Quien alguna vez se haya planteado encender un fuego con solo sus manos y su ingenio se ha dado cuenta, más pronto que tarde, de que no es cosa fácil. Es por eso que los aficionados a la supervivencia, incluidos algunos participantes en programas de televisión en los que solo pueden llevar un único utensilio, optan por llevar consigo un sistema para encender fuego. Y es que el fuego es crítico para sobrevivir en un entorno siempre hostil: proporciona calor, luz en la oscuridad, ahuyenta a posibles depredadores y permite cocinar los alimentos y librar al agua de microorganismos que podrían matarnos a las primeras de cambio.
Ni se nos ocurre que los primeros humanos pudiesen usar la química
Es por todo esto que se suele pensar que los humanos primitivos conservaban el fuego como algo fundamental, con uno o varios miembros del grupo encargados de mantener la llama que hubieran podido encontrar por casualidad, en un incendio causado por un rayo, por ejemplo. Ni se nos ocurre que los primeros humanos pudiesen usar la química, cerillas o cosas así, para encender fuego.
Todo esto podría estar a punto de cambiar si se confirma una idea lanzada por un equipo de investigadores encabezado por Peter Heyes de la Universidad de Leiden (Países Bajos) y publicada en Scientific Reports. Según estos investigadores los neandertales habrían usado aditivos químicos para facilitar el encendido del fuego.
Se han venido encontrado trozos de distintos minerales negros de distintos óxidos de manganeso en diferentes yacimientos neandertales desde hace muchos años. Hasta ahora se pensaba que se habían usado como una fuente de pintura corporal, ya que se encuentran junto a otros minerales de distintos colores. Sin embargo la idea no terminaba de tener sentido cuando existen fuentes para el color negro mucho más sencillas de adquirir y manejar, como las cenizas o el carbón.
Los trozos de material tenían marcas que indicaban que habían sido arañados
Heyes y sus colegas lo que proponen es que estos trozos de mineral negro no eran otra cosa que “encendedores”. Cuando los investigadores comprobaron la composición de los trozos de mineral negro del yacimiento de Pech-de-l'Azé I en el sur de Francia comprobaron que contenía mayoritariamente dióxido de manganeso, en su inmensa mayoría con estructura de pirolusita, que es muy parecido en el aspecto, pero mucho más inflamable, que los otros óxidos de manganeso.
Los trozos de mineral, además, tenían marcas que indicaban que habían sido arañados, probablemente, para obtener polvo. Usando estos mismos materiales los investigadores obtuvieron polvo de dióxido de manganeso que esparcieron sobre la madera con la que iniciar un fuego; solo con esto bajaron la temperatura de ignición a 250 ºC, cuando estas mismas virutas no consiguen arder por sí mismas a no ser que superen claramente los 350 ºC.
Este hallazgo vendría a aportar otro granito de arena más para cambiar nuestra visión de los neandertales como sinónimo de primitivo y salvaje. Los neandertales no solo conservarían el fuego, también serían capaces de crearlo de forma eficiente. Y es que los neandertales habrían sido los primeros químicos.
Referencia: Heyes, P. J. et al. (2016) Selection and Use of Manganese Dioxide by Neanderthals. Sci. Rep. 6, 22159; DOI: 10.1038/srep22159
* Este artículo es parte de ‘Proxima’, una colaboración semanal de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV con Next. Para saber más, no dejes de visitar el Cuaderno de Cultura Científica.