Si alguien te pregunta de qué color es un plátano o un tomate, casi inmediatamente visualizas un tono con el que asociarías a la fruta, pero ¿estás seguro de que siempre identificarías el mismo color? Nuestra percepción es totalmente subjetiva y se ve influida por un gran número de factores, como el contexto, la luminosidad o la forma del objeto.
Un buen indicio de que nuestro cerebro está ponderando la percepción es que podemos identificar el color de un objeto en condiciones de luminosidad muy diferentes. Así, por ejemplo, una fresa nos parece roja a la luz del sol y bajo la luz de una vela, aunque si midiéramos la longitud de onda de la luz, objetivamente sería muy diferente. Este proceso se llama "constancia del color", y se realiza por un ajuste en los receptores de la retina y las neuronas de la corteza visual, pero no es el único que se pone en marcha. Nuestro recuerdo sobre cómo es un objeto, y la forma en que se presenta, también pueden alterar la forma en que percibimos el color.
Un mismo color despierta respuestas diferentes en función de propiedades como la forma
Para comprobar todos estos extremos, la investigadora Anya Hurlbert, de la Universidad de Newcastle, ha realizado una serie de interesantes experimentos sobre la percepción del color. En el primero de ellos reclutó a un grupo de voluntarios y les pidió que identificaran una sucesión de colores proyectados sobre dos tipos de figuras: la primera era una semiesfera y la segunda era la forma de un plátano. Los sujetos debían contestar de forma muy rápida si el tono que proyectaban sobre la figura - casi todos entre el amarillo y el verde - podía corresponder al de un plátano o no. "Un aspecto crucial", explica Hurlbert a Next, "es que los colores proyectados sobre las dos formas eran los mismos".
La pregunta que se hacían los investigadores si un mismo color despierta respuestas diferentes en función de la forma tridimensional sobre la que se proyecta. Y, efectivamente, así era: los voluntarios descartaban casi todos los tonos proyectados sobre la semiesfera y sin embargo aceptaban como plausibles para un plátano los que se proyectaban sobre la forma de la fruta.
El primer resultado parecía indicar que la forma de un objeto modifica la forma en que discriminamos un tono de color. Una posible interpretación, resume la autora del experimento, es que "la memoria sobre el color del plátano se active de forma más efectiva por la forma del plátano que por el disco, y por lo tanto el recuerdo del color del plátano esté fuertemente vinculado con su representación mental". En cualquier caso, lo que parece claro es que se percibe de forma diferente en cada una de las dos condiciones.
La forma de un objeto modifica la forma en que discriminamos un tono
En un estudio separado, Hurlbert y su equipo volvieron a medir la percepción del color, pero con otro planteamiento. "Esta vez lo que medimos era cuánto se acercaba el recuerdo de un color al tono más típico de un objeto", explica. Para el experimento, los sujetos disponían de un ordenador con un mando para manejar un programa en el que podían seleccionar el color que les parecía más representativo para una fruta. Y, en esta ocasión, cuando tenían delante la silueta de un plátano, su elección era mucho más certera. "La fidelidad del recuerdo del color mejora con la presencia de contornos naturales", resume Hurlbert, lo cual no es incompatible con lo demostrado en el primer experimento, sino perfectamente complementario.
Colores asignados a una manzana en distintos países. Smet et al.
Lo que se preguntan los científicos con este tipo de pruebas es cómo afectan la memoria, y otros elementos como la silueta, a la forma en que percibimos un objeto y a la llamada "constancia del color". En otros experimentos se ha puesto a prueba si la percepción varía por factores culturales y si personas de distintos lugares del planeta perciben el color de una fruta de manera sustancialmente diferente a otros, aunque los resultados no han mostrado diferencias significativas. Lo que sí han comprobado Hurlbert y sus colegas es que la presencia de elementos formales relacionados con la fruta que queremos identificar, en este caso el plátano, hace que la percepción del color sea más estable bajo condiciones cambiantes de iluminación. Es decir, la forma y el recuerdo mejoran la constancia del color y que esta propiedad no se produce solo por mecanismos sensoriales. Y que el color, además, no es solo una experiencia singular, sino "la quintaesencia de la calidad perceptual".
Referencias: The perceptual quality of color, Hurlbert, A. C. (2013) | Memory color of natural familiar objects: Effects of surface texture and 3-D shape (JoV) | If it's a banana, it must be yellow: The role of memory colors in color constancy (JoV) | Cross-cultural variation of memory colors of familiar objects (Optics Express)