Internet y las redes sociales han cambiado la forma de buscar pareja y en muchas webs se valora a los posibles candidatos en una sucesión de fotos de perfil. Algunos estudios psicológicos han demostrado que cuando se valora el atractivo en una secuencia de fotografías los que aparecen en los últimos lugares (y por tanto están más recientes en la memoria del que los visualiza) suelen ser mejor valorados que los primeros.
Se sabía que los que aparecen en los últimos lugares suelen ser mejor valorados
Pero el equipo de Jessica Taubert ha ido más lejos y ha querido medir lo que sucede cuando el atractivo se juzga en parejas de fotografías, de las cuales hay que quedarse con una, como sucede en muchas webs de búsqueda de pareja. El resultado, que se publica esta semana en Scientific Reports, indica que tendemos a valorar como más atractiva a una persona si la cara anterior nos gustaba, como si "su decisión sobre si un compañero deseable fuera con una cara de retraso".
El experimento realizado por Taubert y su equipo consistió en reclutar a 32 mujeres y preguntarles por el atractivo de 60 perfiles de hombres procedentes de una web de citas, que deberían valorar como atractivas o no atractivas. En cada intento el perfil aparecía durante 300 milisegundos y después aparecía una pantalla blanca con las opciones a valorar. Los autores del estudio descubrieron que era mucho más probable que las voluntarias juzgaran como atractiva una cara si la anterior había sido valorada también como atractiva.
Es como si "su decisión fuera con una cara de retraso"
"Desde una perspectiva evolutiva", escriben los autores, "el atractivo es una característica social clave que determina cómo de deseables somos. El atractivo no es determinado solo por nuestros atributos, sino por el atractivo de la gente alrededor de nosotros". Sus resultados, concluyen, indican la presencia de un curioso efecto psicológico en el que el entorno condiciona la valoración y se produce una especie de "amor a segunda vista".
Referencia: Love at second sight: Sequential dependence of facial attractiveness in an on-line dating paradigm (Scientific Reports) DOI 10.1038/srep22740 | Imagen: David Goehring (Flickr, CC)