El registro de los galeones españoles hundidos en el Atlántico desde el año 1500 ha servido al equipo de Valerie Trouet para reconstruir la frecuencia de huracanes en los últimos 500 años y obtener datos sobre el clima del planeta. En su trabajo, publicado esta semana en la revista PNAS, los científicos cruzaron los datos de barcos hundidos por tormentas con los que aparecen en los anillos de árboles centenarios de Florida y obtuvieron un patrón coincidente.
Han documentado más de 650 naufragios y analizado decenas de anillos en pinos de Florida
La idea surgió durante un congreso en Arizona en 2013, cuando el especialista Grant Harley mencionó que los anillos de algunos árboles en los cayos de Florida mostraban el registro de huracanes desde 1707. Cuando se produce una de estas tormentas, el crecimiento de las plantas se retrasa y la reducción se refleja en los anillos de su tronco. La española Marta Domínguez-Delmás, de la Universidad de Santiago, pensó que quizá sería buena idea analizar la madera de los galeones españoles hundidos, datarlas y analizar esas huellas, y los tres investigadores se pusieron de acuerdo para reconstruir la historia de los huracanes en el Caribe a partir de aquellas pistas.
En el trabajo final ha sido determinante el registro de cada hundimiento recogido en el libro de Robert F. Marx "Shipwrecks in the Americas: a complete guide to every major shipwreck in the Western Hemisphere" y la lista elaborada por Steven D. Singer en "Shipwrecks of Florida: A comprehensive listing". Los dos libros contienen una lista de galeones españoles hundidos en el periodo entre 1495 y 1825 y los científicos comprobaron que los datos coincidían con lo que decían los anillos de los árboles en Florida entre 1707 y 1825.
El registro observacional de los huracanes en esta zona se remonta a 1851, pero gracias a estos nuevos datos los científicos podían ir mucho más atrás en el tiempo para comprobar qué sucedió con el clima a largo plazo. En concreto, Trouet y su equipo identificaron más de 650 naufragios y analizaron decenas de anillos en pinos ellioti (Pinus elliottii) de la costa de Florida, cuyo análisis coincide con el registro oficial entre 1850 y 2009.
Entre 1645 y 1715 los huracanes descendieron, coincidiendo con el mínimo de Maunder
Con todos estos elementos, los autores del estudio descubrieron un periodo en el que la frecuencia de huracanes se redujo en un 75% y que tuvo lugar entre 1645 y 1715, coincidiendo con lo que se conoce como "mínimo de Maunder", un periodo en el que las manchas solares prácticamente desaparecieron del Sol y se produjo la llamada "pequeña edad de Hielo" en Europa. "No estábamos buscando el mínimo de Maunder", explica Trouet. "Simplemente emergió de los datos".
Para los autores, un descenso en el número de huracanes durante este periodo tiene sentido, puesto que se produjo un enfriamiento global del océano y los huracanes se activan a partir de un aumento de temperatura en el mar. A pesar de los resultados, la conclusión no indica necesariamente un mayor calentamiento aumente la frecuencia de huracanes, aunque hay algunos estudios que apuntan en este sentido. Conocer que el número de huracanes desciende cuando el planeta recibe menos energía del sol ayudará a conocer mejor el efecto que tienen los grandes cambios en la radiación - incluidos los que tienen que ver con el efecto invernadero - en la frecuencia de estas tormentas. Trouet espera también que ayude a mejorar las predicciones y a entender mejor los efectos del cambio climático.
Referencia: Shipwreck Rates Reveal Caribbean Tropical Cyclone Response to Past Radiative Forcing (PNAS)