Algunas criaturas, como la polilla del tabaco (Manduca sexta), pasan sus pocos días de vida en unas condiciones de luz muy cambiantes. El equipo de Simon Sponberg quería averiguar, concretamente, cómo se apañan estas pequeñas polillas para alimentarse de flores durante las últimas horas del atardecer y la noche a pesar de que su visión y capacidad de respuesta se ven muy reducidas.
Para comprobarlo, los investigadores han llevado a cabo una serie de experimentos consistentes en observar el comportamiento de las polillas delante de una flor robótica, que contenía néctar y oscilaba a diferentes frecuencias. Lo que han visto, explican este jueves en la revista Science, es que las polillas han desarrollado la capacidad de distinguir las oscilaciones de las flores en la oscuridad y distinguir aquellas de las que se pueden alimentar. Además, aseguran, acoplan sus movimientos a este balanceo causado por el viento.
las flores robóticas estaban programadas para moverse de lado a lado con varias frecuencias. Lo que mostraron las pruebas es que la respuesta de las polillas era un 17% más lenta en la oscuridad, pero que el ritmo al que se balanceaba la flor era un factor determinante. Cuando se movía con una frecuencia mayor a 1,7 hertzios, la polilla tenía serios problemas para localizarla. Sin embargo, con las flores que se movían a una frecuencia menor no había problema.
Analizando los movimientos de las flores de las que se alimenta la polilla en la naturaleza los científicos vieron que el 94% de ellas se mueve por debajo de los 1,7 hertzios, lo que les lleva a pensar que se ha producido un proceso de compensación que permite a estos insectos distinguir el alimento a pesar de perder capacidad visual por las condiciones del ambiente.
Referencia: Luminance-dependent visual processing enables moth flight in low light (Science)
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