La historia de cómo el perro se convirtió en el mejor amigo del hombre es antigua y fascinante. Y las últimas pruebas, publicadas este jueves en la revista Science, apuntan a que esta historia de amistad pudo tener al menos dos principios. Así lo sugiere el trabajo de Laurent Frantz y su equipo, quienes han analizado el ADN mitocondrial de 59 perros que vivieron hace entre 3.000 y 14.000 años y los han comparado con cientos de muestras de perros y lobos actuales.
"Los perros fueron domesticados en ambos extremos del viejo mundo"
Hasta ahora, los anteriores análisis genéticos apuntaban a que la domesticación se produjo una sola vez, en algún lugar de Europa, Asia central o el este del continente asiático. El trabajo de Frantz indica que existe una diferencia entre los perros de dos regiones, lo que apunta a que el fenómeno de domesticación pudo ocurrir de forma separada en dos lugares diferentes. "La mayoría de animales fueron domesticados en una sola ocasión en un solo lugar", explica Greger Larson, coautor del estudio. "Y lo que tenemos ahora son pruebas arqueológicas y genéticas de que los perros fueron domesticados dos veces".
Esta hipótesis viene reforzada por la ausencia de restos arqueológicos de perros en el territorio intermedio en un largo periodo de tiempo. "Cuando vamos al registro arqueológico encontramos perros muy antiguos en el este y en el oeste, pero en el medio lleva unos 4.000-5.000 años para aparecer", asegura Larson. "Así que las pruebas arqueológicas sugieren la existencia de dos orígenes y genéticamente lo que parece haber pasado es que los perros fueron domesticados en ambos extremos del viejo mundo. Y entonces la población del este se dirigió hacia el oeste y allí prácticamente reemplazó a los perros del oeste". Algunas especies, como el husky siberiano o el perro de Groenlandia, aseguran los autores, parecen presentar rasgos genéticos de los dos linajes, del este y el oeste.
Referencia: Genomic and archaeological evidence suggests a dual origin of domestic dogs (Science) | Imagen: Tupulak (Flickr, CC)