Sabemos que algunas ballenas y algunas aves son capaces de moverse miles de kilómetros a lo largo del planeta en sus migraciones anuales y que, entre los insectos, las mariposas monarca se desplazan hasta 4.000 km de un lado a otro de Norteamérica. Pero al lado de los viajes de la libélula Pantala flavescens estas migraciones parecen un pequeño paseo.
Estas criaturas son los más intrépidos viajeros de larga distancia
Un equipo de investigadores liderado por Jessica Ware confirma esta semana en la revista PLOS ONE que estas criaturas son los más intrépidos viajeros de larga distancia y que pueden moverse hasta 7.000 km al año entre continentes. El estudio se ha basado en el análisis genético de ejemplares de esta libélula capturados en lugares tan apartados como Texas, el este de Canadá, Japón, Corea del Norte, India y Sudamérica y ofrece un resultado inequívoco y sorprendente: todos estos individuos tienen perfiles genéticos iguales, de modo que pertenecen a la misma especie.
Mapa de la distribución mundial de la especie (Wikimedia Commons)
Este resultado indica que, de alguna manera, las libélulas Pantala se las apañan para viajar distancias extraordinarias, apareándose unas con otras y creando una enorme comunidad de individuos que no existiría si no se movieran entre continentes. "es la primera vez que alguien mira los genes para comprobar cómo de lejos viajan estos insectos", asegura Ware. "Si las Pantala de Norteamérica solo se aparearan con las de Norteamérica, y las japonesas solo con las japonesas, veríamos que los resultados genéticos varían entre ellas", explica la investigadora. "Dado que no vemos eso, lo que sugiere el estudio es una mezcla de genes a los largo de enormes distancias geográficas".
La pregunta es: ¿cómo logran salvar las libélulas estas enormes distancias? Hasta ahora se conocía su capacidad para viajar. Se han documentado especialmente sus movimientos en masa entre las islas del océano Índico, Asia y África, un viaje en el que las libélulas que parten no son las mismas que llegan al destino, pues se necesitan hasta cuatro generaciones para completar la ruta. Los científicos creen que sus características anatómicas tienen mucho que ver. "estas libélulas tienen adaptaciones que han incrementado su superficie en las alas, lo que les permite usar el viento para ser empujadas. Ellas aletean y aletean y después planean durante largos periodos, gastando cantidades mínimas de energía durante la maniobra", explica Ware.
Planean durante largos periodos, gastando cantidades mínimas de energía
Lo paradójico, y lo que muestra lo intrincada e interesante que puede ser la evolución, recalca la autora del trabajo, es que una buena parte de los miembros de la misma familia de insectos "ni siquiera se mueven de la charca en la que nacen, y viajan apenas diez metros en todas sus vidas". La libélula Pantala, en cambio, es capaz de recorrer el planeta volando por encima de 1000 metros y evitando las temporadas de monzones y huracanes.