condicionado por otros factores. Esta área de las vesículas extracelulares tiene mucho potencial, pero la mayor parte de los estudios existentes no están al nivel de calidad que esperaba. El estándar no ha evolucionado en este campo. Creo que con mi experiencia en bioquímica puedo hacer un trabajo mejor para comprender el funcionamiento de estas moléculas de ARN.
¿Cree que el movimiento ‘open access’ es el futuro?
Sí, cada vez más personas publicarán en acceso abierto. Pienso que es algo importante para comunicar la ciencia hecha con inversión pública, pero no es el único problema que existe. De nuevo, las revistas comerciales y editores como Elsevier y Springer son muy poderosos porque tienen marcas muy fuertes. No van a renunciar a la lucha por los ingresos que les supone, obviamente lo hacen con fines de lucro, que es totalmente lícito. No estoy en contra de eso, pero solo si lo que hacen realmente es un producto mejor, que no creo que lo hagan.
* Eva Rodríguez es periodista y redactora de SINC especializada en información sobre ciencias naturales y sociales.