Kathleen Folbigg, conocida como una de las mayores asesina en serie de Australia ha resultado ser inocente. El fiscal general de Nueva Gales del Sur, Michael Daley, ha confirmado este viernes que el caso de una mujer condenada a prisión en 2003 por la muerte de sus cuatro hijos, presentaba "dudas razonables" sobre su culpabilidad, por lo que ha ordenado su indulto y su puesta en libertad.
El primer hijo del matrimonio Folbigg murió en 1989 mientras dormía y tiempo después el segundo hijo de la pareja fallecía en el hospital tras una crisis epiléptica. Los esfuerzos de Kathleen por ser madre no daban sus frutos y perdió a otros dos hijos más a causa de una miocarditis.
La muerte de los pequeños en condiciones tan similares fue suficiente para que el tribunal condenase a prisión a Kathleen Folbigg por matar a sus cuatro hijos en 2003. Veinte años después la justicia la ha exonerado gracias a la ciencia.
El veredicto de la justicia australiana ha estado condicionado por la investigación de Carola García Vinuesa, una genetista española que ha logrado demostrar que los menores habían heredado una mutación genética que provoca arritmias letales.
La doctora andaluza, experta en enfermedades raras y complejas era la investigadora principal del Centro de Inmunología Personalizada de Australia. Desde allí lidero una equipo de 90 científicos, entre ellos premios nobel, con el fin de reabrir el caso y demostrar que dos de los cuatro hijos de Kathleen tenían una rara mutación genética que podía causar su muerte súbita.
Descubrimiento sobre el lupus
El nombre de García Vinuesa ha saltado a las portadas de medio mundo gracias a este mediático caso, sin embargo, su nombre ya era conocido en el ámbito médico y es que la carrera de esta científica española ha sido meteórica.
Entre sus logros profesionales más destacados se encuentra el hallazgo de una mutación en un único gen llamado TLR7 implicado con la aparición del lupus. El descubrimiento fue posible gracias al caso de niña española que sufría esta enfermedad. El estudio realizado por el equipo de Vinuesa se sabe que hay genes alterados que pueden estar implicados en su aparición, aunque no pueda afirmarse que el lupus sea hereditario.
Tras años de hitos científicos, la reputada doctora ha logrado conseguir una plaza en la prestigiosa Royal Society a la vez que dirige su propio laboratorio en el Instituto Francis Crick de Londres.