Hasta hace muy poco los instrumentos que mandábamos al espacio nos servían para poner los ojos más allá de la órbita, detectar exoplanetas a muchos años luz de distancia o la colisión de dos lejanas galaxias. Pero, ¿y si usamos esa tecnología para mirara hacia abajo? Las imágenes obtenidas por los satélites, con una resolución cada vez mayor, están sirviendo a los biólogos para monitorizar poblaciones de animales a las que hasta ahora tenían difícil acceso. Recientemente han comenzado a recontar ballenas francas, colonias de pingüino emperador o el comportamiento de las morsas. Y el equipo de Seth Stapleton ha puesto sus ojos en los osos polares.
En un trabajo publicado recientemente en PLOS ONE, Stapleton y su equipo presentan un nuevo sistema para contabilizar la presencia de osos polares sobre tierra firme en los periodos de deshielo, un método que podría servir a los biólogos para conocer el verdadero estado de estas poblaciones y la forma en que les está afectando el calentamiento del planeta. Durante varias semanas de septiembre de 2012, los científicos centraron la atención en la pequeña isla de Rowley, en el Ártico canadiense, e identificaron a 92 osos polares a través de las imágenes del satélite.
Este lugar en la cuenca Foxe era ideal para el estudio porque es el lugar de reunión de decenas de osos polares durante el verano, tiene un paisaje bastante llano y se queda libre de hielo y nieve, de modo que el color blanco de los osos destaca contra el fondo. Para ajustar bien su recuento, y descartar falsos positivos, los científicos ajustaron las herramientas de varias maneras. En primer lugar hicieron un reconocimiento en helicóptero de esa misma población y contrastaron el aspecto de piedras de color más claro y de los propios osos en comparación con las tomadas por los satélites WorldView-2 y Quickbird.
El sistema es aún poco preciso en la detección de los oseznos.
Alrededor de un 12% de las imágenes obtenidas, recalcan, estaba oscurecida por nubes o presentaban bancos de niebla que podían inducir a confusión. Una vez descartadas todas las posibles variables, los datos obtenidos por la interpretación del material obtenido desde el satélite se corresponde de manera bastante precisa con los datos que se habían obtenido desde tierra, lo que les hace confiar en el sistema.
Entre los aspectos que más les preocupan está la detección de grupos familiares (osas con sus oseznos). Durante el estudio los investigadores localizaron solo 5 grupos, a pesar de que desde el helicóptero se habían avistado nueve y los científicos calculan que había unos 28. Esta diferencia en las observaciones la atribuyen a que las imágenes no permiten aún distinguir bien a los oseznos, un problema que pretenden resolver con las imágenes que obtengan los satélites que se lanzarán este mismo año. Conocer el número de crías de cada año es esencial para poder analizar la demografía de estos animales y tomar medidas de protección para evitar que éstas sean las últimas generaciones de osos polares en el planeta.
Referencia: Polar Bears from Space: Assessing Satellite Imagery as a Tool to Track Arctic Wildlife (PLOS ONE)
En Next: Cómo ‘cazar’ ballenas desde el espacio.