El púlsar J0030 se encuentra en la constelación de Piscis, a una distancia de 1100 años luz, donde rota a un ritmo de 205 vueltas por segundo. Este “faro cósmico” es lo que queda después de que una estrella masiva colapsara en forma de supernova y empaquetara más tarde su masa en un tipo especial de estrella de neutrones que rota a gran velocidad enviando chorros de energía en cada vuelta. Esto es lo que conocemos en dñua como un púlsar, y sus señales rítmicas son tan precisas que cuando en 1967 Jocelyn Bell las detectó por primera vez creyó que se trataba de mensajes de una civilización extraterrestre.
Ahora, dos equipos independientes de astrofísicos, liderados por Thomas Riley y Cole Miller, han utilizado las mejores imágenes jamás obtenidas de uno de estos objetos para medir por primera vez con precisión de su masa y su tamaño y obtener datos sobre su campo magnético.
En dos artículos diferentes publicados en el mes de diciembre en la revista Astrophysical Journal Letters, los equipos exponen las conclusiones obtenidas a partir de los datos tomados por el telescopio de rayos X NICER a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS), diseñado para estudiar este tipo de fenómenos cósmicos. Los dos equipos coinciden en determinar que el púlsar J0030 tiene el equivalente a alrededor de 1,4 masas solares en un esfera con un diámetro de apenas 15 kilómetros.
“Acoplado en una percha de la estación espacial, NICER está revolucionando nuestra comprensión de los púlsares”, asegura Paul hertz, director de la división de astrofísica de la NASA en Washington. “Los púlsares fueron descubiertos hace más de 50 años como las balizas que dejan las estrellas que han colapsado en núcleos densos y no se comportaban como nada que conociéramos en la Tierra. Con NICER podemos entender la naturaleza de estos remanentes de alta densidad de maneras que parecían imposibles hasta ahora”.
Gracias a las mediciones del telescopio de rayos X, los dos equipos pudieron también localizar los puntos magnéticos calientes del púlsar, y aquí es donde se produjo la sorpresa. Estos puntos indican los lugares más activos del campo magnético y el modelo tradicional, el que se expone en los libros de texto, prevé que la estrella se comporte como un imán de barra clásico, con dos polos definidos en el norte y en el sur. Pero lo que ven ahora los astrofísicos es que el púlsar puede tener hasta tres puntos calientes y que están todos en el hemisferio sur.
Los científicos tratan de determinar ahora por qué estas manchas magnéticas presentan esta disposición espacial y qué sucede con sus polos, pero lo que está claro es que su campo magnético no es tan sencillo como se preveía.
Referencia: Focus on NICER Constraints on the Dense Matter Equation of State (The Astrophysical Journal Letters)